HOLA LIVING 61 Casa Jean Porsche© Javier Alonso

Jean Porsche nos muestra su ático para soñar

Todos quieren a este arquitecto e interiorista mexicano afincado en Madrid que transforma casas en lugares de cuento. Para muestra, su ático en la capital, donde nos invita a visitarlo con su ‘look’ más festivo


23 de diciembre de 2024 - 17:33 CET

Pisar el ático del interiorista Jean Porsche, un lugar único en el barrio de Salamanca, es parecido a adentrarse en un gabinete de curiosidades donde conviven sin miedo joyas como un buffet francés art déco de los años cuarenta o una cama-barco antigua inglesa con obras de arte moderno y marcas de sobra conocidas por el gran público. Porque pocas cosas le gustan más al arquitecto e interiorista mexicano, afincado desde hace veinte años en la capital, que mezclar; cuanto más, mejor, y con un resultado exquisito, como demuestran las casas de Madrid y Menorca de la coleccionista Jimena Blázquez o los restaurantes Coque y Lelong Asian Club, en Madrid, que llevan su firma. Completa el círculo su showroom, The Interiorlist, donde se pueden encontrar desde telas y papeles pintados -esos que le gusta usar con profusión y de los que presume en su ático- hasta una colección propia de venta al público de objetos, libros y curiosidades. “Me defino como minimalista barroco. Creo en eso que dicen de vivir solo con lo necesario, pero el problema llega cuando necesitas muchas cosas. Entonces te vuelves barroco”, bromea.

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HOLA LIVING 61 Casa Jean Porsche© Javier Alonso
Jean Porsche junto a la chimenea, su rincón más especial.

"Encontré este ático, que estuvo muchos años cerrado, justo cuando empezaba la pandemia y fue como si me hubiese tocado la lotería. Desde la terraza, los atardeceres son únicos"

© Javier Alonso
Sobre estas líneas, panorámica del salón, con sofás de Eichholtz tapizados en terciopelo, butacas italianas de los años 50, alfombra danesa hecha a medida y, al fondo, buffet francés de los 40.

-Hablemos de esta casa. ¿Qué es para ti lo más especial que tiene?

-Es un ático con una terraza de 40 metros cuadrados que estuvo muchos años cerrado. Lo encontré justo cuando empezaba la pandemia, así que fue como si me hubiese tocado la lotería. Los atardeceres aquí son únicos.

-¿Por dónde empezaste a decorarla?

-Una vez tuve clara la distribución, comencé a ver telas porque en mi casa quería vivir el lujo de tener las paredes enteladas. Diseñé la chimenea, otra parte importante para mí, todos y cada uno de los techos con sus molduras y cornisas, compré muebles y antigüedades, elegí la cocina, que es de Ikea -un modelo descatalogado porque el verde no gustaba- y junto a la paisajista Clara R. Spiteri monté la terraza. Quería que todo estuviera como si llevara aquí toda la vida.

© Javier Alonso
Jean Porsche, en el comedor de la casa, entre un óleo holandés del siglo XVII y figuras de Lladró. Debajo, unos candelabros de Subastas Segre y huevo de Christofle sobre una cómoda del XIX; encima, acuarela de Cristina Duclós.

“Tienes que intentar que tu casa no parezca un catálogo. Las mezclas enriquecen los espacios, y cuando uno vive en un espacio rico vive en un espacio feliz”

© Javier Alonso
© Javier Alonso

-Eres firme defensor de mezclar lo bueno con lo que no lo es tanto. Explícame un poquito más...

-Creo que, sabiéndolo mezclar, todo es bueno. También he de decir que lo bueno es relativo, porque para mí una cómoda antigua puede ser algo buenísimo y a otra persona parecerle un mueble viejo y ser feliz teniéndolo todo a estrenar de Ikea. Una vez me contaron que una persona llegó a Cuba con un contenedor lleno de muebles de esta marca y logró cambiarlo por piezas mid century de maderas tropicales como jacaranda y palisandro. Hubo quien lo tildó de timador, pero para la gente de La Habana lo suyo eran trastos viejos y salían ganando con muebles a estrenar. Lo que sí creo es que tienes que intentar que tu casa no parezca el catálogo de una marca. Y en eso consiste la mezcla, en comprar en un sitio, encontrar algo en otro, descubrir un papel pintado o una tela y mezclarla con los muebles. Estas combinaciones logran que los espacios se enriquezcan, y cuando uno vive en un espacio rico vive en un espacio feliz.

© Javier Alonso
Sobre estas líneas, sillas de Jonathan Adler y lámpara de Eichholtz (en The Interiorlist). Las paredes están enteladas con tela de Nobilis.

-Siendo como eres mexicano, ¿te gusta dar a tus proyectos un toque de tu país?

-En México el color está en la cultura pero no en las casas, aunque sí creo que todo lo que viví de esa magia que atrapa a muchos se ve reflejada en mi trabajo de alguna manera, porque mucha gente habla de mi uso del color. Eso y la forma de entender el lujo, que trato de reflejar en la distribución de las viviendas y en la funcionalidad que me enseñó la arquitectura residencial de mi país.

-¿Alguien en tu familia se dedicaba al interiorismo?

