Si una mecenas tan respetada e influyente como Simoneta Gómez-Acebo (Madrid, 1968) te convoca para celebrar la artesanía española, acudes a su encuentro sin dudarlo. Representante en nuestro país de la Michelangelo Foundation for Creativity and Craftsmanship y cofundadora de la Asociación Contemporánea de Artes y Oficios, la hija de Pilar de Borbón y prima de Felipe VI se ha convertido en una figura indispensable a la hora de impulsar el tejido artesanal a este lado del Mediterráneo. Una vocación que, si nos remontamos a su antepasado Carlos III, se puede decir que le viene de familia.
“Fue el rey que más promovió la artesanía, creando las Reales Fábricas”, apunta la aristócrata. Pero lo cierto es que su vinculación con este sector surgió de forma natural. “Lo mío ha sido una transición”. Centrada durante treinta años en el noble arte de la relojería y la joyería, como Directora de Comunicación de Cartier, solo era cuestión de tiempo que se sintiera atraída por el resto de oficios manuales que, desde hace más de un lustro, apoya y preserva junto a María Subrá y Belén Llamas, presentes en las imágenes, y al resto del equipo que compone la Asociación Contemporánea de Artes y Oficios.
“También están Ramón Vergara y María José Guillén. Juntos nos dedicamos a generar oportunidades para difundir el trabajo de los artesanos españoles”, explica. Suyas son la bienal Homo Faber, que reúne en Venecia a centenares de maestros y diseñadores, y las becas Homo Faber Fellowship, destinadas a garantizar el relevo generacional de la marroquinería, la cestería, la alfarería... y otras tantas actividades con siglos de tradición.
“Además de su lealtad, generosidad y calidad humana, Simoneta aporta una experiencia internacional muy valiosa de tres décadas en el grupo Richemont”, subraya Subrá. Para ellas, toda oportunidad es buena para servir al propósito que les ocupa, incluida una jornada con cinco grandes figuras de la artesanía íbera en un enclave de ensueño en mitad del campo segoviano, donde precisamente dos de ellas desarrollan su proyecto.
Hablamos del monasterio cisterciense Santa María de la Sierra, en el que Elena Goded y Camila Lanzas, madre e hija respectivamente, engendraron Ábbatte, una firma de objetos textiles hechos a mano con fibras naturales de la más alta calidad. “Todo empezó porque iban a vender las ruinas de la abadía para montar un hotel, pero afortunadamente eso no prosperó y nos aventuramos a presentar una oferta, sin tener muy claro qué haríamos con ellas. Por entonces, yo trabajaba como profesora universitaria e impartía cursos -incluyendo un taller de artesanía textil y otro sobre el vestido como fundamento de expresión- en la UNED. Fue mi marido quien tuvo la idea de llevar mi especialización académica hacia algo más práctico, enfocándonos en diseñar, tejer y teñir. Junto a mi hija, que acababa de estudiar Arte y Diseño en Londres, dimos forma a Ábbatte. Ahora, tras doce años funcionando, se ha estructurado sobre dos pilares fundamentales: la concepción y producción de piezas textiles, que lidera Camila, y la difusión cultural de este universo a través de conferencias y cursos, que recae en mí”, resume Goded.
A esta bióloga de formación, pero divulgadora por convicción, la vida le tenía reservado un bonito giro de guion. “Yo no busqué el monasterio, fue él quien me encontró a mí”, añade. La familia, que tenía una casa por la zona, un antiguo molino de agua restaurado, se topó con los vestigios de esta iglesia del siglo XVIII en uno de sus paseos por la montaña, sin prever que acabaría en sus manos poco después.
“Esto fue en 2005 y los siguientes años fueron determinantes para consolidar los restos, que se encontraban en muy mal estado. Contamos con un artesano de la zona para fijar, íntegramente y piedra por piedra, la estructura, sujetando el perímetro superior del edificio con un zuncho”. Luego vino todo lo demás.
Alrededor de este emblema de maestría, permanencia y arraigo, construyeron una cabaña para sus eventos, un taller de tejeduría donde emplean a tejedoras locales, otro de tintorería y un jardín botánico con fines didácticos, para dar a conocer el uso específico de los colores que se extraen de las plantas y se utilizan para teñir las lanas, sedas, linos, cashmeres... “Elena es, además de una de las artífices de Ábbatte, presidenta de SACo, la asociación que agrupa a las personalidades más relevantes de la artesanía contemporánea de nuestro país, que está visiblemente representada en este reportaje mediante varios de sus miembros: Silvia Delgado de Torres y Teresa Muñoz-Rojas, de la marca Iloema, y Henar Iglesias, la plumista más destacada de España”, señala Simoneta, que cada vez disfruta más coleccionando pequeñas piezas y obras acordes a su personalidad, su gusto y su bolsillo.
