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HOLA LIVING 63 Casa Gaytan© VICTORIA MUNOZGT

Clara y Sofía Gaytán de Ayala: un caserío entre montañas

Para las hermanas Gaytán de Ayala, ir a Markina (Vizcaya) es retroceder en la historia de su familia y de sus raíces. Aquí guardan los mejores recuerdos de su infancia y ahora lo disfrutan junto a sus hijos. Entramos en su caserío familiar y descubrimos un mundo mágico


24 de febrero de 2025 - 17:39 CET

Sencillas, extremadamente educadas y con una simpatía natural de las que cautivan. Así son Clara y Sofía Gaytán de Ayala, dos hermanas de origen vasco que, a pesar de vivir en Madrid, no olvidan las raíces de su familia. Por eso, cada vez que pueden, se escapan a su caserío familiar en Vizcaya, un lugar mágico lleno de recuerdos donde el tiempo parece detenerse. Además, cerca de este caserío y dentro de los márgenes de la finca tienen uno de sus grandes proyectos: otro caserío donde organizan eventos, una iniciativa de su madre hace más de 25 años.

El caserío de Clara y Sofía Gaytán de Ayala© Victoria Muñoz
Clara y Sofía Gaytán de Ayala en los alrededores de su casa© Victoria Muñoz
Sofía Gaytán de Ayala, duquesa de Luna (izquierda), y Clara Gaytán de Ayala pasean con su perrita Gilda por uno de los muchos caminos llenos de árboles que rodean su caserío familiar.

-¿Qué significa este lugar para vosotras? 

-Para nosotras esta casa significa familia, un lugar de encuentro que nos recuerda a nuestra infancia. Hemos pasado veranos, Semanas Santas, navidades… y no solo nosotras, sino también nuestros hijos.

-¿Cuál es la historia de esta casa? ¿Desde cuándo pertenece a vuestra familia?

-Nosotras venimos de una familia vasca, llamada Barroeta, que vivía desde antes del siglo XIII en la torre de Barroeta, a pocos metros de aquí, y que actualmente pertenece a unos primos nuestros. Esta casa, junto con casi 40 caseríos más, pertenecía a la familia. En el siglo XVIII, los Barroeta deciden instalarse en Markina-Xemein y se erige el palacio de Patrokua. Dicha casa se vende en los años 60 y nuestros abuelos se instalan en dos de los caseríos citados anteriormente.

Detalle del despacho© Victoria Muñoz
Detalle del despacho con un amplio ventanal con maravillosas vistas al campo.
Sofía y Clara, apoyadas en una espectacular mesa de madera,© Victoria Muñoz
Sofía y Clara, apoyadas en una espectacular mesa de madera, junto a la biblioteca de la casa. Destaca también la gran alfombra con el escudo.

-¿Qué recuerdos tenéis de las vacaciones que pasabais aquí?

-Sofía: Mi madre nos recibía a mesa y mantel; eran días de descanso para disfrutar juntos. Nada más llegar soltábamos las maletas, nos poníamos el traje de baño, hiciera bueno o malo, y nos íbamos a Lekeitio a darnos un baño. Mi madre decía que el agua del mar sanaba y además era buenísima para la salud.

-Clara: Recuerdo salir de casa y no volver hasta el anochecer. Pasábamos los días subidas en el tractor repleto de hierba recién cortada. Ordeñábamos vacas y veíamos cómo nacían los corderitos. Recogíamos huevos del gallinero y castañas de los árboles de alrededor. Un aburrimiento sano donde se aceleraba muchísimo la imaginación.

“Para nosotras esta casa significa familia. Nos recuerda a nuestra infancia. Nada más llegar nos poníamos el traje de baño y nos íbamos a darnos un baño”

-¿Qué es lo que más os gusta de este lugar tan especial?

