La vida de Linda K Sharkey siempre ha sido de película. Nació en Caracas (Venezuela) , y creció entre bambalinas, al amparo de los grandes culebrones del momento, pues su madre es la popular actriz venezolana Janin Barboza. Sin embargo, y a pesar de tenerlo todo para seguir sus pasos, Linda siempre supo que su futuro iría por otros derroteros. Decidió estudiar Periodismo y trasladarse a Londres para cumplir su sueño de trabajar en el mundo de la moda. Lo consiguió y, mientras recogía los frutos de todo su esfuerzo -colaborando con importantes medios y firmas de moda-, conoció a Andoni Goicoechea, fundador de Goiko Grill, y se trasladó a España por amor. Tuvo tres hijos -Max, de 4 años; Mikel, de 2, y Matilda de 1- en tres años, sin dejar de trabajar ni un segundo, y llegó un momento en que ella y su marido decidieron tomarse un tiempo para, simplemente, disfrutar. Se fueron entonces a Bali, solos los cinco, para entregarse a un año sabático y, aunque los primeros meses Linda continuó creando contenido sobre moda desde su nuevo hogar, terminó por tomarse un descanso total mientras descubría la isla, sus gentes y su artesanía, y escribía un libro sobre los grandes iconos de la moda -en los que asegura que merece la pena invertir-, que verá muy pronto la luz.
© Sofía Söderhamm
© Sofía Söderhamm-Háblanos de cómo habéis acabado este año en Bali...
-Necesitábamos un descanso, una oportunidad para desconectar y reconectar cada uno y como familia. Bali fue nuestra elección, no solo por su seguridad, cultura y belleza, sino también por lo lejos que está de nuestra casa. Nos brinda la escapada perfecta de la rutina, y aquí encontramos esa energía única que estábamos buscando.
© Sofía Söderhamm
© Sofía Söderhamm-¿Cómo es ahora vuestra vida?
-Vivir cerca del mar renueva la mente y el cuerpo. Uluwatu tiene una energía que te impulsa a una versión mejorada de uno mismo, por dentro y por fuera. Me desplazo en scooter a diario (sola y en familia, como los locales) y experimento un día a día muy multicultural, alternando entre español, inglés, balinés e indonesio. Practico yoga y he retomado el gimnasio; cuento con una entrenadora fantástica que me ha enganchado a la rutina. Por la tarde, recojo en el preescolar a mis dos niños mayores, junto con mi marido, y solemos irnos a tomar un coco juntos a la playa y jugar en la arena. Después de acostarlos, le dedico unas horas a mi proyecto: un libro en el que recopilo las prendas más icónicas de la moda, en las que merece la pena invertir.
“El tiempo es lo más valioso que tenemos. Y alejarte de la rutina te realinea con tu verdadero propósito y despierta sueños latentes”
© Sofía Söderhamm-¿Cómo ha cambiado tu vida a nivel personal y profesional durante este tiempo?
-Siento que he madurado en muchos aspectos de mi vida. Vengo de una agitada vida en Madrid, con una agenda repleta de compromisos profesionales, sociales y familiares, que me encantan pero que no dejaban espacio para la renovación. Desde que estoy aquí, la vida la he centrado en mi núcleo familiar de cinco personas. Tengo una vida simple, completa y, sobre todo, llena de paz. Organizo mi día con total libertad, elijo actividades que me llenan de energía. Descubro nuevas razones, emociones y deseos. Persigo cosas nuevas con dedicación y sin restricciones. Siempre he vivido intensamente el presente, siendo consciente y agradecida por cada momento. Aquí, aún más.
© Sofía Söderhamm
© Sofía Söderhamm-¿Cómo es vuestro hogar en Bali?
-Esta casa es una de las razones por las que hemos escogido vivir en la zona de Uluwatu. Está ubicada en un acantilado montañoso de casi 200 metros de altura, justo encima de la playa de Nunggalan. Esta ubicación nos regala una energía vibrante y unas vistas al mar Índico que no dejan de maravillarme. Durante el día contemplamos la infinidad del mar; en el atardecer, nos cautivan los imponentes rayos de luz que caracterizan al cielo balinés; y por la noche, observamos las luces de los barcos de pescadores que salen a faenar al caer el sol.
© Sofía Söderhamm
© Sofía Söderhamm-¿Qué es lo que os enamoró del lugar?
-La magia comienza al salir por la puerta de casa, encontrando casi directamente un pequeño camino público con un cartel que dice beach (playa). Sigo ese camino y, tras 15 minutos de bajada rocosa y rústica, llego a la playa más larga de Bali, Nunggalan. Al amanecer y al atardecer, nos visitan decenas de monos que utilizan nuestra casa como parte de su camino en busca de comida.
© Sofía Söderhamm-¿Qué has aprendido de estos meses?
-Que el tiempo es lo más valioso que tenemos. Que para romper la inercia y cambiar de rumbo se requiere sacrificio y, en ocasiones, aparcar cosas de las que también estamos orgullosos y disfrutamos. Y que alejarte de la rutina te realinea con tu verdadero propósito y despierta sueños latentes. También que el verdadero lujo material está en el savoir faire de las cosas, bien sea en un pequeño taller en un pueblo remoto de Bali, o en un taller de París.
© Sofía Söderhamm
© Sofía Söderhamm-¿Qué planes tenéis cuando pase el año?
-Nuestro plan es volver a España. Mientras tanto, seguiremos ubicados en Uluwatu, descubriendo y viviendo una cultura que está marcando nuestras vidas. Desde aquí, ya he empezado a desarrollar el que será mi siguiente libro, sobre las prendas más icónicas de la moda mundial, que publicaré a mediados de 2026.
© Sofía SöderhammSus direcciones en Bali
- La playa. “Nunggalan Beach es nuestra favorita. Es la playa más larga de Bali. Me recuerda a Los Lances, en Tarifa, pero a pie de una jungla tropical real”.
- El plan. “Nos gusta ir a Suluban Beach. Después de bajar unas largas y transitadas escaleras que parecen escombros de construcciones abandonadas, llegas a una rocosa cueva que te da la bienvenida a uno de los spots más populares del mundo para los surfistas”.
- En la mesa. “Creo que el verdadero lujo es sentarse a cenar un pescado fresco frente al mar, como en Bingin Beach. Otro sitio que nos encanta es Mason Uluwaty, un restaurante de comida occidental espectacular, con buen ambiente, atención top y buena música”.
