living 44 laura de grinyo© VICTORIA MUÑOZ

Laura de Grinyo: la ceramista de la isla bonita

Cuando Laura de Grinyo descubrió que la cerámica era lo suyo, nació como Ladio Ceramics. A día de hoy, vende su obra por todo el mundo y ha colaborado con las mejores marcas de lujo y decoración. Aquí, en su casa taller de Ibiza, nos recibe para contarnos su historia de amor por este oficio. Un lugar mágico, rodeado de naturaleza, donde da rienda suelta a su pasión


25 de julio de 2023 - 14:54 CEST

Visitar la casa taller de Laura de Grinyo, en pleno campo ibicenco, es un placer para los sentidos. Custodiada por la naturaleza, hace aquí lo que más le gusta: crear piezas de barro con sus manos. Un oficio que ocupa su tiempo y le permite jugar y expresarse como solo los buenos artistas saben. Las cabeceras internacionales se han hecho eco de su talento y son muchas las marcas de lujo y decoración que han acudido a ella. Isita Home, la firma de la interiorista Isabel López-Quesada y su hija Isabel Llanza, es una de tantas. También Loewe, para la que diseñó una colección para su pop up de Harrods. “Recuerdo la cara de mis padres cuando les enseñé un artículo sobre mí en Financial Times. Ojalá mis abuelas siguieran vivas para ver todo esto, ellas fueron las primeras que me enseñaron el valor de la artesanía”. De esto y mucho más hablamos con ella en su refugio balear.

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“Cada día agradezco tener la posibilidad de hacer lo que más me gusta, que es crear a través de mis manos”
© VICTORIA MUÑOZ

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La casa taller de Laura de Grinyo es un remanso de paz en mitad de una montaña ibicenca. En su jardín, creado a partir de plantas autóctonas, encuentra la inspiración para sus diseños.

-¿Cómo descubriste este mundo?

-Ya desde niña me fijaba mucho en las piezas de terracota que inundan la tradición y arquitectura de la isla. Me fascinaban las ánforas fenicias y esas pequeñas figuritas de barro que representan a la diosa Tanit y al dios Bes. Pero no fue hasta 2019 cuando me topé con el fascinante universo de la cerámica. Mi hermana Rosa me invitó a realizar un curso de torno alfarero en el taller Sa Teulera, fundado en 1945. El curso duraba veinte días, pero yo me quedé casi un año al lado de mi querido maestro Adrián Ribas, quien me introdujo en este oficio ancestral y al que siempre le estaré agradecida.

-¿Cómo surgió Ladio Ceramics?

-Tras estar casi un año en el taller de Adrián como aprendiz, llegó la pandemia y no podía acudir allí como de costumbre. Me sentía impotente y me di cuenta de que me había obsesionado con la cerámica. No paraba de pensar en nuevas piezas y en todo lo que quería explorar, así que decidí comprar mis primeros torno y horno y empezar un proyecto propio en el jardín de nuestra casa.

© VICTORIA MUÑOZ

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Arriba y abajo, dos de los porches de la casa, dispuesta hacia el exterior y decorada al estilo balear: minimalismo, colores claros y mucho sosiego. En el centro, Laura, portando varias de sus piezas.

-¿Qué es lo que más te gusta de esta disciplina? 

-Jugar con la materia y entrar en momentos que podrían asociarse a la meditación activa. También hay tareas repetitivas en las cuales tus manos aprenden una coreografía que te ayuda a silenciar la mente y enfocarte en la labor que estás desarrollando. Me apasiona, además, la alquimia por la cual se rigen los diferentes estados del barro, su capacidad de mutar y cómo los cuatro elementos (tierra, aire, agua y fuego) son necesarios en su justa medida.

-¿Cómo es tu día a día?

-Suelen ser bastante intensos y satisfactorios. Según el cliente o proyecto, creo diferentes tipos de piezas, ya sean decorativas, funcionales o escultóricas. Y dependiendo del estado en el que estén, toca amasar, tornear, retornear, esculpir, esmaltar, reciclar la arcilla y un sinfín de tareas. Sin olvidar controlar los stocks de materiales, responder a los emails, gestionar las redes sociales, fotografiar las piezas, preparar los envíos, mucha limpieza y un largo etcétera.

