Hola, soy Johanna von Müller-Klings-por, austriaca y venezolana, aunque Madrid es mi casa desde hace veintidós años. Soy cofundadora y directora de dos restaurantes, El Velázquez 17 y Café Murillo, y un catering llamado Coolinaria. Suelo decir que me dedico al negocio de “crear espacios de felicidad”, porque eso es lo que significa para mí compartir alrededor de una buena mesa. Más aún con el catering, ya que el servicio que damos suele enmarcarse en celebraciones. Lo que para mí es una jornada de trabajo, para la otra persona es un día muy especial en su vida y ser parte de eso no tiene precio.
También soy madre de Arianna, una niña maravillosa de once años a la que suelo involucrar en mis labores creativas y sociales, porque nada predica mejor que el ejemplo. No solo me gusta celebrar ocasiones especiales junto con mi familia, amigos y clientes, también creo firmemente en la importancia de devolver a la sociedad un pedacito de lo que me da y ser útil para los demás. Por eso estoy comprometida con varias ONG (Código Venezuela, Refugiados Sin Fronteras, Fundación A La Par y Fundación Aladina)para apoyar a las personas que lo necesitan y contribuir a la inclusión.
Comparto aquí contigo las cosas que me gustan, la pasión que siento por Madrid y por España, y lo bueno de la vida a través de mis ojos, desde la gastronomía hasta los viajes, el arte, los planes, la filantropía y mucho más.
Hablando de arte
Quiero contarte más sobre Madrid Luxury Art (MLA). Es una exposición pública única que fusiona el diseño y las marcas de lujo con arte iberoamericano en la calle Ortega y Gasset.
Nace de un grupo de gestoras culturales venezolanas, Alejandra Urdaneta y Teresa Yabur, que quieren hacer de Madrid un gran museo al aire libre. Esta propuesta artística ilumina la vida cultural de Ortega y Gasset y de toda la ciudad.
En su segunda edición, presentan una increíble exhibición con la participación de 17 destacados artistas, desde Manolo Valdés y Jaume Plensa hasta Rafael Barrios, y cerca de 30 obras. MLA 2023 se enfoca en la reflexión sobre ‘La condición humana y su lugar en el universo’.
¿Por qué me gusta? Porque su propósito es celebrar lo que nos une como iberoamericanos, ya que juntos ¡somos más fuertes!
La anfitriona (im)perfecta
Aprovechando el buen tiempo, hablemos de invitar en casa. Me encanta recibir a amigos, planificar cada detalle y hacer que la velada sea única. Sin embargo, he aprendido que la perfección es casi imposible, es mejor dejar espacio para los imprevistos y sorpresas. El éxito de una invitación es proporcional a la energía de sus anfitriones, con lo cual, conviene relajarse y disfrutar.
Hace poco hice un almuerzo en el campo, que decidí bautizar con el nombre ‘Se me fue de las manos’, porque literalmente eso fue lo que pasó. Comencé invitando a varias parejas y, cuando me quise dar cuenta, éramos más de treinta. Iba sumando tableros pensando: “Donde comen 12, comen 14. Donde comen 20, comen...”. Y así hasta que dejé de contar. Antes de que llegaran los invitados, me preguntaron: “¿Cuántos somos?” y respondí entre risas que ya no lo sabía. ¿El resultado? No todos tenían sitio, algunos comieron en el sofá y las flores que pedí por teléfono y sin supervisión resultaron ser margaritas teñidas de azul y morado. Parecían sacadas de Avatar y fueron un gran tema de conversación. El menú era sencillo, podía estar listo con antelación y no necesitaba calentarse, ideal para el verano y para despreocuparse. La estrella fue el roast beef, junto con dos ensaladas, una de tomates con albahaca fresca y aceite de oliva, sal y vinagre balsámico y otra de brotes verdes con nueces y queso parmesano. Y como acompañamiento, unas patatitas baby al horno con romero, tomillo, chalotas, ajo y bacon. Para el postre, una tarta de chocolate, una pavlova y ¡algodón de azúcar!
Para mí, cocinar y recibir es una forma de expresar amor. No hay nada más satisfactorio que ver a tus invitados pasarlo bien. Mi consejo es que disfrutes de los momentos especiales alrededor de la mesa y, sobre todo, ¡recuerda relajarte!