Carla Pereyra es toda una caja de sorpresas. Alejada del cliché atribuido a las mujeres de los futbolistas -huyendo del brillibrilli, los logos y el dolce far niente- la argentina, que se formó como perito técnico y después en arte, lleva trabajando desde los 18 años. Empezó como modelo; trabajó en agencias de comunicación y, tras hacerse conocida en España, decidió trasladarse a Londres, donde continuó discretamente su formación, y posteriormente a Nueva York, donde trabajó durante un tiempo en una galería de arte. Llegó un momento, sin embargo, en el que sintió la necesidad de regresar a España, un país que siempre ha sentido como un segundo hogar. Y conocemos… O casi. Porque pocos saben que Carla es toda una empresaria del sector inmobiliario. Comprar pisos en malas condiciones para reformarlos por completo se ha convertido para ella no solo en un oficio a tiempo completo, sino también en una auténtica pasión que, por lo visto, le viene de familia.
-¿Cómo surgió tu interés por la arquitectura y los interiores?
-Mi abuelo era arquitecto y mi familia siempre ha estado en este negocio. Mi padre diseñó él mismo nuestra casa en Buenos Aires, por ejemplo. Lo mío podríamos decir que es una vena más artística, pero también fui a un colegio técnico. Hice hasta quinto año de Construcción, lo que allí se llamaba maestro de obra, perito aquí. Por eso sé leer planos y esas cosas. Esas nociones se te quedan. Aparte, me gusta mucho el arte y la estética. Y a través de viajes, trabajos… te vas formando en ello. Yo soy muy inquieta, me apasiona lo que hago y pongo el alma en cada cosa. A veces siento que no puedo estar quieta. Voy por casa y voy pensando “esto voy a cambiarlo”, y al día siguiente he dado la vuelta a toda la habitación. Creo que es bueno cambiar los espacios, renuevas la energía. Es algo que me encanta.
-¿Por eso creaste MyLocation?
-Es una empresa familiar que surgió, hace ahora ocho años, junto a Diego. Busqué un apartamento, lo reformé y lo vendí. Luego vino otro, luego otro… Y con lo que se iba generando, el negocio fue creciendo. Hace unos años llegamos a un volumen que nos permitió ir un poco más allá y empezamos a comprar edificios enteros. Ahora mismo estoy acabando dos en Madrid, porque casi todo nuestro negocio está aquí, y los alquileres están yendo genial. Pero también tenemos alguno en Buenos Aires y Estados Unidos. En esos estoy menos involucrada a nivel diseño, claro, pero en los de aquí estoy detrás de cada detalle. Son apartamentos listos para entrar a vivir, con materiales de primera y en ubicaciones privilegiadas. Por eso el nombre. La ubicación siempre me ha parecido lo más importante cuando buscaba casa. Mi primer apartamento, cuando llegué a Madrid, fue en Lagasca (barrio de Salamanca), y en Nueva York vivía en Chelsea. Me importaba más eso que los metros cuadrados.
“Mi abuelo era arquitecto y mi familia siempre ha estado en ese negocio. Lo mío podríamos decir que es una vena más artística, pero fui a un colegio técnico de construcción”
-Ahora, en cambio, ¡vivís en una casa enorme!
-¡Sí, lo es! Son unos 1.900 m² construidos. La compramos en 2016, y era otro tipo de casa, totalmente. Estuvimos un año reformándola por completo. Yo me impliqué mucho en todo. Era importante para mí que fuese una casa muy limpia, con espacios muy amplios, con mucha luz natural, y que fuese funcional. También me preocupé muchísimo porque fuese lo más sostenible posible. Hay luz natural en todas las estancias, e instalé placas solares y aerotermia para el frío/calor. Todo se retroalimenta y el 75 % de la energía que usa la casa es autoproducida. Fue una gran inversión, pero para mí era una especie de responsabilidad personal, ya que teníamos los medios para hacerlo.
También tenemos dos huertos, que mantenemos todo el año, y en casa comemos todo orgánico y km 0. Tengo un proveedor que me trae todo lo posible de granjas de Madrid. Cuidamos mucho la alimentación, sobre todo la de las niñas.
-¿Cómo fue el proceso de hacer de esta casa tu hogar?
