Ya no se levanta al alba para ordeñar y pastorear las cabras en la granja que su familia posee en La Rioja. En su lugar, Carlos Villoslada lleva una década asiendo los pinceles para devolver al mundo la belleza serena y sin artificios que la naturaleza le ha regalado desde niño. Todavía asentado en su tierra, pasa los días en el taller, entre piezas a la espera de ser intervenidas y otras que van cobrando forma. Acostumbrado a los tiempos lentos del campo, le gusta crear a medida que los encargos van llegando y disfruta del proceso que demanda cada uno. Plantas, raíces, animales y paisajes son algunos de los motivos que visten los textiles, las vajillas y el resto de objetos que el riojano rescata del olvido y le sirven como lienzo.
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-¿Cómo acaba un pastor convertido en artista?
-Dejando que su interior se exprese. Esa fuerza no racional que anida en cada uno estaba esperando a que la dejara hablar. Y cuando lo hizo, decidí alimentarla.
-¿Sientes que hay un nexo entre ambos oficios?
-Diría que la observación, la paciencia, la soledad elegida y el mimo que requieren. E indiscutiblemente, la belleza. El pastoreo es una actividad estéticamente bellísima, a la altura de las mejores obras de arte.
-Has crecido entre árboles y animales. ¿En qué momento entró la vocación artística en la ecuación?
-Todo comenzó como un juego. Recuerdo experimentar con lo que el entorno me proporcionaba (tierra, musgo, cebada...) para pintar. Siempre me ha atraído crear belleza a mi alrededor, quizá ese fuese el detonante.
“Me gusta crear sobre distintos soportes, recuperar materiales y objetos ya existentes y convertirlos en obras de arte ”
-¿Cuál es el hilo conductor que hilvana tus proyectos?
-Me gusta la idea y el acto de ir creando sobre distintos soportes. Saltar de uno a otro, pero sin perder la esencia de una cerámica recuperada o una tela antigua. Trabajo con materiales y objetos ya existentes y los convierto en arte.
-¿Y cuáles son esos materiales?
-El más representativo es la cerámica. Rescato piezas de rastros y mercadillos para otorgarles una segunda vida.
-¿Por qué tanta fascinación por la flora y la fauna?
-Por lo vivido, por la grandeza que rodea a lo rural y, quizás, por el anhelo.
-¿Te veremos pintando escenas urbanas? ¿O la vida en el campo es la vida mejor?
-Todo cabe, aunque la inspiración viene de donde viene. Me veo más plasmando en la ciudad mi imaginario bucólico.
A trazo fino
- Días de campo y balidos: Sus padres le enseñaron cuanto sabe del ordeño y fueron sus dos grandes maestros en un oficio con mucha tradición y arraigo a lo rural. Superado el estupor inicial, su familia celebra cada uno de sus logros como propios y el homenaje que hace constantemente a sus raíces.
- Mirando al futuro: Sueña con aunar sus dos pasiones y crear rodeado por un pequeño rebaño. “Mi padre se sentiría orgulloso”.
- La cita del mes: Hasta el 12 de abril expondrá en la galería Ett Rum de Madrid Objeto: proceso y reflexión.