Cuando yo era niña, mi madre los adoptaba y formaban parte de la familia. Recuerdo a Mauricio y a Petro, dos monos barrigudos de Humboldt del Amazonas y a Mona Luisa, una mona gibona de Borneo. Fuimos amigas más de 30 años”, recuerda Sol de la Quadra-Salcedo, hija del aventurero y divulgador científico Miguel de la Quadra-Salcedo, conocido por poner en marcha la Ruta Quetzal. “Con ellos aprendí lo salvaje de la naturaleza y con la fotografía recuperé la pasión por aprender a ser el otro a través del objetivo. Por ejemplo, pensar como un lince cuando vas tras sus huellas, sentirte lince cuando vas a captarlo”, cuenta.
Cuando Sol se licenció en Arquitectura, su padre le regaló la cámara Hasselblad que lo acompañó siempre en sus viajes en el Amazonas y que ella conserva con un tesoro. “He realizado cursos con grandes de la fotografía como Isabel Muñoz y Mario Cea en la escuela EFTI, pero de una pasión siempre estás aprendiendo”, reflexiona sobre su profesión. “Me apasiona hacer ciencia creativa con la fotografía como forma de atención plena y autoconocimiento. Mi escuela es la vida natural, los animales, las plantas y lo no contaminado por el hombre moderno. Las fotografías son las cartas de ayer y las alarmas del mañana para proteger nuestra naturaleza”, relata con esperanza.
Su padre amaba las selvas, los desiertos, el paisaje original, los pueblos donde el hombre y la naturaleza entran en interacción y desde el respeto, convirtiéndose en un mismo ser. “Una vez le preguntaron si quería ir a la luna y dijo que no le interesaba nada: “No hay hombres”, contestó. “Le recuerdo cada día, sobre todo, en los momentos más simples. Desayunando su huevo pasado por agua (eso sí, de gallinas de verdad), al sol de la mañana. Rompía todos los límites preestablecidos. Nos enseñó que el valor de la aventura está en lo simple, en valorar lo que tenemos antes de perderlo y en volar con los pies en la tierra”. Por eso nos trae hasta el Real Monasterio de Santa María de El Paular, en la sierra de Guadarrama, un lugar lleno de historia donde puedes disfrutar de retiros espirituales y de sus talleres.
“Vengo todo lo que puedo y mis hijos también, es una maravilla para los jóvenes. Mi padre era un ser muy espiritual, admiraba la vida contemplativa monástica del cartujo y fue muy amigo de la comunidad benedictina que desde 1954 reside en el monasterio. Ahora todos son mis amigos. El Padre Miguel, el Hermano Martín y el Padre Prior Joaquín, que conocieron a mi padre, me cuentan historias increíbles. Como cuando rescató al padre Leandro después de la Misa de Gallo en una noche gélida, o cuando les visitó con la Ruta Quetzal y volvieron a hacer el mismo papel que se hacía en el Molino de Papel de 1824, donde se imprimió el primer ejemplar de Don Quijote traducido al quechua”.
“Asitir a la misa cantada o desayunar en silencio en el refectorio mientras escuchas la lectura del día son maravillas que no te puedes perder”
Ahora es ella la que organiza distintos retiros de creatividad en diversos parques nacionales y El Paular, asegura, “es el perfecto espacio de contemplación, un lugar donde se puede apreciar la armonía y la belleza de la naturaleza”. La última reforma del monasterio transformó las celdas de los cartujos en cómodas habitaciones individuales para volver a experimentar una vida contemplativa de silencio, aislada de la velocidad. “Aquí puedes rodearte de obras de arte como la colección que Vicente Carducho pintó en el siglo XVII para el claustro de la Cartuja, reunida tras 200 años. Además, asistir a la misa cantada o desayunar en el refectorio mientras oyes la lectura del día son experiencias que no te puedes perder en este mundo aturdido por las pantallas”.
“Mi padre era un ser muy espiritual, admiraba la vida monástica del cartujo y fue muy amigo de la comunidad benedictina”
En datos
- Historia: El Real Monasterio de Santa María de El Paular se construyó hace 600 años en Rascafría, en la sierra de Guadarrama (Madrid).
- Enclave único: Es un monumento nacional y se encuentra en el Parque de la Sierra de Guadarrama, una de las 53 reservas de la Red Española de Reservas de la Biosfera.
- Lectura recomendada: Biofilia: El amor a la naturaleza o aquello que nos hace humanos, de Edward O. Wilson (Errata Naturae).