Se podría decir que a Federica Palacios le sobra experiencia en la montaña. De raíces argentinas e infancia nómada, debido al trabajo como diplomático de su padre, se asentó en Suiza y se convirtió en una de las interioristas más buscadas del país. “Abrí mi estudio en Ginebra hace más de 30 años y, a lo largo de mi carrera, he tenido la suerte de completar un centenar de proyectos en todo el mundo, desde casas y restaurantes ¡hasta aviones y barcos!”, explica.
Pero si por algo se ha hecho conocida es por sus numerosos proyectos de estética alpina en la estación suiza de Gstaad, como el que ahora nos muestra. “En esta ocasión, la clave era respetar el estilo que caracteriza la zona y mantener la esencia del lugar, pero dándole un toque más contemporáneo, que se sintiera personal y cálido al mismo tiempo”, explica.
El resultado no ha podido ser más eficaz: desde fuera nada hace presagiar el moderno interior, de líneas limpias y sencillas, pero a la vez este no deja de ser acogedor y "alpino" debido al uso de la madera. Pino reciclado, en este caso. “La colaboración con artesanos locales también ha sido fundamental para lograr ese equilibrio entre tradición y modernidad que define este chalet, no podría haberlo conseguido sin ellos”, explica.
Y es que la colaboración con artesanos de distintas partes del mundo es uno de los elementos que definen su trabajo; especialmente en los últimos años, en los que ha visitado muy a menudo nuestro país debido a Studio Erhart, su proyecto más personal, una marca de decoración y estudio de interiorismo que se sirve de la artesanía española para enamorar al mundo.
“Decidí fundar Studio Erhart en 2020, junto a mi hermana y mi sobrina, para impulsar las técnicas artesanales españolas que siempre he admirado profundamente. Desde entonces, hemos empezado a trabajar en España y me he enamorado de Madrid, su gente y la energía que se respira en la ciudad. Ahora estoy muy feliz de estar desarrollando numerosos proyectos allí, intentando reflejar también en ellos el estilo y las tradiciones locales”, continúa. Algo que, a buen seguro, está haciendo de forma impecable.
En cuatro claves
RESPETO
“Para mí es lo más importante: si se trata de una casa en la montaña, hay que ser consecuente con ello, tanto en cuanto a su estética tradicional como a su funcionalidad: tiene que ser cálida, acogedora e invitar al descanso”.
MADERA
“Me gusta usar mucho pino reciclado porque aporta calidez y además es un material muy sostenible y resulta moderno y contemporáneo, sin perder ese espíritu rústico y acogedor de las casas de montaña”.
UNICIDAD
“Me gusta que cada proyecto sea único, reflejando las necesidades y la personalidad de cada cliente. Para ello entendemos a la familia, sus rutinas y su estilo de vida, y eso guía nuestro diseño”.
GEOMETRÍAS
“También me gusta mucho el contraste entre la madera y el estilo alpino tradicional con algunos elementos modernos sutiles, como los patrones que forman las vigas y listones de madera y la carpintería metálica”.