Hace un año compré este piso porque llevaba tres viviendo en Madrid -desde que me mudé de Barcelona- y sentía que necesitaba mi propio espacio, un lugar que representara mi estilo y que pudiera considerar mi hogar. Es un oasis de paz y calma en medio de la ciudad y de mi vida frenética”, cuenta Nat Cebrián, orgullosa de haber encontrado, al fin, una casa a la que volver después de sus continuos viajes. Recién mudada del barrio de Salamanca al de Chamberí, no ha abandonado el centro, donde bulle la vida de la capital y, en estos años de madrileña adoptiva, también la suya. “¡Me encanta! Principalmente por la facilidad que supone poder ir andando a cualquier parte, además de que muchas de mis amigas viven por aquí, cerca de mi casa. En el centro nunca te aburres porque siempre hay mil planes, y es una inversión asegurada”, explica la creadora de contenido, prescriptora de moda y empresaria, que se puso en manos del estudio de interiorismo y decoración de Virginia Gasch para acometer la reforma.
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-¿Qué te conquistó de la casa?
-Sin duda la luz, que era uno de mis principales requisitos. Estuve más de un año buscando piso y tenía claro que necesitaba luz, ya que paso mucho tiempo encerrada grabando. Mi primera casa cuando llegué a la ciudad era una esquina y buscaba lo mismo, para que todas las habitaciones fueran exteriores. El edificio me encantó porque es una finca regia y todos los pisos conservan sus ventanales originales. Me enamoré de la galería y de sus vistas al cielo de Madrid.
-¿En qué estancia has puesto más mimo?
-¡En todas! Desde el diseño personalizado del sofá o las butacas hasta el baño, que es la zona que ha sufrido un cambio más radical. Cuando llegué estaba cubierto de baldosas en blanco y negro de Fornasetti y no era para nada mi estilo, así que fue lo primero por lo que empezamos. Tenía claro que quería un baño muy femenino: por eso elegimos las molduras, la bañera clásica de patas o el suelo estampado, que encaja a la perfección con los papeles de la pared (uno de mis detalles favoritos). La grifería en latón oxidado me encanta, así como el detalle del espejo invertido o la encimera hecha a medida. Es la estancia que más les gusta a mis amigas.
-La cocina también es muy original...
-Soy pésima con la cocina y, además, paso muy poco tiempo en casa, pero tenía que estar al nivel del resto de la casa. ¡Y eso que solo la utilizo para tomar café! (risas). Quería que fuera un espacio acogedor y que se integrara con el resto del piso. Por eso elegimos el tono de verde a conjunto con el mármol de la encimera. También hicimos un banco a medida que combinamos con apliques de Vintage & Chic y con una de mis piezas favoritas, el espejo de Antique Boutique. Aunque no estaba entre mis objetivos, ha acabado siendo una de las zonas que más gustan a mis invitados, por lo única que resulta.
-Cuéntanos un truco para recibir que nunca te falle...
-Como lo mío no es cocinar, intento ser la mejor embajadora con otros detalles como la mesa. La vajilla de Vista Alegre fue una de las primeras cosas que adquirí cuando compré la casa. Las flores también son muy importantes para mí; por eso siempre que tengo invitados lleno la casa con centros. Las velas son otro detalle que adoran. Y, como mis amigos bien saben, en mi casa nunca falta el champagne.
-¿Hay algún objeto que haya sobrevivido a tus mudanzas?
-¡Sí! En la entrada hay una estantería donde guardo mis mayores recuerdos: objetos que me han acompañado desde el primer día, como mi colección de libros de Assouline o el cuadro de Pau Escat que tengo en el escritorio, hasta diferentes souvenirs de mis viajes. Aunque el objeto al que más cariño tengo es un marco con una foto de mi familia en la mesita de noche, junto a un sacallaves de Hermès que mis padres me regalaron el primer año que me mudé sola a Madrid.
-Las maletas de Louis Vuitton, ¿te recuerdan cuánto te gusta viajar?
-Totalmente. Desde el primer momento supe que quería la trilogía, una pieza muy icónica de la maison y un auténtico tesoro. ¡No me pueden gustar más! Además, encajan a la perfección con la edición limitada de Olivier Lavielle que conseguí en la galería Yellow Korner de Madrid. Es un espacio que refleja mi pasión por viajar y mi lifestyle en una de las estancias más personales e íntimas de la casa: mi habitación.
-Hablemos de tu trabajo. Cuéntanos qué es lo más importante a la hora de vestir para una prescriptora de moda.
-Primero, definir tu estilo para que toda tu ropa refleje a la perfección tu personalidad y, en segundo lugar, tener un 'uniforme', esos looks que te salvan cuando no estás inspirada y que en mi caso siempre es un traje.
-Familiares, amigas... ¿les 'regalas' consejos?
-¿Te puedes creer que soy yo la que suelo preguntar a mi madre y a mi hermana? Ambas tienen un gran estilo y mi madre siempre ha sido un referente para mí a nivel de moda. Recuerdo que, cuando éramos pequeñas, mi hermana y yo nos colábamos en su armario por si encontrábamos algún tesoro de Gucci o Prada. Hoy, seguimos haciéndolo... En cambio, entre mis amigas siempre cae alguna styling session exprés, como las que hago para mis clientas cuando toca elegir look para salir o para una boda. Tengo la suerte de tener una gran familia y buenos amigos que me han ayudado y apoyado desde que empecé con esta aventura en redes. Esa es una de las cosas que me mantiene con los pies en la tierra después de tantos años en este mundo.
-El otoño supone una especie de arranque. ¿Qué le pides al nuevo curso?
-Siempre digo que es la mejor época del año en Madrid porque se nota la alegría: la gente vuelve de sus vacaciones relajada, feliz y con energías renovadas. ¡Y tengo tantas ganas de lo que está por venir! Al nuevo curso le pido que se materialicen todos los proyectos que saldrán pronto a la luz y por los que tanto he trabajado, como el lanzamiento de mi primer libro el próximo año ¡con la editorial de la mismísima Inès de la Fressange! Pero, sobre todo, me gustaría ser agradecida por todo lo que estoy consiguiendo y seguir disfrutándolo como hasta ahora.
Lo más deco
- ¿Madrid o París? Nat Cebrián tenía el estilo francés en mente cuando, literal, entregó las llaves de la casa a Virginia Gasch. “No había molduras, era todo liso, así que fue lo primero por lo que empezamos”, cuenta la interiorista. Tanto estas, creadas de la nada, como los papeles pintados (en este caso, se escogieron de la marca Coordonné para la cocina y de CR Class para el baño) o los detalles de apliques y telas variadas consiguen dotar del sabor de Le Marais a un piso en Chamberí.
- Cocina a color El secreto está en si deseas que sea un lugar de paso o convertirla en una estancia con personalidad propia y, a su vez, en armonía con el resto de las habitaciones, como hizo la prescriptora optando por una tonalidad tan especial como es el verde grisáceo. “Comienzan a pedir mucho las cocinas con color”, adelanta Gasch sobre una tendencia venidera.
- Un baño classy Las pequeñas ideas pueden alumbrar un gran resultado. ¿Las puestas en práctica por Nat Cebrián y Virginia Gasch para un baño que respira femineidad? Una bañera con patas, un espejo con marco dorado, grifería de diseño clásico en latón oxidado -señas también del estilo francés de aires vintage-, molduras, papel pintado y suelo estampado (acudieron a la firma de azulejos Nais).