Al lebrijano Francisco Dorantes, la excelencia artesana le pierde desde que su padre, de niño, le regalara una silla de montar. Dice que fue entonces cuando se enamoró del cuero. A los pocos años ya estaba formado como zapatero -llegó a calzar al rey emérito- y a los 18 montaba su propio taller de guarnicionería, enfocado en diseñar y restaurar guarniciones históricas, de esas que se enganchan a los coches de caballos más fastuosos y se exhiben, dando solera a la historia de las casas reales y de las grandes familias. Aquel precoz talabartero superdotado es hoy uno de los más buscados del planeta y su firma, Dorantes Harness, el paradigma del lujo artesano. En 2015 recibía una llamada de la Casa Real. “Me lo tomé a broma antes de colgarles, pero no lo era”, recuerda. “Me pidieron que fabricara nuevas guarniciones para las caballerías del Palacio Real y que restaurara las antiguas”.
Ese fue también el año que le valió el Premio Nacional de Artesanía. La reputación de su trabajo y la calidad de su cuero vegetal -su proceso de curtición se prolonga durante seis meses- también ha llegado a las grandes firmas de lujo y moda -de Hermès a Inés Domecq-; las escuelas más prestigiosas envían a sus alumnos allí a formarse y ha dejado su impronta en las guarniciones y carruajes de sagas como la de Nahman Andic, cofundador de Mango, o la familia Entrecanales, y en superproducciones como El zorro (Antonio Banderas calzó sus botas) o Gladiator (algunas de las cuádrigas llevan su firma).
“Me tomé la llamada de la Casa Real a broma, pero no lo era. Querían que restaurara sus guarniciones y creara otras nuevas”
Este año, además, lanza su propia colección de bolsos y accesorios inspirados en el mundo del caballo , y lo hace desde una nueva base de operaciones que se suma a su taller de Lebrija; la emblemática Real Casa de la Moneda de Sevilla. Cuenta como socias de esta nueva aventura con su hermana Manuela Dorantes -diestra artesana y una escudera fiel a lo largo de toda la trayectoria de Francisco- y con una entusiasta Chitina Oriol, que llegó a Francisco como clienta -cuando las históricas guarniciones de su familia, de las que ella era custodia, fueron robadas- y, enamorada de su talento y saber hacer, cambió sus tareas al frente de la floristería familiar Búcaro de Sevilla por este otro gran proyecto familiar. Una nueva etapa para todos que promete grandes hazañas en cuero.