La diseñadora y prescriptora Marta Oria y su marido siempre habían veraneado en el sur con sus respectivas familias. Pero cuando empezaron a plantearse cuál sería su lugar propio, planearon un viaje a Cantabria . “En esa escapada nos enamoramos de la zona y encontramos una casa muy vieja en un sitio increíble: un acantilado con vaquitas pastando alrededor y, al mismo tiempo, muy cerca del centro de Santander”, cuenta Marta. Una mezcla perfecta y, para ellos, la mejor representación de Cantabria: mar y montaña en un mismo paisaje. “El olor a vaca y a mar al mismo tiempo. Los alrededores son maravillosos; hay una senda que sale desde nuestra casa, bordeando los acantilados de la Costa Quebrada que nos gusta hacer al atardecer, o simplemente disfrutamos de ver los veleros que navegan, o la puesta de sol… ¡es una pasada!”.
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-¿Qué encontráis en esta casa que no hay en ningún otro lugar?
-Esta casa es paz, es alegría y es hogar; cuando pasamos el primer túnel de Cantabria respiro hondo y pienso en lo feliz que me hace volver. Intentamos escaparnos siempre que podemos y en verano no fallamos, pero septiembre en Cantabria es un lujo; además, el tiempo siempre suele ser mejor que en agosto. Aunque yo reconozco que soy de las que le gustan los días de lluvia en verano. No me importan; a veces, incluso los agradecemos. Hay tantas cosas que hacer que los días malos no empañan el verano. Solemos pasar largas temporadas aquí, y ahora que los niños son más pequeños aprovechamos y estiramos al máximo los puentes.
-¿Cuál es vuestro plan favorito cuando venís aquí?
-Tenemos mil planes, uno de ellos es simplemente estar, disfrutar de la casa, las vistas, los niños por el jardín… pero si tuviera que quedarme con uno sería navegar por la bahía de Santander, es maravillosa; y después salir a cenar por el centro o picar algo en alguno de nuestros restaurantes favoritos, que son muchos, porque es una zona en la que la gastronomía es una pasada.
-¿Soléis recibir a mucha gente en casa?
-¡Nos encanta! Tenemos siempre algún invitado, aunque nos gusta guardarnos tiempo para nosotros también. Pero la casa se pensó desde el principio para que vinieran familia, amigos, primos…La planta de arriba es una representación de ello, muchas camas y una zona de juego en el centro. Ahora con los niños disfrutamos mucho invitando a amigos que están un poco en las mismas que nosotros.
-¿Cuál es vuestro menú ideal cuando recibís?
-Nos gusta mucho ser anfitriones y dar lo mejor a nuestros invitados, nos esforzamos porque nos encanta. Siempre empezamos con un picoteo, embutidos y quesos en tablas grandes y con mucha variedad. Ponemos algo fresco y más ligero de entrante y alguna crema. Y de plato principal un plato único porque los entrantes suelen ser contundentes y nos gusta sorprender con los arroces de mi marido. No se le resisten y cada vez se supera a sí mismo. También las barbacoas. De hecho, hicimos una de estilo argentino porque el momento barbacoa da mucho juego.
-¿Cómo habéis decorado la casa?
-La decoramos juntos, fue un proyecto en el que pusimos mucha ilusión, ya que para nosotros es un lugar muy especial. Queríamos hacer un hogar lejos del nuestro y muchas veces eso no es fácil. Tengo un estilo de decoración tirando a clásico, aunque me gusta mucho la mezcla con elementos contemporáneos, y sobre todo, poner las cosas que me apetecen y no las que se llevan. A la hora de decorar, no seguimos tendencias.
-¿Cómo defines el estilo deco de la casa?
-Yo creo que es muy personal, tiene muchos contrastes y cosas que no son típicas. Diría que es de estilo clásico contemporáneo. Como por ejemplo, suelo damero de mármol estilo Versalles pero con acabado rústico, que se adapta al concepto de la casa. Otro ejemplo es la escalera, que también es de mármol de Carrara estilo Versalles pero con barandilla de forja y pasamanos en madera. Hay una cosa muy interesante en la casa, y es que todo el solado de la zona exterior es mármol travertino con despiece estilo romano. Hay muchos guiños a formas arquitectónicas y de interiorismo clásico, pero adaptadas al estilo contemporáneo en el que vivimos. Y reconozco que las casas me empiezan a gustar después del año en el que empiezas a vivirlas. Las casas vividas siempre son más especiales que las que están recién hechas y decoradas.
-¿Cuál es tu rincón favorito?
-Dudo entre la zona de arriba, donde están juntas la habitación de los niños y el cuarto de juegos y la cocina. La cocina para mí es especial; de hecho, quisimos darle todo el protagonismo por lo que significa para nosotros. En mi casa, la vida ha girado siempre en torno a la cocina, meriendas largas, tardes haciendo deberes con mis hermanos, cenas y conversaciones nocturnas con mi madre… Las cocinas son especiales siempre. Por ello, en esta casa es la zona más importante. Y la zona de arriba para mí también es maravillosa, paso mucho tiempo con mis hijos ahí; hay muchos días de lluvia en los que solo estamos en esa zona y por eso siempre guardará recuerdos maravillosos tanto para mí como para ellos.
-¿Cuál es la pieza deco que más valor sentimental tiene para vosotros?
-El escritorio del despacho de mi marido, que compramos en un anticuario en Francia, data del siglo XVII y es de castaño macizo natural. Era el escritorio de una abadía. Nos gusta mucho buscar piezas antiguas de mobiliario con su historia detrás.
-¿Cómo es el salón ideal?
-Un lugar que invita a estar, a sentarse y hablar, a leer, a tomarse un café tranquilamente ojeando el móvil o una revista. Como nos gusta mucho invitar, doy mucha importancia a las zonas de estar. Los salones son muy importantes también, tomar el café o una copa después de comer en un salón bien decorado y pensado para ello cambia mucho. En esta casa tenemos un salón exterior para el momento aperitivo y café, las vistas que tiene son maravillosas, pero se pensó para interactuar unos con otros y estar en un entorno agradable.
-¿Algún consejo infalible para decorar una casa en el campo?
-Tratar de reflejar la conexión con el entorno e intentar no replicar tu residencia habitual que, por lo general, suele estar en la ciudad. Así podremos encontrar un lugar distinto, armónico y equilibrado que nos seguirá haciendo sentir en casa. Como decía antes, no seguir tendencias y apostar por nuestro gusto siempre hará que nuestra casa tenga más personalidad que ninguna.
Direcciones favoritas
- Valles pasiegos: “Nos encanta hacer una ruta por los pueblos de los valles pasiegos; visitar el santuario de la Bien Aparecida y comer en La Solana”.
- Conservas en santoña: “No hay mejor excusa que ir a Santoña para probar las mejores conservas; navegar por la bahía haciendo parada en Isla Marina o en el Puntal”.
- Paseos gastro: “Dar un paseo por la Costa Quebrada; visitar San Vicente de la Barquera o Comillas; comer un cocido lebaniego en el Oso atravesando el desfiladero de La Hermida; y por supuesto degustar la gastronomía de Santander donde tenemos la suerte de haber conocido los mejores restaurantes de la ciudad”.