-Nadie, pero lo que sí puedo decir es que tenían buen gusto. Recuerdo a mi tía, que montaba unas casas maravillosas: entelaba las paredes y mezclaba antigüedades con otras piezas modernas, hacía cambios de distribución en sus casas de lo más interesante y todo por sí misma, sin arquitecto ni interiorista. Yo siempre tuve claro que quería ser arquitecto. Desde pequeño me llamaban la atención los interiores de las viviendas.

© Javier Alonso
En primer plano, la cocina, un modelo descatalogado de Ikea al que el interiorista añadió tiradores y campana diseñados por él mismo.

“En breve llevaré más años en Madrid que en México. Cuando vine por primera vez, todo me enamoró, desde la forma de vivir hasta la simpatía”

-¿Y cómo fue tu debut?

-Tenía 16 años y nos mudamos de una casa a un piso. Decidimos vender todos los muebles y me hice cargo de la selección de piezas nuevas. Compramos muebles de diseñadores franceses que acababan de llegar a México, y quedó muy bien. Cuando estaba estudiando Arquitectura, compramos un terreno en un club de golf en el que construimos una casa que había sido diseñada totalmente por mí. Luego murió mi madre y la vendí. La gente que venía a verla no creía que fuera un diseño de alguien de 21 años. Fue un momento de aprendizaje en el que mi mente la ocupaban el minimalismo y la estética moderna, que muchas veces es lo que se quiere en las viviendas de lujo de México.

-¿Cuál dirías entonces que fue el primer proyecto con tu singular estilo?

-Fue un piso de México que compré y empecé a reformar. A mitad de la reforma, llegó una persona que lo vio, le gustó y me preguntó si lo vendía. Le puse un precio y me dijo que sí. ¡Lo dejé hasta con sábanas y cubiertos! Fue mi primer 'llave en mano'. Era para mí, pero solo lo disfruté dos semanas.

© Javier Alonso
El pequeño salón desde el que se accede a la terraza, con sofá de Jonathan Adler y butacas de los años 60 tapizadas con tela de Nobilis. El cuadro es de Clara Cebrián.
© Javier Alonso

-Celebras veinte años viviendo en Madrid. ¿Qué te atrajo de la capital?

-¡En breve llevaré más años aquí que en México! Cuando vine por primera vez, que fue en 2002 para hacer un curso, me recordó un poco a Ciudad de México, pero en pequeñito y manejable. Se nota que tenemos las mismas raíces, y la forma de vivir, la calidad de vida, la luz, la simpatía... todo me enamoró. Cuando en 2004 me propuse irme a vivir fuera, tenía España en mi mente y en un momento de duda entre Madrid o Barcelona volví a poner un pie aquí y sentí que había vuelto a mi casa, al sitio que descubrí y en el que me siento feliz. Además, en estos veinte años he ido haciendo amigos que me quieren y me cuidan. Muchos empezaron como clientes y han acabado celebrando conmigo mis logros y mis éxitos. Tampoco podría estar donde estoy sin mi equipo en el estudio, mis carpinteros, pintores, empapeladores, ebanistas y todas las personas que se ilusionan tanto como yo cuando terminamos un proyecto. Hacen fotos porque dicen que hacemos magia. Sin ellos, la magia no existiría.

-¿Cómo te gusta disfrutar la Navidad?

-Me encanta pasear y ver escaparates y, en casa, la terraza, por el estado de las plantas, marca la pauta de cuándo va siendo hora de decorarla. La chimenea es un elemento que me recuerda a mi niñez y por eso pongo el árbol a su lado. Me siento en este rincón y consigo revivir los recuerdos de mi familia y mis amigos.

© Javier Alonso
El dormitorio del ático, presidido por una cama-barco antigua inglesa, banqueta tapizada con tela de Etro y mesillas italianas de los 50 de Verdegabán. Abajo, uno de los baños, con apliques del mercado de las pulgas de París, espejo de El Ocho y cómoda sueca del siglo XIX.

“La chimenea me recuerda a mi niñez y por eso pongo el árbol a su lado. La terraza, por el estado de las plantas, marca la pauta de cuándo es hora de decorarla por navidad”

© Javier Alonso
© Javier Alonso

'Tips' de oro

  • Adaptar el imaginario: Imagina que tu sueño a nivel decorativo es el 'old Hollywood' y quieres hacerlo realidad en tu casa. “Lo principal es que te empapes de la estética a través de libros, películas y visitas a sitios que te inspiran. A partir de aquí, hay que poner en contexto la casa y usar la imaginación. Luego, las cosas se van dando solas”, cuenta Jean Porsche.
  • Mezclas in crescendo: “Si te da miedo arriesgar, empieza por pequeños toques, como puede ser un cojín, una manta o un papel pintado. Conforme vayas teniendo confianza, ve añadiendo más cosas para crear un entorno vivible. Lejos quedan las casas ‘galería’ en las que parecía haber letreros de ‘No pasar’ o ‘No tocar’".
  • Mensaje de Navidad: “Decora la mesa siempre como si fueses a recibir a gente, aunque comas tú solo. Tienes que pensar que el principal invitado eres tú. Los adornos me gustan principalmente en rojo y verde con un toque dorado”.
© Javier Alonso
En la imagen, la terraza, un amplio espacio de relax con distintos ambientes. En la mesa, con platos y vasos de The IQ Home Collection, lucen varias esculturas de Teresa de la Pisa a modo de centros.

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