Vega Royo-Villanova es un torrente de energía. Pionera en el mundo de los blogs de moda en España, comenzó su carrera en el mundo de la moda en Christian Dior con 21 años. Después de su paso por Dior, se fue como periodista internacional a recorrer el mundo. Ha vivido en Bangkok, Kuala Lumpur, Atenas, Berlín, Zúrich, París o Panamá. Lectora empedernida y madre devota, sus hijos son su absoluta prioridad. Desde hace cuatro años es directora de comunicación de Los Encajeros y embajadora de la firma de alta joyería Godiam. Está casada con el financiero y empresario argentino Marcelo Berenstein, con quien tiene dos hijos. Aunque pasan la mayor parte del tiempo en EE. UU., nos recibe en su casa de Madrid. “Siempre quisimos tener un pied-à-terre aquí. Madrid es mi ciudad, donde nací y crecí y donde están mi familia y mis mejores amigos”.
-¿Cómo definirías tu estilo decorativo?
-Clásico. Desde niña, todas las casas en las que he crecido han sido tradicionales. Quiero que esa misma tradición prevalezca. Más aún en un mundo que tiende a lo moderno y a lo minimalista.
“Todas las casas en las que he crecido han sido tradicionales. Quiero que ese estilo prevalezca en la mía. Más aún en un mundo que tiende al minimalismo”
¿Has tenido algún tipo de ayuda para decorarla?
-La decoré con el decorador sevillano Amaro Sánchez de Moya, que representa a la perfección el estilo que buscaba. Lo mismo te dibuja una lámpara en medio segundo que te lleva a una tienda perdida en el Rastro o te tira una pared. Es un genio y su estilo es de los más elegantes de Europa. Me parece absurdo buscar decoradores extranjeros teniendo en España talentos así.
-Vives entre Madrid, Miami y Nueva York. ¿Cómo hacéis para organizaros?
-El que más viaja es mi marido, que vive subido a un avión, pero lo llevamos muy bien. Nos hemos acostumbrado y para nosotros es lo normal. Los dos somos independientes y respetamos nuestros espacios. También viajamos en familia. Mi hijo mayor nació en Nueva York y la pequeña en Miami. Están acostumbrados a subir a un avión como si nada. Noah cumplió su primer año en Bali, donde vivimos dos meses porque nos encantan los deportes acuáticos. El año pasado pasamos un mes en México: desde la selva en Chiapas hasta el Yucatán. ¡Los niños volvieron hablando con acento mexicano! Somos muy nómadas, pájaros libres, así que nos sale natural estar aquí y mañana allá. Si tuviéramos que mudarnos a Kenya mañana mismo, me iba feliz.
-¿Cuáles son tus marcas y tiendas deco favoritas?
-Para dormitorios de niños, Piccolo Mondo. No hay palabras para describir las idealidades que tienen para los más pequeños. Entrar en su tienda es mágico. Estuve la semana pasada para reponer las alfombras de los cuartos de los niños y ¡salí queriendo tener otro hijo! Para vestir la casa con sábanas, toallas y mantelería, Los Encajeros. Para vajillas y cristalería, Vista Alegre. Cuando mi abuela paterna vivía, a cada nieto le regalaba una vajilla de Vista Alegre al casarse.
“Me encanta la mezcla de invitados. Presentar a personalidades de distintos países para que creen sinergias y vínculos profesionales y personales”
-Te encanta recibir en casa, ¿cómo lo sueles hacer?
-Con los ojos cerrados, porque estoy muy rodada. Voy variando vajillas y mantelería para no caer siempre en la misma mesa. Tengo vajillas comodín de colores nude fácilmente combinables. Para el campo, me gusta la vajilla verde agua con animales de caza de Vista Alegre y en la ciudad no me canso del modelo Famille Verte. Es la que he utilizado en la mesa de hoy. Las flores siempre me las pone Teresa Zayas, de Las Flores de Tadea, que viene a casa aunque yo no esté porque ella sabe dónde tiene que ponerme los ramos. Delego ciegamente en su gusto con los centros de mesa. Lo más importante, la mezcla de invitados. Me encanta presentar amigos de distintos países y personalidades para que se creen sinergias y vínculos profesionales o personales en sus vidas.
