Desciende de dos de las sagas más emblemáticas de nuestro país. Su bisabuelo materno fue el banquero y empresario Ildefonso Fierro, fundador del Banco Ibérico, y su abuelo, Arturo Fierro Viña, el antiguo presidente de Renault; su apellido paterno, por otro lado, es todo un referente en el mundo del derecho. Legados ambos de los que María Vega-Penichet Fierro se siente agradecida y muy orgullosa. Sin embargo, ella heredó la vocación estética de su tío, el interiorista Jaime Fierro, a quien la alta sociedad (Elena de Borbón, Isabel Preysler o Naty Abascal) encargaba sus hogares y en cuya tienda, Vaanda, pasaba las tardes tras el colegio. Aunque ella escogió dedicarse a la comunicación y las relaciones públicas de marcas de moda y estilo de vida como vía para ensalzar la belleza, continúa disfrutando de la pasión por la decoración que le inculcó su familia materna en su apartamento del barrio Chamberí, donde reside junto a su marido, Fernando Ramos de Lucas, y sus tres hijos: Olimpia, Alexia y el pequeño Fernando. Aquí, juega, mezcla y colecciona. Un refugio urbano al que, tras dos meses de vacaciones, regresa para la rentrée con ganas de surfearla. La acompañamos en esta vuelta a la rutina desde el corazón de Madrid.
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-¿Cómo disteis con este piso?
-Mi madre me lo regaló hace seis años, justo antes de casarme con Fernando. Siempre he residido en el barrio de Salamanca y me apetecía un pequeño cambio de zona. La verdad es que actualmente estoy feliz aquí, aunque en el futuro me encantaría vivir más cerca de mi madre.
-¿Qué fue lo que os cautivó?
-Su localización. Es una calle muy tranquila y a la vez muy céntrica. También que fuera un exterior con mucha luz y la distribución de los espacios.
-¿Tuvisteis que reformarlo?
-¡Sí! Y además pusimos mucho énfasis en el proyecto de interiorismo. La vivienda tenía un potencial tremendo. Todo esto coincidió con los preparativos de nuestra boda, así que fue una etapa muy movida, pero a los dos era algo que nos divertía un montón. ¡Cada vez que podíamos nos escapábamos para ver los avances!
-¿Quiere eso decir que contratasteis a alguien para encargarse de la decoración?
-Desde el principio tuvimos claro el estilo de casa que queríamos tener: tonalidades, materiales, estructura... Pero, aunque tengas una idea definida, pienso que es interesante recurrir a la ayuda de un profesional que la materialice. Contamos con el interiorista Daniel San Martín, que nos entendió, asesoró y acompañó en todo el camino y cuyo trabajo nos encantó.
-¿Cómo lograsteis que convergieran vuestros gustos?
-Aunque parezca mentira, ¡eso fue lo más fácil de todo! Mi familia materna siempre ha puesto mucho cariño y atención a la ambientación de sus hogares. He tenido la suerte de haber crecido rodeada de buen gusto y singularidad. Además, mi tío Jaime Fierro fue un magnífico interiorista y tuvo una gran influencia sobre todos nosotros. Casualmente, fue él quien decoró la propiedad de los padres de mi marido, por lo que, al final, ambos teníamos un concepto parecido del tipo de casa que buscábamos.
-¿Y cómo la describirías?
-Diría que es de inspiración clásica, con un diseño art déco, líneas geométricas marcadas y algunos detalles orientales.
-¿Hay alguna estancia de la que estéis particularmente satisfechos?
-Nos gustan todas, pero lo primero que diseñamos, y que sirvió de hilo conductor para el resto, fue el hall de la entrada.
-En tu opinión, ¿qué no puede faltar en cualquier hogar?
-Un cuarto de estar, es decir, una zona más informal donde pasar tiempo en familia.
-¿Y algo a lo que no sucumbirías nunca?
-Yo creo que no diría que no de forma rotunda a un objeto o a un estilo en particular, sino más bien a una casa que te deje indiferente. Me gusta que transmitan.
-Abundan en tu casa los cuadros, esculturas y fotografías. ¿De dónde viene esta inclinación 'arty'?
-Tanto estas formas de expresión como la arquitectura, la decoración o la moda están muy relacionadas con la estética y el concepto de belleza. Y es esto lo que a mí más me interesa. Siempre me ha divertido rodearme de cosas bonitas e ir evolucionando y profundizando en cada una de estas áreas. Al final, todo tiene que ver con crear ambientes, comunicar con el espacio y generar emociones.
-¿Hay alguna pieza que tenga especial valor sentimental?
-Varias que eran de mis abuelos y que me hace ilusión tener ahora conmigo. Quizás, la que tenga mayor valor para Fernando y para mí es una mesa dorada de latón, compuesta por tres triángulos separados y colocada en el salón, que nos regaló la abuela de mi marido por nuestra boda antes de dejarnos.
-¿Habéis experimentado recientemente algún flechazo?
-Sí, por una obra que encontramos en una subasta online de un autor suizo que explora la idea de destruir y reconstruir iconos de lujo para enfatizar su fragilidad. En el caso de la que adquirimos, se compone de fragmentos de frascos de Chanel Nº5 en color fucsia con un toque de azul en el centro que fija la composición.
-¿Qué artistas os inspiran?
-Bastantes. Probablemente tengo el ojo hecho al arte moderno, principalmente a las vanguardias, y contemporáneo. Las arpilleras de Manolo Millares me encantan, pero aún no tengo ninguna obra suya.
-¿Os consideráis coleccionistas?
-¡Para nada! Pero me entretiene buscar nuevas obras, comprarlas y encontrar un espacio adecuado para ellas.
-¿Dónde las descubrís? ¿Sois asiduos a subastas y galerías?
-Nos gustan mucho, especialmente en el marco de ferias. Revisamos con frecuencia catálogos de casas de subastas; creo que es crucial para tener cierto criterio y conocimiento sobre arte.
En confianza
- Su ruta deco: “Me encanta ver tiendas de decoración. Mis favoritas son Rue Vintage 74, Mestizo, Berenis e Indietro. Otro plan que me entretiene mucho es ir al Rastro de Madrid, donde he comprado bastante vintage. Para telas y papeles siempre acudo a Nacho de la Vega y para pequeños detalles, a A-Típica y Katira”.
- Sus planes: “Salimos bastante, pero también disfrutamos de estar juntos en casa: improvisar un aperitivo o cena en familia, ver una película con los niños hasta que caen dormidos, o poner música y pasar el rato. También me alegra cuando vienen mi padre y mi madre, algo que afortunadamente ocurre a menudo”.
- Sus veladas: “Nos encanta invitar gente a nuestro piso y que haya movimiento, incluso cuando salimos fuera para una primera copa. ¡Nunca falla la champanera! Tenemos una dorada enorme que llenamos de hielos y en la que metemos varias botellas. Somos muy de descorchar con familia y amigos”.
- Sus rutinas: Si bien en verano no se rige por los habituales horarios y se olvida de la agenda, es un hábito que está deseosa de recuperar tras las vacaciones. “Para esto soy muy clásica: me encanta el papel y el boli. Lo que no está ahí apuntado, tampoco está en mi cabeza”.
Quien no arriesga...
No logra hacer de su casa un hogar con alma y mucha personalidad. Piérdele el miedo a mezclar, a los colores oscuros, a coleccionar arte y a recuperar buenas aportaciones del pasado.