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Pocas personas parecen tan destinadas a encontrarse como la actriz y productora Macarena Gómez y el pintor, cantante e instructor de vuelo Aldo Comas. Dos almas indómitas, poliédricas y muy creativas cuyos caminos se cruzaron por casualidad a miles de kilómetros de España y que llevan años complementándose dentro y fuera de las alfombras rojas. Instalados en un antiguo molino del siglo XVII reconvertido en granja, viven junto a su hijo Dante rodeados de verde y animales. La pareja ha hecho de esta propiedad gerundense su refugio y allí transcurren sus días entre alpacas de los Andes, gallinas y caballos.
© VICTORIA MUÑOZ-En un mes dedicado al esplendor del cine y a la épica del amor, ¿cómo empezó vuestra historia?
-Aldo: Yo viajaba solo por Sudamérica y Macarena estaba allí rodando Carne de neón. Coincidimos en un bar de Palermo, en Buenos Aires, le dije que se parecía a Miércoles Addams y nos liamos a hablar. No nos volvimos a ver hasta que fui a Madrid con mi banda San Leon a dar un concierto y ella apareció entre el público. Ese día nos enamoramos.
“Este lugar fue el molino del pueblo; aquí se prensaba el grano para convertirlo en harina. Nos gustó porque vimos en él un proyecto salvaje al que ir dando forma con los años” Aldo Comas
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© VICTORIA MUÑOZ-Un arranque ilusionante como el de casi todos los romances.¿Recordáis cómo fue el de esta casa?
-Aldo: Vimos en ella un proyecto salvaje y bastante virgen al que podíamos dar forma con los años. Era un enclave rural, estaba que se caía, no había calefacción... Lo bonito de cualquier aventura creativa es el proceso, porque una vez llegas al final y está todo hecho, pasas a otra cosa. Pero aquí siempre hay algo que hacer. Es como un lienzo para toda la vida.
-Mucho antes de convertirlo en vuestro hogar, fue un molino. ¿Qué sabéis sobre el pasado de este lugar?
-Aldo: Fue el molino del pueblo y data del siglo XVII. Aquí se prensaba el grano para convertirlo en harina y de él provenía el pan que entonces comían.
© VICTORIA MUÑOZ-¿Hicisteis mucha reforma?
-Macarena: Salvo por algunas reformas en el interior, hemos mantenido la casa principal tal y como estaba, ya que creemos en conservar la esencia de las construcciones. Sin embargo, el granero lo encontramos en muy mal estado y decidimos transformarlo en un estudio tipo loft.
“Salvo por algunas reformas en el interior, hemos mantenido la casa principal tal y como estaba. Lo que sí hemos transformado es el granero’’ Macarena Gómez
-¿Habéis decorado la vivienda vosotros?
-Macarena: Ambos hemos aportado ideas. Es un mix de estilos; el de Aldo, más ecléctico, y el mío, más geométrico o mondrianesco. Soy cordobesa, una ciudad con un constante cielo azul y mucha luz, por lo que para mí era fundamental que la casa fuera diáfana y luminosa. Hemos mezclado elementos vintage adquiridos en los anticuarios de la zona con muebles art déco.
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© VICTORIA MUÑOZ-Después de tanto trabajo, ¿cómo la describiríais?
-Macarena: Como nuestro templo. Es nuestro retiro, nuestro lugar secreto, nuestra Narnia. Un paraíso perdido y un espacio para inspirarse donde el tiempo no existe, sino que lo guían las estaciones y la naturaleza.
-¿Y cómo encajan los animales en esta ecuación?
-Macarena: Vivir rodeado de animales como si se tratara de una reserva es el sueño de Aldo desde que era pequeño. Los adoptamos para darles un destino mejor del que tenían. Son parte de nuestro día a día. Montamos a caballo, usamos los huevos que ponen las gallinas, con la lana de las alpacas hacemos cojines...
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© VICTORIA MUÑOZ-¿Lleváis la cuenta de con cuántos convivís?
-Macarena: Ahora mismo tenemos tres alpacas, una llama, un cerdo, cuatro caballos, dos perros, gallinas, patos, pavos reales, conejos... y en un mes llega Toto, ¡un dromedario!
“Este hogar es nuestro templo. Nuestro lugar secreto. Un paraíso perdido e inspirador donde el tiempo no existe, sino que lo guían las estaciones’’ Macarena Gómez
-¿No era suficiente con las alpacas y las llamas?
-Macarena: Muchos de nuestros animales son rescatados. Toto viene de Normandía y, en su día, lo salvaron de un circo búlgaro donde vivía en un sitio reducido con muy malas condiciones. Así que, dentro de poco, será un dromedario del Ampurdán con todo el espacio del mundo.
