Estilo a la austriaca
Vuelvo a Austria como cada año y siempre me pasa lo mismo. Entro en contemplación, tanto de la naturaleza como de la estética de sus casas, orientadas al lujo de la sencillez, a mantener las tradiciones. Aquí se aprecia más un elemento heredado que uno comprado. Disfruto con la vajilla de mi tía, de la mítica casa de porcelana vienesa, Augarten -data de 1718 y es la segunda fabrica de porcelana más antigua de Europa, después de Meissen-. La pone para los desayunos de los domingos en la casa de las montañas. Cuando hace buen tiempo, las mesas en las terrazas son bastante más informales y rústicas, pero igual de encantadoras. El estilo decorativo de las casas en los Alpes de Austria es un testimonio de la rica herencia cultural y la belleza natural de la región. Son casas alpinas que destacan por su arquitectura tradicional, con tejados inclinados, fachadas de madera o piedra y balcones tallados. Su objetivo es crear espacios acogedores y funcionales que se integren con el entorno montañoso; su logro, la armonía estética y la tranquilidad.
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A Etxebarri, por perder una apuesta
Una visita al Asador Etxebarri no es una visita cualquiera, y esta aún menos. De la mano de Alejandra Anson y su padre Rafael, dinastía culinaria de este país, se vive una experiencia distinta. Entramos directamente a la cocina para saludar a Bittor Arginzoniz, el mejor parrillero del mundo, que ha dominado como nadie las brasas en un caserío de Axpe, Vizcaya, y ha logrado obtener el segundo puesto en la lista The World’s 50 Best Restaurants. Mientras se ponían al día, yo disfrutaba viendo cómo dominan las brasas, las diferentes alturas de la parrilla y la preparación de los platos. “Es una cocina de esencia y simplicidad,la culminación de menos es más”, explicaba Alejandra. Un lugar donde todo-los guisantes lágrima, la ventresca, el besugo, el chuletón, los postres- es mágico. Además tuvimos la suerte de llevarnos a casa una doggy bag con algunos de sus famosos chorizos, elaborados por él mismo con carnes de Joselito. Pero lo mejor fue el cariño recibido y el hecho de haber perdido una apuesta, que fue lo que inicialmente nos llevó allí. Así es como quiero seguir perdiendo apuestas...
Turista por un día en Madrid
¿Se puede ser turista en la ciudad en la que se vive? ¡Claro que sí! Eso mismo hice. Les cuento mi ruta y espero que sirva de inspiración.
El día comenzó con una visita al Teatro Real, donde pude conocer de primera mano el complejo funcionamiento interior de esta obra maestra. Cuenta con 22 plantas, ocho de las cuales son subterráneas y están dedicadas a la funcionalidad y el almacenamiento. Ver cómo se hacen las pelucas a mano, o la ingeniería necesaria para almacenar escenarios, es fascinante.
De ahí continué para constatar que Madrid es el mejor puerto de España en uno de los templos del pescado, las Pescaderías Coruñesas. Conocí la sede en la que todo empezó en 1911 y luego disfruté de un almuerzo en su restaurante Desde 1911, uno de los mejores de la ciudad.
Después de un pequeño descanso, fui a hacer una visita artística. Mi destino, el taller de Carlos Díaz de Bustamante, quien, con sus famosas cajas de luz, construye lugares desde los cuales mirar el mundo. Mientras tomamos un vino me contó cómo cada caja es un escenario en miniatura de algo que le fascina. Es impresionante ver el detalle y cómo recolecta cada pieza de los paisajes fantásticos que crea.
A continuación, fui a cenar al Tablao De la Villa, que se encuentra en una casa-palacio del siglo XIX en el centro de la ciudad, en el antiguo Café de Chinitas. “Nada mejor que un espacio que ya había sido, durante los últimos 50 años, un tablao flamenco”, me cuenta Gonzalo Mendoza, uno de sus fundadores, cuya pasión por este arte lo llevó a dejar su carrera profesional como abogado. La cena fue maravillosa, lo cual demuestra que el espectáculo no está reñido con una buena cocina.
Como era turista, no podía volver a casa, así que dormí en el hotel boutique Urso, ubicado en un edificio histórico de 1915 en el barrio de Chamberí. Se respiraba el buen gusto y la solera en cada rincón. Me costó volver a casa. Atria Travel organizó mi día como turista en Madrid, y no faltó detalle. Quedé más enamorada de la ciudad, si cabe.