“Intento también, con mayor o menor fortuna, hacer un poco de cerámica con unas amigas. Para nosotras es más bien una terapia de grupo y un hobby”, confiesa la bisnieta de la reina Victoria Eugenia. Nada que ver -puntualiza- con lo que se cuece en estas páginas, regadas de una entrega absoluta y un profundo conocimiento de la artesanía, como exhiben Silvia y Teresa al frente de Iloema, la “criatura” que, en un ejercicio de reinvención profesional, concibieron para preservar el bordado español. “Queríamos poner en valor la rica y variada herencia cultural que existe en España en materia de artesanía textil”, cuentan estas dos amigas de la infancia y socias. Así que, en 2018, decidieron emprender un viaje por los diferentes lugares de la península y las islas donde todavía se borda y conocer, de primera mano, cada una de las técnicas que se aplican para, posteriormente, reivindicarlas como editoras, conectando a los artesanos que las practican con aquellos artistas que mejor pueden interpretarlas.
Prueba de este diálogo creativo son, por ejemplo, las reconocibles mesas otomanas o pufs resultantes de la colaboración entre La Real Fábrica de Tapices y el pintor Antonio Ballester Moreno, que se han convertido en un objeto fetiche para decoradores e interioristas por el saber hacer y el acabado pop que presentan. “Creemos que hay una clara tendencia por volver a valorar la artesanía que sobrevive a las modas y está realizada a mano y con materiales nobles”, reflexiona este tándem, algo con lo que coinciden las diferentes voces que se dan cita en este tema.
“Lo local, creado para durar y que se transmite de una generación a otra, interesa más que nunca” Simoneta Gómez-Acebo
“Creo que, a raíz de la pandemia, se ha producido un cambio de contexto a nivel mundial y se ha empezado a valorar la autenticidad, la sostenibilidad y todos esos conceptos que hoy nos son muy familiares. El producto local, creado para durar y que se transmite de una generación a otra, interesa más que nunca. Otra razón es la actualización de las artesanías para hacerlas más atractivas a los nuevos públicos”, opina Simoneta. Algo de lo que sabe -y mucho- Henar Iglesias, que ha cogido un arte caído en el olvido, como es el plumario, y lo ha revitalizado.
De padre pintor y madre sombrerera, encontró su pasión a la más tierna edad, cuando a los 8 años acompañó a su madre al cierre de la última tienda en Madrid que vendía apliques de plumas. “Recuerdo pensar: ‘¿Cómo pueden dejar de inventarse cosas tan hermosas? Alguien tendrá que continuar haciéndolas’”, y ese alguien acabó siendo ella.
“Más adelante descubrí el arte plumario mesoamericano y quedé prendada de él”. Sus creaciones, engalanadas con plumas de aves, no tienen más límite que la imaginación, y la suya, que aprendió jugando entre trazos y costuras, no acostumbra a tener fin.
Quién hace qué
- Michelangelo foundation: Esta fundación (michelangelofoundation.org), de proyección internacional y sin ánimo de lucro, trabaja por proteger la artesanía y fortalecer su conexión con el diseño, la hospitalidad y las artes en general.
- Sociedad de artesanía contemporánea: Conocida por sus siglas, SACo (somossaco.com) promueve la alta artesanía española, sirviendo de paraguas a maestros, diseñadores, editores y otras personas relevantes del mundo cultural.
- Asociación contemporánea de artes y oficios: Esta organización independiente (espanaartesana.com) vela por mejorar las condiciones creativas de los artesanos, crear oportunidades para visibilizar y comercializar sus obras en nuestro país y asegurar la transmisión de saberes.
“El encargo más loco que me han pedido ha sido revestir una pared con plumas de ánade real en degradé geométrico”, revela divertida. Y como esa, otras tantas anécdotas que salpican esta reunión. “Cuando los pequeños negocios que nos dedicamos a la artesanía nos unimos, podemos hacer maravillas a la altura de nuestra grandeza”, concluye la donostiarra, a la par que Simoneta nos despide sonriente, luciendo uno de los sombreros de la creadora, en su papel de perfecta embajadora.