© VICTORIA MUÑOZ-Vuestro hijo, Dante, estará feliz... ¿Qué os motivó a hacer de esta granja, originalmente vacacional, vuestra residencia permanente?
-Aldo: Fue a raíz de la covid. Descubrimos que la calidad de vida que puede tener un niño criándose en el campo, andando descalzo, jugando con animales y yendo a un colegio rural supera con creces a la que ofrecen las grandes ciudades. Además, si pasa algo de tintes apocalípticos, como una pandemia, no estamos encerrados. Como decía mi abuela: “Durante la guerra, lo más importante es tener tu propio huerto”. Y nosotros tenemos huerto, animales, un río... y todo lo necesario para subsistir.
“Vivir rodeado de animales es el sueño de Aldo desde que era pequeño. Hemos adoptado caballos, alpacas, llamas... ¡y en un mes llega un dromedario!”
-¿Vuestra vida aquí es tan idílica como suena?
Aldo: ¡Es apasionante! Vivimos con las estaciones y nos encanta hacer barbacoas, fiestas de día, comidas al aire libre... A mí me permite dedicarme a la contemplación y a la pintura y, al tener mi estudio pegado a la casa, puedo pasar un montón de tiempo con mi hijo.
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© VICTORIA MUÑOZ-¿Y en tu caso, Macarena?
-Macarena: Mucha gente me pregunta si no me aburro, pero para mí la relación que tengo entre la ciudad y el campo es perfecta. Puedo refugiarme aquí cuando estoy cansada y disfrutar de mis animales y del entorno. Socializo mucho con la gente del pueblo y me encanta participar en las actividades que organizan o ir a la terraza de la plaza. Lo más maravilloso es saber que, al igual que hacía yo de pequeña en el barrio, mi hijo puede moverse y jugar con total tranquilidad.
-Los compromisos laborales hacen que no siempre coincidáis los tres. ¿Cómo os organizáis?
-Aldo: Tenemos una estructura bien montada. Macarena vive en su piso de Madrid entre semana por motivos profesionales, mientras que yo trabajo desde casa y, por tanto, puedo ocuparme más de las labores del hogar.
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© VICTORIA MUÑOZ“La vida aquí es apasionante. Nos encanta hacer barbacoas y comidas al aire libre, y a mí me permite dedicarme a la pintura y pasar mucho tiempo con mi hijo” Aldo Comas
-¿Qué nos podéis contar de vuestros próximos proyectos?
-Macarena: Ahora mismo estoy rodando Hora y veinte, un thriller de acción de esos que tanto me gustan, y la nueva temporada de La que se avecina. También estoy, junto a Aldo, con la posproducción de Tabula rasa, la película que hice en República Dominicana con Amaia Salamanca y Carlos Bardem.
-Aldo: Por el momento, expondré en el Museo Taurino de Córdoba, en la Feria Flecha de Madrid, en el hotel Corso de Ibiza y en Miami Art Basel.
© VICTORIA MUÑOZ-¿Diríais que os une la creatividad?
-Aldo: Totalmente. Ambos somos personas muy creativas y nos complementamos y nutrimos en todas las facetas de la vida, desde elegir el look para una alfombra roja hasta nuestros proyectos.
-¿Algún plan especial para febrero?
-Aldo: No somos muy de San Valentín, porque celebramos el amor cada día, pero sí que tenemos muchas ganas de acudir a los Goya.
La relación que tengo entre la ciudad y el campo es perfecta. Me gusta participar en las actividades del pueblo, ir a la terraza de la plaza y que mi hijo juegue con total tranquilidad” Macarena Gómez
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© VICTORIA MUÑOZEl dúo dinámico
- Una mujer de acción... En 2019 creó junto a Kiko Prada Cilantro Films. Desde entonces, Macarena engrosa la lista de intérpretes que, como Reese Witherspoon o Carolina Bang, ejercen de productoras. “Tras muchos años recibiendo buenos guiones que nadie sacaba adelante, quise aportar mi grano de arena y ayudar, sobre todo, a amigos con mucho talento”.
- Y un hombre del renacimiento: Centrado en la pintura desde hace algún tiempo, Aldo ha sido empresario, cantante, realizador e instructor de vuelo. El catalán ha coqueteado con muchas disciplinas hasta llegar al sitio donde más cómodo se siente: ante un lienzo sobre el que plasmar su mundo.
- Perfecto equilibrio: El suyo es un hogar donde el orden y el caos conviven en perfecta armonía. Mientras que para Macarena todo ha de estar equilibrado -sufre de vértigos a causa de un trastorno en el oído-, Aldo se mueve como pez en el agua en espacios anárquicos fruto de su personalidad hiperactiva e inquieta.
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