Annette Arellano nos cuenta la historia de 'Huakal', el espacio de artesanía mexicana de alta decoración

Hablamos con la emprendedora, que nos descubre una historia de solidaridad y de amor a su hija

30 de octubre de 2024 - 17:18 CET30 oct 2024 - 17:18 CET

Para entender Huakal, la tienda de alta artesanía mexicana con sede en Madrid, hay que explicar antes la Fundación Kalimori, que ayuda a personas con discapacidad intelectual y, sobre todo, conocer la fuerza de la naturaleza que es su fundadora, la emprendedora mexicana Annette Arellano. “Esta fundación la creé de la mano de otros padres con hijos con discapacidad intelectual para ayudarles en su desarrollo e integración social. La inspiración es mi hija Alexia (32 años) que nació con una discapacidad. Con ella he aprendido lo cruel que puede llegar a ser la sociedad con personas diferentes (que tienen algún tipo de discapacidad)”.

“La inspiración para todo el proyecto es mi hija Alexia. Con ella he aprendido lo cruel que puede llegar a ser la sociedad con las personas diferentes”

Annette Arellano, creadora de la Fundación Kalimori y la tienda de decoración Huakal (Claudio Coello, 16. Madrid / huakaldesign.com).

Dentro de la Fundación está la comunidad de Malinalco, en la que residen adultos con discapacidad donde desarrollan, entre otras actividades, un taller de cerámica que es el “orgullo más íntimo” de Huakal. “Pero aquí solo se produce una pequeña parte de la colección de la tienda. La parte principal está compuesta por piezas de creadores artesanos mexicanos, que son auténticos artistas”, cuenta Annette. La diversidad y riqueza de la artesanía mexicana es enorme. En muchas ocasiones los visitantes que van a México se quedan con una muestra superficial de artesanía de mercadillo. En Huakal queremos ir mucho más allá. Investigamos, viajamos, buscamos a los creadores artesanos en sus lugares de origen en cada uno de los estados de México. Esto nos permite descubrir piezas increíbles y conocer las historias que hay detrás de cada una de ellas y comprarles sin intermediarios”, relata la fundadora de Kalimori. “Cada visita a un artesano es una experiencia vital. Su humildad, honestidad y generosidad, aparte de su absoluta creatividad, no dejan de sorprenderme”.