Clara siempre ha sido de pasar a la acción y no solo ante las cámaras. La actriz, tótem del cine español, es también un referente en materia de sostenibilidad y solidaridad. Desde Ochotumbao, la fundación que creó junto a Dani Rovira, continúa abanderando todo tipo de causas sociales, ambientales y animales y, ahora, su veganismo le ha llevado a embarcarse en una nueva aventura. Junto a su pareja, José Lucena, y el chef Víctor Pinacho acaba de abrir su primer restaurante plant based en el corazón de Madrid. Hasta allí nos desplazamos para charlar sobre su estilo de vida consciente y respetuoso.
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-Ya desde muy pequeña supiste que actuar era lo tuyo. ¿Recuerdas con la misma lucidez qué te llevó a abrazar el veganismo siendo adulta?
-Hubo dos fases. Primero vi un documental acerca de la sobrepesca que me hizo tomar conciencia de lo importante que es la trazabilidad, así que estuve unos años comiendo de todo, pero asegurándome de su procedencia. No fue hasta que llegué a Cowspiracy, el documental de Netflix que explica el enorme impacto que tiene la producción y el consumo de alimentos de origen animal, que decidí hacerme vegana y encontré la causa que más me toca a título personal. Creo que es la vía por la cual, individualmente, podemos lograr un mayor cambio. Como consumidores tenemos un enorme poder.
-¿Y cómo lo abordaste? ¿Sentiste ecoansiedad?
-Yo lo hice del tirón, aunque es verdad que esta toma de conciencia a través de la alimentación luego se ha hecho extensible a otros ámbitos. Es importante tener presente que no se puede ser cien por cien coherente con el activismo ambiental viviendo en una gran ciudad y teniendo un trabajo como el mío, pero lo importante es saber que cada gesto suma e ir viendo en qué medida puedes hacer algo. La alternativa es más incómoda, pero existe. Mucha gente me dice: “Yo no podría ser vegana, no puedes comer nada”. Pero solo tienes que planificarte más. Es un mito que debas ser supercocinillas o vivir de ultraprocesados que imitan a la carne o al pescado.
“En la alimentación vegana encontré la causa que más me toca a título personal. Creo que es la vía por la cual, individualmente, podemos lograr un mayor cambio. Como consumidores tenemos un enorme poder”
-¿Esto te ha obligado a mejorar tus dotes culinarias?
-Llevo siete años siendo vegana y lo cierto es que he empezado a ser ‘cocinitas’ hace relativamente poco. Lo que sí hago desde hace tiempo es comprar comida ecológica y, si recurro a platos preparados, me aseguro de que sean naturales. Te acostumbras a fijarte en las etiquetas e ingredientes, pero cuando algo te importa no lo percibes como un esfuerzo.
-¿Alguna receta estrella?
-José y yo nos hemos ‘masterizado’ en potajes de legumbres y verduras y en tortillas de patata.
“He empezado a ser ‘cocinitas’ hace relativamente poco. José y yo nos hemos ‘masterizado’ en potajes de legumbres y verduras y en tortilla de patata vegana”
-Tu compromiso con el veganismo se ha traducido en un restaurante. ¿Cómo nace La Tuerta Funky Castizo?
-Cuando yo empecé a salir con José, él ya tenía La Tuerta Funky Castizo junto con el chef Víctor Pinacho y solíamos ir allí a cenar. Yo me pedía las alcachofas y la menestra tan feliz, que eran los dos únicos platos que podía comer, pero Víctor, que es un artista, no quería que tomara siempre lo mismo y empezó a inventarse platos veganos solo para mí. Alucinada con lo ricos que estaban, le insistí para que los metiera en carta y a la gente le encantaron. De ahí surgió la idea de montar algo totalmente vegetal entre los tres. Para el vegano La Huerta es una maravilla, porque en Madrid no hay tantas alternativas para comer materia prima vegetal de calidad que no tienda al trampantojo, y para el que no lo es, de pronto se convierte en su restaurante favorito. Es bonito ver cómo quienes antes dedicaban su día de salir a tomarse un chuletón, ahora vienen aquí por gusto y con eso ya están reduciendo su consumo animal.
-Si nos sentamos a vuestra mesa, ¿qué nos recomiendas?
-Como entrantes, las bravas de bimi con crema de cocido y los puerros; de segundo, los tacos de tinga de setas y la fideuá y, para el postre, la tarta Bourdalese.
-Además de la alimentación, ¿qué otros gestos componen tu rutina de autocuidado?
-Aparte de comer vegano y saludable y practicar deporte, he empezado a meditar, hacer afirmaciones y a leer y escribir por las mañanas, para que nada más despertarme sea lo primero en lo que me coloco. También creo que el autoconocimiento es uno de mis grandes aliados. Llevo en terapia nueve años. Empecé estando en el típico momento de convulsión en el que necesitas perspectiva y, hoy por hoy, continúo porque me encanta la psicología, cuestionarme y filosofar sobre el comportamiento humano. Por eso también me resulta tan interesante ser actriz, porque tengo que meterme en la piel de distintos personajes.
