Alejandra y Edward se conocieron hace diez años en la ciudad del Big Ben, comiendo kidney pie (pastel de ternera y riñones) y dando largos paseos por Camden Town y Covent Garden. Allí se enamoraron y, desde entonces, no se han vuelto a separar. Él, nacido en Somerset, al suroeste de Inglaterra; ella, alicantina afincada en Madrid desde los dieciocho años, cuando se trasladó a la capital para estudiar Odontología, cuya pasión le viene de su madre, médica de familia y muy querida en su ciudad natal. Ya desde pequeña pasaba horas en el despacho de su padre, contemplando planos y maquetas, y fue por aquella época cuando se despertó su interés por la decoración, tan presente en su actual hogar.
Edward, emprendedor nato, no dudó en mudarse a Madrid por amor, donde la pareja ha echado raíces. Antes de casarse vivieron en el barrio de Chamberí, pero ambos tenían claro que querían una casa amplia, funcional y con jardín. Y eso fue lo que, tras mucho buscar, encontraron en 2017. Una joya a tan solo diez minutos del centro que nada tenía que ver con lo que es ahora. Aunque mantuvieron los volúmenes, ampliaron las ventanas y cambiaron la distribución. Todo bajo la supervisión de dos grandes, el interiorista Luis Puerta y el constructor Ignacio Manero. Dos años de rehabilitación y muchas decisiones después, el matrimonio consiguió su casa soñada.
“La casa era un caramelo y tenía muchos pretendientes. En cuanto supimos que estaba disponible, no lo dudamos”
-¿Cómo encontrasteis esta casa tan especial?
-Nos encantaba la zona y teníamos activadas las notificaciones en varias webs. Esta propiedad la conocíamos de antes; la tenían alquilada los sastres que le hicieron a mi marido su traje de boda. En cuanto nos llegó el aviso de que estaba disponible, no dudamos ni un segundo. Era un caramelo y tenía muchos pretendientes, así que nos dimos prisa.
-¿Cómo fue el proceso de reforma e interiorismo?
-La verdad es que fue toda una experiencia. Las reformas no son un camino de rosas, pero tuvimos la suerte de contar con un gran equipo, Entrearco, y el estudio de decoración de Luis Puerta. Ambos nos lo pusieron todo muy fácil. La casa estaba regular; goteras, atasco de tuberías... Vivimos en ella casi un año hasta que decidimos rehabilitarla. Creo que esto es crucial para saber qué estancias usas más, cuáles son las zonas de frío y calor, la luminosidad que hay... Ignacio Manero y Luis Puerta, ciñéndose a nuestros requisitos, nos presentaron el proyecto. Sin cambiar la estructura inicial, modernizaron estancias y volúmenes, y ampliaron ventanas. Supimos que formaban el tándem perfecto para encargarse del asunto. Hay que decir que la mano derecha de Luis, Miguel Valcárcel, es mi mejor amigo desde que nacimos. Nos conocen desde hace años, así que supieron captar nuestra esencia y plasmarla en la decoración. Para mí eso fue lo más divertido e inspirador. La guinda final la puso Álvaro Sampedro con el paisajismo, otro erudito en lo suyo, que diseñó todo el exterior.
“Las reformas no son un camino de rosas, pero tuvimos la suerte de contar con un equipo que nos lo puso todo muy fácil”
-¿Qué es lo que más te gusta de la vivienda?
-Sin ninguna duda, la integración de la casa con el jardín. Todas las estancias de la planta baja dan al exterior, proporcionando una sensación de paz tremenda, con mucha luz natural y un paisaje excepcional. Las habitaciones, la cocina y el salón constan de grandes ventanales que conectan con el patio, convirtiendo todo en un mismo espacio. Además, tenemos la suerte de que la propiedad se encuentra elevada y poseemos unas vistas preciosas desde las zonas principales.
“Me chifla invitar a gente. Disfruto viendo a mis amigos relajados en la piscina o en los sofás. Me encanta que vengan y se sientan cómodos”
-¿A qué os dedicáis tu marido y tú?
-Yo soy dentista especializada en cirugía bucal y Edward es empresario desde joven, un hombre hecho a sí mismo que tiene toda mi admiración y apoyo.
-En las fotos apareces embarazada de tu segundo hijo. ¿Cómo os organizáis?
-Estamos muy ilusionados; nos encantan los niños y para nosotros es una bendición. Contamos con ayuda, ya que nuestros padres no viven en Madrid, pero nuestros trabajos son muy flexibles y podemos organizarnos con relativa facilidad.
-¿Vienes de una familia numerosa?
-Yo tengo solo un hermano, Carlos, mi apoyo incondicional, pero venimos de familias muy numerosas. La de mi madre son siete hermanos y lo disfrutamos mucho. Nuestros padres están muy unidos, no sabría qué hacer sin ellos.
-¿Viajáis con frecuencia a Inglaterra?
-Vamos bastante a visitar a la familia de Edward. Es cierto que, estos últimos años, con la covid, hemos tenido restringido volar, pero solemos ir una vez al mes o cada dos.
-¿Y qué haces para desconectar cuando no estás viajando o trabajando?
-No hago grandes cosas; me gusta pasear a mi perro Arthur por las mañanas y estoy terminando el gimnasio y la sauna de casa. También nado en la piscina de la terraza de mi habitación o en la del jardín, que utilizamos cuando vienen invitados. El ejercicio en cualquier modalidad me parece una vía de escape fundamental.
-¿Hacéis mucha vida en el jardín?
-Muchísima, independientemente de si es invierno o verano. Es una zona más del chalet y la disfrutamos diariamente.
“Lo que más me gusta es la integración entre la casa y el jardín. Todas las estancias de la planta baja dan al exterior, proporcionando una sensación de paz tremenda, con luz natural y un paisaje excepcional”
-Hablando de invitados, ¿te gusta ejercer de anfitriona y recibir?
-Me chifla tener a gente en casa. Me encanta ver a mis amigos relajados en la piscina o en los sofás, sin pretensión alguna, descalzos y con la confianza para abrir cualquier armario de la cocina. Me apetece que se sientan cómodos y que puedan vivir una experiencia agradable cada vez que vienen. Poner la mesa y hacer corrillo mientras cocinamos y tomamos el aperitivo es mi plan favorito para los fines de semana.
Manual de estilo
- Materiales naturales. De sillas de madera a encimeras de mármol, pasando por vasijas de barro. En el hogar de Alejandra y Edward no faltan los muebles y accesorios elaborados con recursos que evocan a la naturaleza y logran un aspecto acogedor.
- Grandes ventanales. Probablemente, el elemento más importante de esta casa, la cual abandera una arquitectura y diseño de interiores abierto, donde los espacios conectan de forma orgánica y la luz natural inunda cada recodo.
- Quietud cromática. La paz de un entorno rodeado de vegetación se traslada al interior mediante tonos marrones y pinceladas de verde.