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Hace algo más de dos años, María Araujo decidió dejarlo todo para entregarse de lleno a su pasión: la pastelería creativa. Había estudiado psicología, se había especializado en Lengua y Cultura francesa y trabajaba en el mundo empresarial, primero en México y luego en Miami, pero se dio cuenta de que aquello no era suficiente. Así nacía su alter ego, María Amaría, y unas espectaculares tartas que en tiempo récord han fascinado a medio mundo y han hecho que se la rifen firmas como Dior, The Masie o Mint&Rose. Y lo han hecho, además, desde Madrid, donde decidió asentarse tras su cambio de vida. Nacida en Caracas, toda su familia materna es mexicana y sigue residiendo en la capital, donde ella misma vivió ocho años.
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“Para mí, Ciudad de México es el sitio ideal, ya que mezcla a la perfección cultura, historia, arte, buena comida, calidad humana y un dinamismo que te envuelve por donde vayas. Me encanta que cada local, restaurante o puesto tenga su propia personalidad, y esa pasión con la que las personas hacen las cosas le da un carácter único a la ciudad. Sigo viajando con frecuencia por trabajo y no descarto la posibilidad de abrir un cake studio allí en el futuro”, cuenta soñadora.
-¿Recuerdas cuándo empezaste a hacer tartas?
-¡De pequeña! Siempre estaba ayudando a mi madre y a mi abuela en cumpleaños y fechas especiales. Mi madre es una excelente anfitriona y le encanta cocinar, los cursos de cocina, ‘consentir’ con tartas a sus amigos y familiares... Así que crecí con la cocina en el corazón de la casa, siempre tratando de ayudar y aprender las recetas familiares.
-¿Cómo definirías tus tartas?
-Son únicas, nada empalagosas, delicadas y elegantes, pero desenfadadas. Están hechas con muchísimo detalle y cariño. Quiero que sean especiales, el centro de cualquier celebración; que no sean solo bonitas sino que realmente sean las mejores tartas que hayas probado. Tienen combinaciones de sabores que sorprenden.
-Seguro que se notará la influencia mexicana...
-Comencé este proyecto en Madrid, pero mi trabajo está profundamente influenciado por mis años en México, donde descubrí el mundo de los ingredientes frescos y las técnicas únicas. Aprendí a buscar nuevas fuentes de inspiración y a maravillarme con los pequeños detalles. Las tradiciones mexicanas logran que los sabores cuenten historias, y eso es lo que intento reflejar en mis tartas.