-La casa es muy acogedora en todos los sentidos. Cuando estás aquí no quieres ir a ningún lado, ya lo decía nuestra madre: “Esta casa tiene chicle”. Nos encanta recibir a nuestros amigos y organizar comidas que se alargan hasta las mil, comer y comer y acabar con una partida de cartas y un buen gin-tonic.

-¿Cómo es el día a día en un caserío? ¿Qué planes hacéis?

-Por la mañana siempre nos vamos a dar un baño a la playa, llueva o haga sol. Sobre las dos, tomamos el aperitivo en el porche. Nunca faltan los pimientos verdes de Guernica, un queso Idiazábal y chistorra navarra. Por la tarde paseamos por el monte, hasta que se hace de noche, nos escapamos de repente a San Juan de Luz o nos vamos a merendar a casa de amigos y familiares que tienen caseríos por la zona. Nos juntamos todos, da igual la edad, y la pregunta siempre es la misma: ¿Quiénes están y cuántos vienen?

Clara y Sofía en la mesa del comedor© Victoria Muñoz
Una gran mesa de comedor para sentar a toda la familia.

“Recuerdo los días subidas en el tractor repleto de hierba recién cortada. Ordeñábamos vacas y veíamos cómo nacían los corderitos”

Una buena chimenea para disfrutar del fuego© VICTORIA MUNOZGT
Una buena chimenea para disfrutar del fuego.
El comedor© Victoria Muñoz
Telas cálidas, vigas de madera y suelos originales de barro hacen de este caserío uno de los más acogedores de Vizcaya.

-En la otra casa que hay en la finca, os dedicáis a la organización de bodas y eventos. ¿Cómo se os ocurrió la idea?

-Sí, en el caserío Bauskain celebramos bodas desde hace más de 25 años. La idea se le ocurrió a nuestra madrecuando las bodas se organizaban en la ciudad y no fuera de ellas, como ahora. Tenía mucha visión, era emprendedora y valiente, y desde luego fue nuestro referente. Fue una apuesta suya que le costó sacar adelante, ya que no contaba en un principio con el apoyo de nuestro padre. Convirtieron unas cuadras, que llegaron a albergar 70 vacas pardas alpinas, en un comedor para 400 comensales preservando la esencia de un clásico caserío vasco del siglo XV. Bauskain tiene algo especial que es difícil encontrar en otras fincas.

-¿Qué diríais que lo hace tan diferente? 

-Está rodeada de árboles centenarios y muchos los plantó nuestro padre con sus propias manos. Un tilo preside la campa principal, probablemente el más famoso y fotografiado de Vizcaya, ya que esa foto es ya todo un clásico para nuestros novios. El comedor con sus paredes de piedra y vigas de madera es auténtico y acogedor, pasan los años y no pasa de moda; y el protagonismo se lo lleva una antigua vaquería que restauró nuestra madre y que todo el mundo asocia ya a Bauskain.

Uno de los dormitorios de la casa© VICTORIA MUNOZGT
Dos de los dormitorios que, al igual que el resto de la casa, aún conservan el suelo de barro original y las vigas de madera en el techo. Para dar todavía más calidez, han optado por telas clásicas de flores y cuadros.
Otro de los dormitorios de la casa© Victoria Muñoz

“Desde pequeñas nos han enseñado a poner en valor lo que tenemos y a que nos guste lo nuestro, sin fijarnos en lo que tienen los demás.Eso es lo que intentamos transmitir a la siguiente generación" 

Clara y Sofía en la mesa de su cocina© Victoria Muñoz
Detalle del horno de leña que hay en la entrada del caserío. © Victoria Muñoz
Detalle del horno de leña que hay en la entrada del caserío.
Sofía y Clara con sus hijas, Isabela Lantero y Micaela Azlor de Aragón© Victoria Muñoz
Sofía y Clara con sus hijas, Isabela Lantero y Micaela Azlor de Aragón.

-Sois excelentes anfitrionas, parece que lo lleváis en la sangre. 

