Una mesa en un falso templete
Es temporada de espárragos y Tomás y yo nos recorremos la zona cercana al arroyo para cortar un buen manojo. Nadie como él para reconocer una esparraguera y hacer un buen revuelto con huevos de nuestras gallinas. Los espárragos silvestres son un verdadero manjar. Más finos de lo habitual y con un pequeño sabor amargo. En un falso templete recupero una mesa de madera con solera y unas sillas heredadas de mi madre. Decoro con flores ranúnculo, lisianthus, helleborus, flor de cera y clavellina y añado un toque de color con limones y una ramita del árbol del amor que florece en primavera.
Fiel a mi gusto decadente no me preocupo por desbrozar el suelo cubierto de pequeñas hojas. El murete desconchado, los árboles que empiezan a brotar y una maravillosa calma que lo invade todo añaden su toque. La vajilla en tonos verdes y blancos casa con el ambiente y añado unas servilletas color rosa pastel y una cubertería en tonos nácar. El riachuelo se escucha mientras almorzamos y a lo lejos, como sacados de una pintura, pastan mis caballos en eternos prados de avena. Un verdadero lujo.
“Fiel a mi gusto decadente no me preocupo por desbrozar el suelo. El murete desconchado, los árboles que empiezan a brotar y una maravillosa calma añaden su toque”
Revuelto de espárragos trigueros
Ingredientes
- un manojo de espárragos trigueros
- 4 huevos
- AOVE
- sal y pimienta al gusto
Elaboración
Marcar los espárragos en una sartén con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y retirar. En otra sartén echar un chorrito de aceite, los huevos batidos, sal y pimienta. Cuando estén a medio hacer, añadir los espárragos y dejar cuajar al gusto. Particularmente me gusta el revuelto casi crudo para que se termine de hacer en el plato.
Con aroma a café
Mi padre tomaba el café solo con dos terrones de azúcar. No concebía una sobremesa sin que acabase con el sabor de un buen café tostado. De él he heredado ese gusto y no me puede la pereza a la hora de coger el coche y descubrir las mejores direcciones de nuestra capital y alrededores donde sirven el mejor café. ¿Mi pequeño placer? Acompañarlo con un pincho de tortilla recién hecho que sirven en Taberna El Siete, en Burguillos.
Feliz Día de la Madre
N o hay día que pase que no recuerde a mi madre. Con ella descubrí el placer de viajar, el gusto por las cosas sencillas y el saber estar. Es un día señalado en el calendario y, aunque se tiña de cierta nostalgia, mi hijo Pepe siempre me saca una sonrisa.
Tengo la suerte de poder estar acompañada de mi tata, Marisa, que me cuidó desde que nací y que ahora vuelca su tiempo en mi hijo, al que adora. Como ella hay pocas personas y mi madre solía decir que Marisa era sus pies y sus manos. Para mí es una más de la familia.
A caballo con Enrique Zunzunegui
Enrique es un ser de luz y eso se nota en la doma de sus caballos. Nobles, confiados y de fácil manejo. Partimos desde Cañicosa, una pedanía en la provincia de Segovia, donde la noche previa nos alojamos en El Portón Segoviano y Emmanuel, su dueño, nos prepara la cena. A la mañana siguiente ensillamos nuestros caballos para recorrer verdes praderas salpicadas de flores bañadas por arroyos donde el sonido del agua nos acompaña.
Conversamos de lo divino y humano mientras disfrutamos del paisaje. Almorzamos al aire libre en una mesa a la que no le falta detalle preparada a conciencia por Astrid y María, al frente de @artesaniadelorden. El menú a base de lentejas y carrillera nos recompone para seguir ruta por tierras segovianas. Llegamos a Pedraza y nos adentramos en el castillo con nuestras monturas. Un momento que nunca olvidaré por la belleza de aquel instante que guardo en mi retina. A caballo… siempre a caballo.
“Por la mañana ensillamos nuestros caballos para recorrer verdes praderas salpicadas de flores bañadas por arroyos donde el sonido del agua nos acompaña”