A la madrileña Belén Ferrándiz se la rifan de norte a sur o, lo que es lo mismo, de Baqueira a Cádiz, donde se sitúa la vivienda a pie de playa que ilustra estas páginas y cuyo interiorismo firma el estudio que lleva su nombre y que lidera con éxito desde hace más de una década. ¿Su sello personal? La combinación, en un juego de perfecto equilibrio, de fuerzas visuales opuestas donde conviven con naturalidad lo clásico y lo actual y lo puramente estético con lo funcional.
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“Nos inspiran los espacios eclécticos. En el caso de esta casa, su arquitectura ya tenía un carácter moderno, por lo que nuestro objetivo fue contrarrestarlo. De ahí que quisiésemos introducir obras de arte clásicas, como la escultura del salón o el cuadro del comedor, para mezclarlas con elementos de diseño contemporáneo”, cuenta sobre una vivienda con una arquitectura asombrosa que logra que en todas y cada una de las estancias el mar sea el marco.
“Me encontré con una planta muy alargada, poco ancha, que el arquitecto Antonio Junco había resuelto con una fachada entera de cristal, de lado a lado y de arriba abajo, que por un lado generaba vistas espectaculares desde cualquier punto (el paisaje está perfectamente integrado en la casa) y, por otro, ofrecía mucha amplitud en el interior. Partiendo de este punto, nuestro objetivo fue dotar de calidez a la casa y, por otro, potenciar las vistas”, describe Ferrándiz.
A la madrileña, además, le gusta trabajar con materiales naturales, ya sea la piedra original gallega para una casa de campo escondida en un monte de A Coruña, morteros y maderas rústicas para una finca particular en la serranía de Cuenca o el roble para esta casa en la costa gaditana que se ha utilizado “a lo grande” en las puertas de paso de gran formato, donde la tabla de madera luce en cada una de las hojas, así como en los armarios y otros muebles escogidos minuciosamente por ella misma.
Gestos que funcionan
Quienes la conocen saben que hay un pilar sobre el que Belén Ferrándiz erige su trabajo, y es que la casa sea la adecuada a cada cliente, sin buscar referencias en otras.
Aquí, los pequeños detalles son los que cuentan y, como muestra, este paraíso en Cádiz: “En los muebles auxiliares y lámparas integramos diseño escandinavo con estilo actual; concebimos muebles acordes a cada uno de los espacios, como el de palillería del hall; los cojines se escogieron en tonos más elevados para dar un toque de contraste; y las alfombras, en yute y tejidos naturales, y las cortinas de lino lograron dar recogimiento a los espacios y vestir los grandes ventanales”. El resultado -en este, como en todos sus proyectos- es todo un ejercicio de serenidad y confort sensorial.
Estilo propio
- Juego de texturas “Para dar calidez y que envolviesen los espacios, se empapelaron las paredes con papeles lisos pero con texturas de tejido natural, de tal manera que pareciesen enteladas”.
- Elemento dominante Se crearon cabeceros ad hoc para que cada habitación tuviese un elemento decorativo dominante. ”Sobre el mural de la principal, diseñamos un cabecero tapizado con perímetro de madera natural”.
- Soluciones creativas El cuadro, en la estantería; una solución muy original. “Se nos ocurrió integrar ambos elementos. Por un lado, una librería con almacenaje en la parte baja; por otro, el frente sirve como soporte del propio cuadro”.