En la casa familiar de Cristina Espejo no hay objeto elegido al azar ni estancia dejada a su suerte. Es toda una lección de buen gusto, el mismo que aplica en los proyectos que ella y su socia, Marta Goyanes, resuelven al frente de su estudio homónimo. Nos desplazamos hasta Aravaca, a las afueras de Madrid, para conocer este adosado de dos plantas donde el stendhalazo está asegurado.
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-Mucho antes de hacer tuya esta vivienda tuviste que hacer de Madrid un hogar. Cuéntanos, ¿qué hace una andaluza como tú en una ciudad como esta?
-Llevo casi la mitad de mi vida aquí. Mis padres siempre quisieron que estudiara en Madrid por todo lo que aporta y, como yo tenía claro que quería ser interiorista, no hubo duda. Aun así, tengo a Málaga muy presente. Mis dos hijos mayores han nacido allí y vamos mucho. De alguna manera, sigue siendo mi casa y disfruto haciendo proyectos allí.
-Cofundaste Espejo & Goyanes junto a Marta en 2011, a quien conociste durante la carrera. ¿Soñábais por entonces con montar algo juntas?
-Nos conocimos en la Politécnica de Madrid estudiando Arquitectura de Interiores. Hicimos match enseguida y, aunque no soñábamos con ello, sí sentíamos que éramos muy compatibles. Ambas tuvimos prisa en montar el estudio, con solo 25 años. En mi caso, con padres y abuelos empresarios, lo he vivido desde pequeña y me animaron a ello.
“Se trata de una casa confortable, familiar y funcional que tiene un punto de espectáculo, cambiando por completo según la hora del día”
-¿Cómo se lleva ser amigas en lo personal y socias en lo profesional?
-¡Fenomenal! El día a día es más fácil y divertido y el trabajo se disfruta más. Nos conocemos, sabemos cómo tratarnos e incluso nos leemos la mente.
-¿Cuál es vuestra fórmula para seguir unidas tras tanto tiempo?
-Siempre decimos que somos mejores juntas que por separado. La amistad que nos une, esa conexión, se nota en nuestro proceso creativo. Tan iguales y tan distintas. Una aporta aquello de lo que la otra carece. Nos complementamos. Marta es mi segundo matrimonio: nos respetamos, valoramos y hacemos reír.
-¿Cuáles son vuestras señas como interioristas?
-Siempre animamos a nuestra clientela a arriesgar, a que salgan de su zona de confort. Se trata de ser prácticas, pero atrevidas. La calidad es la clave, una buena base lo es todo.
-Hoy nos abres las puertas de tu residencia familiar en Aravaca. ¿Cómo disteis con ella?
-La encontramos rápido. Buscábamos que fuera luminosa, amplia y en una zona concreta, ya que, pese a irnos del centro, está muy cerca de nuestro estudio en Chamberí.
“La reforma fue integral, aunque mantuvimos los suelos de madera, las ventanas y un par de tabiques”
-Cuando se trata de espacios, ¿crees en los flechazos? ¿Te visualizaste viviendo en ella?
-Creo en los flechazos para todo en esta vida. La reforma la tuve clara desde el principio. Las viviendas hablan por sí mismas, todas lo hacen. No hay que intentar introducir un estilo con calzador, porque los recursos que en una valen, en otra no.
-¿Y qué fue en este caso lo que te cautivó?
-La luz me maravilló y es lo único que no se puede transformar ni comprar. La conexión interior/exterior , en parte gracias a las ventanas llevadas hasta abajo que permiten ver los árboles desde cualquier habitación, también me encantó. La zona común de la piscina, con más niños de la edad de mis hijos, me recuerda a la casa en la que crecí, donde aún conservo amistades y recuerdos.
-¿Qué resultado andabas buscando? ¿Y qué cambios introdujiste para lograrlo?
-La reforma fue integral, pero mantuvimos el suelo de madera, las ventanas y un par de tabiques. Teníamos una larga lista de necesidades y fui dando vueltas al plano hasta encajarlas todas.
-¿Cómo describirías vuestro actual hogar?
-Confortable, familiar y funcional. Cada habitación está concebida como un miniproyecto y todo parte de la librería, que es el corazón de la casa. Tiene un punto de espectáculo, ya que cambia por completo de día y de noche gracias a la iluminación.
“Queríamos una casa luminosa, amplia y que, pese a irnos del centro, quedara cerca del estudio”
-¿Subís mucho al segundo piso?
-La planta de arriba es una zona muy vivida. Como no somos de aquí, nos gusta disponer de un buen dormitorio de invitados para que nuestra familia y amigos se sientan como en casa. La salita que antecede a la terraza es, sobre todo, el cuarto de juegos de los niños. Y la azotea es un verdadero gustazo. Diseñé una gran bancada y una mesa auxiliar también de obra para no tener que preocuparnos, porque les encanta saltar y jugar por aquí. Pasamos mucho tiempo leyendo, escuchando música y cuidando las plantas. Nos encanta recibir a gente en cualquier formato. En este sentido, la terraza, con sus 100 m2, da mucho juego.
-¿Dirías que existe la casa ideal?
-Creo que evoluciona con las etapas vitales. Para mí es aquella que te hace feliz, un refugio al que querer volver. Mi marido y yo somos muy inquietos; ya hemos pasado por varias y me atrevería a decir que seguirá siendo así.
-¿Cómo hacemos para que la sostenibilidad forme parte de la ecuación?
-Apostando por casas duraderas y atemporales, con materiales de calidad y recuperados. Dándole una segunda vida a la madera de derribo, al barro y a la piedra. En términos de decoración, el uso de textiles es importantísimo para ahorrar electricidad: cortinas para tamizar la luz o alfombras que aporten calidez. Y por supuesto, priorizar siempre materiales naturales y reciclados.
-¿Qué tal llevas la vuelta de las vacaciones?
-Suelo regresar con ganas. Hacer la tournée por las obras y ver cómo han evolucionado, me chifla. Y volver a la rutina me parece positivo, aunque permanezca el poso de melancolía propio del verano. También es cierto que juego con ventaja, porque tengo un trabajo que me apasiona y un equipo estupendo esperándome. Para sobrellevar la rentrée, también me pongo objetivos que me hacen ilusión, como volver a un restaurante que me gusta o cambiar algo de la casa.
1,2,3... responda otra vez
- Un don innato: “Siempre me han dicho que tengo buen ojo para la decoración. Pero es algo que se entrena, refina y agudiza. Llega un momento en el que eres capaz de entrar en un anticuario o una nave gigante y distinguir lo que vale de lo que no con bastante rapidez y criterio”.
- La ruta deco ideal: “Berenis, Carina Casanovas, Helena Egea, Rue Vintage 74, Tristán Domecq, Olofane, Porta Romana, Mapswonders y Francia y Marruecos. En cuanto a telas, Nobilis, Larsen y Gancedo no fallan”.
- Un buen capricho: “La mesa de madera del comedor, que compré en Berenis antes incluso de firmar la casa”.
- Un consejo de experta: “Para decorar tu casa, apóyate siempre en profesionales para ordenar tus ideas y hacerlas realidad”.