-Yo quería una casa cálida, un hogar en el que nos sintiéramos a gusto en cada rincón. Me costó varios cambios, unos cuantos años… No paraba de mover los muebles por toda la casa. Creo que hay que hacer una gran introspección para entender cómo quieres vivir y, por lo tanto, cómo tiene que ser tu casa. Y en nuestro caso es en familia, pero rodeados de más familia y amigos. Aunque son espacios muy abiertos, no se sienten fríos. Fue un proceso largo, pero siento que hoy toda mi familia tiene un hogar. Y es algo que me hace muy feliz. Para ello conté con la ayuda de la interiorista Mer Rivera, y creo que ahora la casa transmite un aire muy “mediterráneo” aunque también podría ser una casa de Punta del Este (Argentina). Allí también son muy abiertas, volcadas al exterior y con mucha madera, materiales nobles… Por supuesto, también quisimos que en el jardín hubiese una barbacoa para hacer asados argentinos. Yo me he ido españolizando mucho, pero mi marido no podría ser más argentino ¡y eso era indispensable!
“Me preocupé mucho porque la casa fuese lo más sostenible posible. Instalé placas solares y aerotermia. Fue una gran inversión, pero para mí era una especie de responsabilidad personal”
-¿Cómo os conocisteis Diego y tú?
-Pues regrese a España de Nueva York un miércoles, y el jueves conocí a Diego. ¡Suena increíble, pero me encanta contarlo! Fue en un restaurante. Yo había ido a cenar con una amiga para celebrar que estaba de vuelta, y él con un amigo.
Yo fui al baño y él me fue a esperar a que saliese. Cuando yo salí él estaba “hablando por teléfono” y yo le reconocí, ¡soy argentina!, así que le dije bajito, para no interrumpirle: “Enhorabuena por su trabajo”. Él bajó rápidamente el teléfono y me dijo: “En realidad te estaba esperando”. ¡Y hasta hoy! Este mes es nuestro décimo aniversario. Y para mí es como si no hubiese pasado ni un año; es increíble todo lo que hemos construido juntos. Hay tanto amor; tanta amistad… Todo.
“Creo que hay que hacer una gran introspección para entender cómo quieres vivir y, por lo tanto, cómo tiene que ser tu casa. Y en nuestro caso es en familia”
-Te emocionas al hablar de ello...
-Sí, es que no podría haber sido otra persona. Fue alguien que llegó a mi vida para hacerme mejor. Es “sano”, comprensivo, buen compañero… y un padre increíble para nuestras hijas, Francesca (7) y Valentina (5). A pesar de que tiene ya hijos mayores y un trabajo superexigente, es el primero en pasarse la noche en vela si alguna tiene fiebre. Nos cuida muchísimo. Ya ves, estamos aquí hablando y viene a traerme un mate. Siempre tiene detalles así. Es un marido de 10.
Rutina de bienestar
Deporte cada mañana
“Casi siempre empiezo el día entrenando, hace años que trabajo con Crys Dyaz, y eso me da un chute de energía tremendo para el resto de la jornada. Hago ejercicios de fuerza, yoga...”.
“Diego nos cuida muchísimo. Ya ves, estamos aquí hablando y viene a traerme un mate. Siempre tiene detalles así. Es un marido de 10”
Familia & trabajo
“Después de entrenar llevo a las niñas al cole, trabajo en mi despacho, casi siempre tirada en el suelo, y después hago los deberes con ellas cuando llegan y pasamos tiempo de calidad juntos . Eso es primordial”.
En pareja
“Al final del día llega nuestro momento de pareja, me encanta compartir un rato con mi marido. Nos sentamos a hablar de la jornada con un mate o un vino junto al fuego, contándonos cómo ha ido todo. A veces leemos juntos, cocinamos... La felicidad está siempre en las pequeñas cosas, es la forma en la que eliges cómo vivir a diario”.
“Quisimos que en el jardín hubiese una barbacoa para hacer asados argentinos. Yo me he ido españolizando mucho, pero mi marido no podría ser más argentino”
Ese algo especial
Un salón para disfrutar en familia, un pequeño huerto con el que abastecerse de vegetales.. La casa de Carla Pereyra y Diego Simeone tiene todo lo necesario para encontrar la paz en el hogar . Sigue su ejemplo y rodéate de belleza... y practicidad.