Desayuno en un viejo cortijo
En el norte de Sevilla, se encuentra el cortijo @taramona_life, donde mi amigo @georgescottrides organiza sus rutas a caballo. Me levanto temprano y decido curiosear entre las baldas de la despensa, donde descubro pintorescas vajillas traídas de Almería, manteles blancos de algodón, servilletas y una cafetera italiana por la que han pasado los años.
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Me decido a montar una mesa de desayuno que se funda con las paredes de esta casa que respira duende. Corto flores del jardín, limones del limonero para adornar la mesa, y tuesto pan en la sartén, como se hacía antes, mientras la cafetera silba de fondo. Los huevos revueltos están casi listos y el olor a café recién hecho lo impregna todo. Pongo un disco de jazz en el gramófono, es Ella Fitzgerald, y me dedico a la vida contemplativa… Qué más se puede pedir.
“Corto flores del jardín, limones del limonero para adornar la mesa, y tuesto pan en la sartén, como se hacía antes”
Huevos revueltos al baño maría
Ingredientes (para 4 personas)
● 8 huevos de corral ● 1 cda sopera de mantequilla ● 1 cda de nata ● salsa Perrins ● una pizca de sal ● una pizca de pimienta
Elaboración
- Se baten los huevos con una cucharadita de nata y un toque de sala Perrins, sal y pimienta al gusto.
- Se pone una fuente resistente al calor, con una cucharada de mantequilla, dentro de una olla de agua hirviendo y se hacen los huevos al baño María sin parar de remover, por lo menos 10 min o cuando obtengamos la textura deseada.
- Acompañar de pan tostado, salmón ahumado o jamón ibérico.
Sastrería a medida
Hace tiempo que mi vestuario más selecto lo pongo en manos de mi sastre Daniel García de @medidatradicional. Daniel me confecciona mis chaquetas, mis camisas a rayas y mis pantalones Jodhpur para montar a caballo. En esta sastrería cada pieza es especial, ya que se personaliza con un sinfín de acabados, ojales a mano, entretelados, botonería, forrería, costuras y ribetes. Se parte de cero y cada pieza es única. Mis chaquetas son como una segunda piel y todo el proceso de confección me ilusiona y traslada a otra época.
“Se parte de cero y cada pieza es única. Mis chaquetas son como una segunda piel y todo el proceso me ilusiona y traslada a otra época”
Escapada eco
Soy una amante de la vida al aire libre y por ello mis escapadas de fin de semana suelen ser en plena naturaleza. Viajo a Sierra Morena para disfrutar de unos días donde el reloj no marca las horas y el tiempo es elástico. Recojo los productos de la huerta cada mañana y lleno mi cesta de pimientos, calabacines y berenjenas para hacer un buen pisto manchego. Los huevos frescos provienen de gallinas que campan a sus anchas picoteando aquí y allá y la alberca, con agua de pozo, me sirve de vía de escape cuando al calor aprieta.
Los paseos con mi perra Curra, cuando cae el sol, son un modo de meditación y recogimiento. El resto no importa. Jugar como una niña entre alpacas de avena, vivir pegada a una carretilla y disfrutar de las conversaciones de los lugareños, de las que tanto se aprende, hacen que la vida sea más fácil. Siempre lo fue. Nosotros somos los que nos la complicamos.
A caballo por los dolomitas
Alberto Russo (@gauberg_dolomiti_horsetrek) es mi guía, junto con Marcos Chaparro, para descubrir Los Dolomitas a caballo durante varios días. Alberto es italiano, conoce la zona al dedillo y sus yeguas de raza Haflinger son ágiles, nobles y de una belleza extraordinaria. La ruta comienza en su refugio, en plena montaña, rodeada de verdes praderas y animales salvajes. Subimos abruptas pendientes, sorteamos desniveles y atravesamos ríos mientras mis ojos no dan abasto ante tanta belleza.
“La ruta comienza en su refugio, en plena montaña, rodeada de verdes praderas y animales salvajes”
Paramos a mitad de camino y disfrutamos de un buen queso con pan hecho por los pastores, respiramos aire puro y hacemos que el tiempo se detenga. Converso con Alberto como si lo conociese de toda la vida y siempre acabamos hablando de caballos en un pequeño refugio en la montaña , donde dormiremos rodeados de silencio, pinos, abetos y estrellas alpinas. Ataviada con un sombrero típico de la zona, seguimos camino. No hay un final. ¿Los límites? Los ponemos nosotros. Este viaje se quedará siempre en mi recuerdo…