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Punto de encuentro: Johanna von Müller-Klingspor

‘Todo lo bueno de la vida a través de mis ojos’


3 de junio de 2024 - 15:56 CEST

Capea con arte

No solo es un artista en la cocina, sino también en los ruedos. Mario Sandoval, uno de los chefs más conocidos de España -está al frente de la cocina del restaurante Coque con dos estrellas Michelin-, es también todo un artista a caballo. Hace poco organizó una capea en su finca, El Jaral de la Mira, donde reunió a un divertido grupo de amigos, entre los que se encontraban la infanta Elena, gran amante de los eventos taurinos, el chef Ramón Freixa, Terelu Campos, Begoña Trapote y muchas caras conocidas del panorama gastronómico de Madrid.

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© Johanna von Müller-Klingspor

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Arriba, Mario Sandoval junto la infanta Elena y Mencía Morales.

Para la ocasión organizó varias estaciones de comida con vieiras a la barbacoa, callos y arroces diversos que eran un auténtico espectáculo. Aunque la comida era excelente, lo mejor fue asistir a la complicidad entre los hermanos de esta familia donde todos tienen un talento especialen la cocina. El almuerzo estuvo amenizado con música en vivo y la primera en lanzarse a la pista fue Cristina, esposa de Mario y coanfitriona, quien, con su sonrisa y carácter animado, siempre logra que todos sean felices en sus eventos.

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Arriba, Mario Sandoval en plena acción. Sobre estas líneas, con David del Castillo, Ramón Freixa y el anfitrión.

Cumpleaños medieval en el castillo de Castilnovo

España está llena de lugares únicos y recientemente descubrí uno que me dejó atónita. Fue durante el cumpleaños de una querida amiga, la diseñadora venezolana Clarissa Egaña, que reside en Madrid y es creadora de una increíble línea de ropa active wear, Port de Bras. Al parecer, ninguna celebridad es capaz de resistirse a hacer ejercicio con esos diseños, lo que le valió el premio a la mejor diseñadora latinoamericana el año pasado.

© Johanna von Müller-Klingspor

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Celebró sus 40 años en Segovia, en  el castillo de Castilnovo . El lugar rebosa historia; te alojas en una propiedad que perteneció al rey Fernando el Católico y donde Juana la Loca vivió junto a su media hermana Juana de Aragón, quien tenía el control del enclave.

Clarissa, acompañada de 40 amigos por sus 40 años, tras una cena exquisita en una mesa decorada con un original centro de velas y pan, organizó una fiesta en las antiguas bodegas que se prolongó hasta altas horas de la noche. El frío característico de esas tierras no impidió que disfrutáramos, no solo de la compañía, sino de la oportunidad de vivir por un día entre las paredes de un lugar mágico.

Recogiendo ostras en Ile de Ré

Ya sabemos que las ostras son un manjar reservado para ocasiones especiales. Lo que yo no sabía era cómo se cosechaban y que comerlas a la orilla del mar, justo después de recogerlas, es el lujo máximo a la hora de degustar esta delicia. Me escapé a Ile de Ré, una isla idílica situada en la costa de Francia, frente a La Rochelle. Se llega perfectamente en coche, pero dado que son ocho horas de viaje, decidí hacer una parada en Biarritz, lo cual completó la ruta de una forma maravillosa.

© Johanna von Müller-Klingspor

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Sobre estas líneas, desayuno en el Hôtel du Palais de Biarritz, de camino a Ile de Ré. En las imágenes de arriba, distintos detalles del viaje.

Estando en la isla me hice amiga de Jean, propietario de una granja ostrícola, quien me permitió acompañarlo a recogerlas, explicándome todo su proceso de cultivo. Esperamos a que bajara la marea y nos adentramos en el agua, donde las ostras crecen en distintas cajas. Recolectamos una buena cantidad y, minutos más tarde, estábamos abriéndolas para degustarlas con una copa de champán, aún con las manos húmedas y el cuerpo algo frío por el agua salada. ¡Pero qué bien sabían!

La isla se recorre en bicicleta y está repleta de pueblecitos de pescadores, cada uno más idílico que el anterior. Realmente merece la pena recorrer las calles empedradas con los pequeños puertos en el centro y dejarse llevar por la elegancia del aire marítimo francés. Otro gran descubrimiento fue el pequeño hotel en el que me alojé en San Martín de Ré, llamado Hotel de Toiras, situado frente al puerto en una antigua casa de armadores del siglo XVII. Por las mañanas, desayunar junto al agua con croissants recién horneados y mermeladas caseras es una delicia. Por las tardes, cenar en alguno de los restaurantes, llenos de locales, es una experiencia inolvidable y única, ya que se percibe que son lugares que disfrutan los propios habitantes de la isla. ¡Una escapada que no puedo dejar de recomendar!

© Johanna von Müller-Klingspor

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Sobre estas líneas, recogiendo ostras junto a Jean y, en la imagen superior, detalle de las mismas.