Redecorando El Velázquez 17
Nadie se escapa del paso del tiempo así que, 10 años después de su apertura, mi querido restaurante, el Velazquez 17, también necesitaba un cambio de imagen y refrescarse. No soy decoradora, soy empresaria hostelera con una gran devoción por la escritura, la fotografía, la cocina y los viajes, pero este reto decidí emprenderlo para dotar al lugar de mi energía y de lo que sentía que realmente necesitaba. Visitas al Rastro en busca de espejos y a la Cuesta de Moyano en busca de libros antiguos, ver infinidad de telas y los sabios consejos de mi querida amiga Mercedes Domecq, así como varios elementos decorativos de su marca IQ Home Collection, hicieron que mi sueño fuese tomando forma. La planta principal mantuvo su aire de brasería colonial, llena de luz y con un enorme jarrón siciliano llamado Ruperto siempre dando la bienvenida con flores. El segundo piso tuvo un cambio mucho más drástico, dividiéndose en dos estancias: el salón verde, con paredes enteladas, chimenea y mucha madera, evocando un salón inglés, y el reservado rojo, con su aire kitsch, donde ahora descansan los espejos dorados que, efectivamente, encontré un domingo soleado paseando por el centro.
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Lo que Katmandú invita a descubrir
Esta fascinante ciudad estuvo cerrada a los extranjeros desde principios del s. XIX y hasta mediados del XX. El encanto de lo prohibido siempre genera interés y esta vez no ha sido una excepción. Katmandú tiene siete lugares declarados Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, lo que más me gustó fue hablar con los locales, observando su ritmo sin prisas y sus costumbres. Una larga conversación con las viudas que se sientan cada día en Durbar Square, ataviadas con sus mejores galas, mientras me cuentan cómo preparan los platos típicos de la comida Newar, no tiene precio. También coincidí con dos chicas engalanadas con un traje regional nepalí precioso, fascinadas a su vez por mis vaqueros y deportivas. Esos momentos de intercambio cultural y de admiración por lo cotidiano de las vidas de cada uno te hacen entender lo diverso que es el mundo, la riqueza que hay en él y lo mucho que queda por aprender.
Un día en la campiña inglesa
Los ingleses saben bien cómo hacer de un día en el campo una experiencia memorable; desde el tiro al plato y las aves de cetrería a una partida de croquet con mi amiga María Gallego, sin olvidar los impresionantes marcos arquitectónicos y esos impolutos jardines que parecen el escenario de una película. Así fue mí día en Luton Hoo. La mansión actual data de finales del siglo XVIII, cuando era la residencia del tercer conde de Bute, quien fue primer ministro de Jorge III. Luego pasó a manos de Sir Harold Wernher y su esposa, la condesa Anastasia Mikhailovna de Torby, bisnieta del zar Nicolás I de Rusia, de ahí la presencia de una capilla ortodoxa en la propiedad. La reina Isabel pasó parte de su luna de miel allí también.
Con la curiosidad que me caracteriza, pregunté por todos los detalles de la casa. Me enseñaron los pasillos ocultos por los cuales el servicio entraba y salía de las estancias sin ser visto. También tuve la oportunidad de ver cuadros pintados por Sir Winston Churchill quien, durante la Segunda Guerra Mundial, utilizó el sitio para pruebas de operaciones bélicas y en 1948 reunió allí a 110.000 personas para agradecerles su apoyo durante la guerra. Allí también se filmaron escenas de Cuatro bodas y un funeral así como de Eyes Wide Shut, entre otras anécdotas. Sin duda, un día cargado de historia y momentos para recordar.