Para Gemma Hortet, especialista en nutrición y cocina energética, la comida es medicina física y emocional. Aquello que nos alimenta nos nutre tanto física como emocionalmente y es necesario conocer los antecedentes personales de alguien para saber qué necesita y qué alimentos (sanos) pueden hacerle feliz. Un ciclo alimenticio que se retroalimenta en una tríada circular: cuerpo, mente y emoción.
-Te defines como nutricionista energética, ¿qué significa?
-La nutrición energética trata de ver a la persona y al alimento más allá de la bioquímica, del plano físico. Una persona es mucho más que un cuerpo físico, tiene una historia cultural, emocional y unas circunstancias que la envuelven. Una buena alimentación tiene que tener todo esto en cuenta. Ahora sabemos más que nunca que lo que comemos provoca unas reacciones fisiológicas en nuestros órganos que envían señales a nuestro cerebro. Si lo que hemos comido lo sentimos bien, el cerebro, feliz, emite señales de bienestar al cuerpo.
-¿Cuál es tu superalimento favorito?
-El nabo. Según la medicina tradicional china, ayuda a mover la energía, a liberar humedad y mucosidades del cuerpo y a drenar el exceso de toxinas y grasas. A nivel bioquímico es muy rico en vitamina C, compuesto que previene el cáncer y fibra para regular el estreñimiento.
“Lo que comemos provoca unas reacciones fisiológicas en nuestros órganos, que envían señales a nuestro cerebro y este, feliz, las envía a nuestro cuerpo”
-Para ti la comida es sinónimo de medicina. ¿Nos puedes desarrollar esta idea?
-Todo lo que comemos afecta a cómo nos sentimos. Sabemos que somos un 20 % genética y un 80 % hábitos de vida. La comida forma parte de estos hábitos de vida; necesitamos comer cada día de nuestras vidas al menos un par de veces, por ello decidir darle al cuerpo lo que necesita es la mejor manera de mantenerlo sano. De lo que comes se genera tu calidad de sangre, de células, de órganos. Somos lo que comemos; si comes alimentos desprovistos de vitalidad y cargados de químicos, tu cuerpo se va a sentir cansado y desmotivado. ¡Y qué decir de tu mente! Nuestra microbiota sintetiza a través de lo que comemos más del 90 % de la serotonina, un neurotransmisor que nos hace sentirnos bien y con buen estado de ánimo. La irritabilidad, la falta de concentración y el cansancio están muy relacionados con una mala alimentación.
-¿Cuáles son los alimentos que hay que consumir a diario para tener buena salud?
-Verduras verdes como rúcula, endivias, canónigos, escarola, espinacas baby y alcachofas, porque estimulan los jugos gástricos y mejoran nuestra inmunidad natural y digestión; vegetales fermentados como chucrut, olivas, pasta de miso o kimchi, porque nos regeneran; verduras almidonadas como zanahoria, calabaza, remolacha, nabo y chirivía porque, además de vitaminas, contienen azúcares de excelente calidad para darnos energía y alimentar nuestra microbiota; tubérculos y cereales integrales como el boniato, la patata, la yuca, el arroz integral, la quinoa o el trigo sarraceno, en cantidades moderadas, siempre mejor cocinado el día anterior y reposado en nevera un mínimo de 24 horas; grasas de calidad como aguacate, aceite de oliva virgen extra, frutos secos, semillas y coco; fruta de temporada en pequeñas cantidades, ya que es mejor consumir muchas vitaminas procedentes de las verduras que de las frutas; y proteínas también de calidad como las legumbres, los pescados azules pequeños, el pescado blanco salvaje de costa, la carne blanca de pasto o los huevos ecológicos.
-¿En qué tipo de dieta te inspiras?
-Mi base es la medicina tradicional china porque es muy holística y tiene en cuenta todo lo que envuelve a la persona para confeccionar la dieta que necesita: edad, género, trabajo, lugar donde vive, constitución, estilo de vida, placer, salud…
Mi menú diario
- Desayuno: “Café con leche de avena y, si tengo hambre, tostada de pan de trigo sarraceno o de espelta con aguacate y anchoas”.
- Media mañana: “Nunca tomo nada entre horas, como mucho infusiones sin endulzantes”.
- Comida: “Ensalada de rúcula, espinacas baby o canónigos en verano; y de brócoli, col o alcachofas en invierno. Lo acompaño tres veces a la semana de legumbres guisadas con verduras y algo de proteína, como calamares, humus o ceviche. Los otros cuatro días pescado azul o blanco al horno acompañado de tubérculos, arroz o quinoa”.
- Cena: “Purés de verduras con tropezones sabrosos, woks de verduras bien aliñados, lasañas de verduras, brochetas de verduras...”.
Mis favoritos en la cocina
- Tres cosas que no deberían faltar nunca en la despensa: “Aceite de oliva virgen extra, vegetales de hoja verde y conservas de pescado azul o de legumbres en bote de cristal”.
- El mejor consejo en la cocina: “Disfruta, el acto de cocinar no ha de ser una obligación”.
- Una manía o costumbre a los fogones: “El orden y la planificación. No puedes comer bien si no has planificado y lo tienes todo bien limpio y ordenado”.
- Herramienta o gadget de cocina predilecto: “La mandolina, con ella puedo filetear finos varios vegetales para poder hacer preparaciones deliciosas con aderezos y texturas”.
- Último descubrimiento: “La pasta de miso de arroz de Kensho. Es un maravilloso probiótico elaborado a partir de la fermentación del arroz”.
Ceviche de alubias rojas
Ingredientes (para 4 personas)
● 1 bote de alubias rojas grandes ● 150 g de rúcula ● 2 aguacates grandes ● 1 tarro de cristal de bonito en aceite de oliva ● 1 cebolla roja grande ● un manojo de cilantro ● el zumo de dos limas ● 1 cucharada sopera de aceite de oliva ● sal marina en escamas
Elaboración
- Lavamos bien las alubias rojas y las dejamos escurrir.
- Cortamos la cebolla bien pequeñita, los aguacates a cuadraditos y el cilantro bien pequeño y lo colocamos en un bol grande.
- Añadimos las alubias, el bonito a migas, y lo aliñamos bien con el zumo de lima, el aceite de oliva y las escamas de sal.
- Lo dejamos reposar en la nevera unas 4 horas.
- Montamos el plato: base de rúcula y por encima el ceviche de alubias pintas.