Un tesoro real
Seguramente habrás escuchado hablar acerca de la reciente apertura de La Galería de las Colecciones Reales en Madrid en verano. Tuve la suerte de que Ana de la Cueva, presidenta de Patrimonio Nacional, me lo enseñase de primera mano, un verdadero lujo por la pasión con la que explica las obras y detalles del museo. Cuenta que recibió el edificio vacío hace dos años y que le parecía que la arquitectura ya era tan bonita, que costaba pensar en llenarlo. Hay piezas que jamás han sido expuestas, como el caso de las impresionantes columnas de la iglesia del Real Hospital de la Virgen de Montserrat. Estaban olvidadas y cubiertas de pintura marrón en un pasillo por el que pasaban a diario al entrar en el Palacio Real a fichar tarjeta. Hoy en día verlas restauradas con su azul y dorado originales es una estampa inolvidable.
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¿Sabías que las colecciones reales tienen 170.000 piezas en su haber? En la galería se exponen casi 700 y un tercio de la colección será itinerante de año a año.
¿Por qué me gusta? Es un tránsito en la Historia de España brillantemente hilado a través de sus reyes y un viaje por lo sublime del arte, el detalle y la exquisitez.
Una noche en el Hong Kong de 1930
maginaos viajar en el tiempo y sentir el pulso de la vibrante ciudad de Hong Kong en los años 30. Eso es lo que se siente al entrar en el exclusivo club privado The China Club, lleno de antigüedades y arte, en el histórico edificio del Banco de China. Solo pueden entrar socios e invitados. Nosotros fuimos afortunados; nos invitó un amigo y en seguida confirmamos, pero había un pequeño detalle…veníamos de Bali y yo viajaba con maleta de mano y apenas un bolso. No había contemplado nada glamoroso, así que tiré de imaginación y mucha actitud de esa de “me acabo de bajar de mi barco y decidí venir cómoda”.
Disfrutamos de un pato laqueado espectacular que comimos ¡con palillos de plata! Al final de la noche casi me sentía como la dueña del barco. Pero hubo más; camino a fondo las ciudades, intento probarlo todo y el mundo no deja de sorprenderme. Así conocí un bar oculto de estilo modernista llamado Dragonfly que me cautivó con su techo lleno de lámparas Tiffany de los años 20 al revés; disfruté de una cena épica en Mott 32 y descubrí los imponentes centros comerciales, de los cuales K11 Musea se lleva el premio.
Domingo de amigas en Madrid
Una cita con mi querida amiga Fabiola Martínez, con la que comparto muchas cosas, pero sobre todo el corazón venezolano y el amor por Madrid, es siempre un buen plan. Ambas llevamos aquí más de dos décadas y sentimos que es nuestro hogar. Cómo no va a serlo, esta ciudad tiene tanto que ofrecer y abraza a todo el que llega como si fuese suyo. Siempre que nos vemos visitamos alguna galería, en este caso la de Fernando Pradilla, y nos encanta pasear por la zona del Teatro Real, tomar un café en la Plaza de Oriente y comer en Charrúa o Cannibal.
Fabiola me cuenta acerca de los avances de la Fundación Bertín Osborne que ella preside. Hablamos de Dona2, la nueva iniciativa para ayudar a las familias de niños con discapacidad a cubrir gastos donando dos euros al mes en dona2.org. Desde que nació su hijo Kike, su misión ha sido esa, ayudar a familias en su misma situación. “Madrid, como ciudad de oportunidades, me ha permitido dejar mi huella a través del trabajo que realizamos en la fundación”, me cuenta. Y no se puede hacer mejor. Seguimos conversando, arreglamos el mundo, tomamos más café del que debiéramos, nos reímos y pensamos en más maneras de dejar huella en esta ciudad que tanto nos ha dado.