-Sofía: Mi marido heredó de su abuela paterna el palacio de Villahermosa en Pedrola (Zaragoza), que también alquilamos para bodas y eventos. Sin duda, este mundo y yo estamos hechos el uno para el otro; mis amigas me dicen que tengo que escribir un libro... ¡algún día, quién sabe!

-Clara: De pequeña, siempre me gustaba estar en la cocina alrededor de los fogones, viendo qué se cocinaba. Me encanta el mundo de la restauración y quién sabe si el día de mañana me pongo al frente de un catering. Desde luego, cuando hay un evento familiar, soy yo la encargada de organizar y preparar el menú.

-Venís de una familia vasca y dicen que aquí el matriarcado es una realidad. ¿Pasa eso en vuestra familia?

-Totalmente. Somos cuatro hermanas y, a pesar de que nosotras hemos tenido mayoría de chicos, siendo Isabela y Micaela las dos únicas niñas, creemos que son ellas las que tienen que liderar la siguiente generación con su buen hacer y sabiduría innata

“Un tilo preside la campa principal de la finca. Probablemente, el más famoso y fotografiado de Vizcaya. Se ha convertido en un clásico”

COSAS DE CASA
Sofía, junto a una de las vigas del porche trasero de la casa© Victoria Muñoz
Sofía, junto a una de las vigas del porche trasero de la casa.
Las hermanas Gaytán de Ayala posan junto a los caballos de la finca, acompañadas de sus hijas, Isabela y Micaela.© Victoria Muñoz
Las hermanas Gaytán de Ayala posan junto a los caballos de la finca, acompañadas de sus hijas, Isabela y Micaela.

-¿Os gustaría que las próximas generaciones disfruten este caserío como vosotras? 

-Desde pequeñas nos han enseñado a poner en valor lo que tenemos y a que nos guste lo nuestro, sin fijarnos en lo que tienen los demás. Y eso es lo que intentamos transmitir a la siguiente generación. Muchas veces no es fácil seguir, pero es una responsabilidad y merece la pena lucharlo, porque es entonces cuando llega el disfrute.

© Victoria Muñoz

TEXTO

Lola Delgado

FOTOGRAFÍA

Victoria Muñoz

REALIZACIÓN

Lola Delgado

MAQUILLAJE

Ana Vega

PELUQUERÍA

Ana Vega

AYUDANTE DE REALIZACIÓN

Carla Zubiaga

LOOK 1 SOFÍA

Total look de Masscob.

LOOK 1 CLARA

Falda y jersey, de Massimo Dutti; gabardina de Masscob

LOOK 2 SOFÍA

Falda de cuadros, de Gioya & Co; camisa, de Andion Clothing.

 

LOOK 2 CLARA

Pantalón y chaleco de Yerse; chaqueta de rayas de Maria de la Orden; cinturón de Antik Batik

LOOK 3 AMBAS

 Todo de Masscob

LOOK 4 SOFÍA

Camisa y chaleco de Antik Batik; falda de Coosy

LOOK 4 CLARA

Falda de Antik Batik; camisa y cárdigan de Maascob

LOOK 1 MICAELA

Falda de Maria de la Orden; jersey de Masscob; calcetines y zuecos, de Yerse

LOOK 5 SOFÍA

Pantalón de Antik Batik; camisa de Yerse

LOOK 1 ISABELA

Total look de Masscob.

LOOK 5 CLARA

Falda de Zara; cárdigan de Masscob

LOOK 6 SOFÍA

Vestido de Andion Clothing; chaquetón de Coosy; calcetines y zuecos de Yerse

LOOK 2 MICAELA

Pantalones de Masscob; camisa de Andion Clothing; chaleco de Thinking Mu; bufanda de Yerse

LOOK 6 CLARA

Jersey de massimo Dutti; gabardina de Masscob

LOOK 7 SOFÍA

Vestido y poncho de Masscob

LOOK 2 ISABELA

Pantalón de rayas de Maria de la Orden; chaleco de Massimo Dutti sobre camisa de AntikBatik; cuello de Yerse

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