-Danos tus consejos para poner la mesa.
-Soy muy tradicional y por mi trabajo en Los Encajeros, en mi casa no faltan ni las paneritas de la bandeja del pan. Cuido hasta el mínimo detalle pero me sale muy natural. Tardo poquísimo en montar una mesa. Lo importante es decorarla a tu gusto, sea cual sea. Un truco: poner un muletón debajo del mantel o del individual para que se asiente mejor y quede más elegante (además de proteger la mesa).
“Mi truco es poner siempre un muletón debajo del mantel o del individual para que quede más elegante y además protege la mesa”
-Háblanos de Los Encajeros, ¿cómo es tu trabajo en la firma?
-Es mi trabajo soñado porque me encanta y puedo compaginarlo con mi familia y los niños, que para mí, son prioridad. Al ser una empresa familiar toco un poco todas las áreas. Con Mónica Mendoza, la dueña y cuarta generación a cargo de la marca, me llevo perfectamente. En tres años y medio no hemos tenido ni un solo roce. Me encanta el trabajo artesanal y con ella aprendo desde la creación del diseño, hasta la producción y la venta. Además, es una firma que he mamado desde niña porque mi familia materna es de Bilbao. En casa crecí rodeada de Los Encajeros desde la época de mi bisabuela, a quien tuve la suerte de conocer hasta los 16 años. Aún tenemos sábanas y mantelería de principios de siglo con sus iniciales que están como nuevas. El pabellón de la cuna de mis hijos de encaje y plumeti era el de la cuna de mi madre. Y lo tengo guardado para mis nietos. ¡Eso no tiene precio! Eso sí, ¡no metáis nunca las sábanas buenas en la secadora, por favor! Me encanta trabajar en una firma vasca que ha sabido sobrevivir a la globalización y posicionarse como la número uno mundial. Tenemos clientes de todo el planeta.
-¿Cuál es la pieza de mayor valor sentimental que tienes?
-Difícil elegir, pero quizás mi biblioteca, que lo es todo, y también una cubertería de plata con las iniciales de mis abuelos. La utilizo muchísimo.
-¿Qué es lo que más te gusta de tu casa actual?
-Adoro los cuartos de los niños. Diseñarlos con Piccolo Mondo fue un proceso precioso e inolvidable. La cama de la niña es como una casita de campo. Nunca olvidaré su cara de felicidad la primera vez que entró en su dormitorio.
“Tengo mi trabajo soñado porque puedo compaginarlo con los niños y mi familia, que para mí son prioridad”
-¿Cuál es tu menú ideal cuando recibes en casa?
-No soy muy cocinitas así que suelo seguir las recetas de mi amiga argentina Juana Pepa, que son superfáciles de hacer. Me encanta servir un plato de cuchara de primero, ya sea consomé o una crema (calabaza y calabacín son mis preferidas) y de segundo, salmón al horno o un pollo asado con patatas.
-¿Cual es el rincón de la casa en el que pasas más tiempo, el más vivido y por qué?
-Amo mi dormitorio. Es mi templo, donde encuentro reposo y quietud. Aunque soy muy social, también necesito grandes dosis de soledad y silencio. En mi dormitorio me tumbo a descansar, meditar y leer. El verde me relaja y el mural de Coordonné simulando un jardín del edén es mi perdición.
“Aún tengo sábanas y mantelería de Los Encajeros de mi bisabuela de principios de siglo con sus iniciales que están como nuevas”
Oda a la tradición
Vajillas familiares, servilletas de lino, sillones Luis XVI. El estilo tradicional impera para dotar de elegancia a cada espacio. Una elección que apuesta por las tradiciones.