“Ya de niña me fascinaban las piezas de terracota que inundan Ibiza; las ánforas fenicias y esas figuritas de barro que representan a la diosa Tanit y al dios Bes”
© VICTORIA MUÑOZ

En estado de gracia. Laura, posando en su taller

-¿Te imaginabas este éxito? 

-La verdad es que no. Supongo que es porque mi relación con el barro nació por pura pasión y es algo muy íntimo. Pasaba muchas horas en el taller en medio del campo y cuando empezaron a llegar proyectos, me di cuenta de que tenía la posibilidad de enfocar toda mi atención en la cerámica. Cada día agradezco dónde estoy y tener la oportunidad de hacer lo que más me gusta, que es crear a través de mis manos.

-Tu taller se encuentra en plena naturaleza, ¿de qué manera te influye esto?

-Es lo que más afecta a mi trabajo. El 90 % de mi inspiración se nutre de este lugar, de sus plantas y animales. Me encanta investigar técnicas que me permitan trasladar las texturas, siluetas y colores que me rodean a mis piezas.

“Me encanta pasar tiempo con mis seres queridos, organizar comidas y cenas, bañarme en el mar, descubrir lugares nuevos y la música”
© VICTORIA MUÑOZ

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Arriba, la artista usando el torno; en el centro, varios bocetos de sus próximas creaciones. Sobre estas líneas, Laura, relajada en la zona contigua a la piscina.

-De hecho, tienes un jardín espectacular...

-Es un regalo poder vivir y trabajar rodeada de este maravilloso jardín, obra de mi querido tío Juan Masedo, que tiene un don para esto. Un día me explicó que para crear una composición en perfecta armonía con el entorno, utilizando tipologías de plantas locales, hay que hacer un casting, como si de una película se tratase. Primero hay que escoger al elenco principal (en este caso, dos olivos), luego a los actores secundarios (limoneros, granado...) y así sucesivamente, llegando a las flores y los arbustos.

-Para terminar, ¿qué es lo que más te gusta hacer cuando no estás trabajando?

-Pasar tiempo con mi pareja, familia y amigos. Organizar comidas y cenas para compartir momentos juntos. Bañarme en el mar y descubrir lugares nuevos. Otro de mis hobbies es la música. Desde hace dos años, doy clases de theremín (eterófono) con mi maestro Víctor Estrada.

“El 90 % de mi inspiración proviene de este lugar en plena naturaleza. Es un regalo poder vivir y trabajar rodeada de este maravilloso jardín creado por mi tío Juan Masedo”
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Arriba, En el comedor exterior, cubierto por una palillera artesanal. Sobre estas líneas, detalle de la mesa.

Alfarería paso a paso

  • Diseño. Se empieza dibujando un esquema de la pieza para ver sus proporciones. Y luego se amasa la arcilla para eliminar las burbujas de aire.
  • Torno. Hay que tornear la pieza para conseguir crear la primera impresión y retornearla para definir la silueta y los detalles con la ayuda de cuchillas y otras herramientas idóneas para texturizar la obra.
  • Horno y pintura. Se debe hornear a la temperatura adecuada y se esmalta teniendo en cuenta que la tonalidad puede cambiar durante la cocción.
© VICTORIA MUÑOZ

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Arriba, la protagonista con varias de sus piezas. Sobre estas líneas, una piscina infinita, con vistas al campo, completa su espectacular jardín.

FOTOGRAFÍAVICTORIA MUÑOZ
REALIZACIÓN Y TEXTOLOLA DELGADO
MAQUILLAJE Y PELUQUERÍAANAI PÉREZ
LOOK 1CAMISA DE JULISE MAGON; PANTALÓN DE YERSE
LOOK 2PANTALÓN Y CAMISA DE BELLEROSE; ZUECOS DE YERSE
LOOK 3MONO Y DELANTAL DE BA&SH; ALPARGATAS DE YERSE
LOOK 4CAMISOLA DE MR. MOOD.
LOOK 5PANTALÓN Y CHALECO DE MR. MOOD; ZAPATOS, DE LOEWE
LOOK 6PANTALONES DE BA&SH; CAMISA DE YERSE