-¿Cómo encaja un estilo de vida responsable con un lugar como Madrid?
-Viviendo en el centro, voy caminando a todos lados. Solo me desplazo en moto en contadas ocasiones y si tengo que coger un taxi, pido el eléctrico. Mi consumo se reduce prácticamente a comer fuera y compartir ratos de calidad con mi gente y nunca he sido de ropa de usar y tirar. Intento estar atenta a este tipo de cosas, aun sabiendo que es imposible controlarlo todo.
“Lo que queremos en Ochotumbao es ayudar a asociaciones pequeñitas de animales, medio ambiente o colectivos de personas desfavorecidas”
-¿Te has planteado mudarte al campo?
-Por ahora no. Soy bastante urbanita y todavía me apetece el bullicio del centro. Puede que en un futuro. Mis padres se fueron hace trece años a una aldea de Galicia y están felices.
-¿Cuáles son tus ‘direcciones sostenibles’ en la capital ?
-Las frutas y verduras las pido a La Huerta en Cesta, una cooperativa que cultiva ecológico en Rivas y cuyos productos van cambiando según la temporada, lo que también me obliga a jugar con las recetas. Y aunque no suelo ir de compras, en Corredera Baja y alrededores hay muchas tiendas interesantes de segunda mano.
“Mis padres se fueron hace 13 años a una aldea de Galicia y están felices. Yo, por ahora, no me lo planteo. Soy bastante urbanita y todavía me apetece el bullicio del centro”
-Tu salto al veganismo coincidió en el tiempo con la creación de Ochotumbao. ¿Cómo funcionáis exactamente?
-Cuando conocí a Dani (Rovira), él estaba haciendo las galas benéficas de ‘¿Quieres ayudar conmigo?’ en Málaga. Al unirme al proyecto junto con Rafa Villena y Sandra Sobrino, cambió estas funciones unipersonales por las de‘Improviciados’ y, tras un par de años, sentimos que, aunque preciosa, era una iniciativa muy concreta para solo doce organizaciones malagueñas y teníamos ganas de expandirla a otros lugares. Esa fue la semilla para construir una plataforma desde la cual hacer acciones solidarias para todo tipo de causas. Daniel Solano, uno de los amigos de Dani, se sumó al barco y entre los tres creamos Ochotumbao. A día de hoy, es él quien se encarga de la gestión y nosotros de la parte más mediática, como visibilizar o recaudar fondos. Yo, por ejemplo, colaboro con la marca de cosmética vegana Beauté Mediterranea y mi fee lo he destinado a Arrels Marines, que ayudan a repoblar la posidonia de Mallorca.
-En las imágenes sales con tres de los perros a los que el refugio Alba busca hogar. ¿Trabajáis con más protectoras?
-Además de Alba, trabajamos con Salvando Peludos, Santuario Vega o la de Málaga. Lo que queremos es poder ayudar a asociaciones pequeñitas a favor de los animales, el medio ambiente o de colectivos de personas desfavorecidas.
-Habiendo calado tanto en ti el formato documental, ¿te planteas dirigir uno?
-Me encantaría poder participar en alguno como ha hecho Leonardo DiCaprio o Kip Andersen, pero dirigirlo me parece muy ambicioso. Lo que sí me ronda es la fantasía de hacer un podcast donde hablar, ya no solo de sostenibilidad, sino sobre la vida en general.
-¿Dónde te veremos próximamente?
-Acabo de terminar el rodaje de Clanes para Netflix y tengo pendiente el estreno de la película Books & Drinks y la segunda temporada de Limbo.
Puerros a la vinagreta con crema de kimchi
Ingredientes
● 2 puerros (solo la parte blanca). Para la crema de kimchi: ● 1 cebolla ● 2 puerros ● 2 patatas ● kimchi casero ● mantequilla vegetal ● sal y pimienta negra ● AOVE Para la vinagreta ● 1 manzana Granny Smith ● 1pimiento verde ● 1 cebolla roja ● AOVE ● vinagre de Módena ● anacardos tostados
Elaboración
Primero, cocina los puerros al vapor durante 2 horas. Para la crema kimchi: pica y pocha la cebolla y los puerros en AOVE, añade las patatas y cuécelo todo. Cuando los ingredientes estén blandos, tritúralos hasta conseguir una crema a la que añadir el kimchi. Para la vinagreta: pica muy fino la cebolla, el pimiento y la manzana y mézclalos con el AOVE, el vinagre y los anacardos. Para emplatar: pon un poco de crema kimchi caliente en la base, incorpora los puerros al vapor todavía templados y, por último, añade la vinagreta para refrescar el plato.