En una de las zonas residenciales más cotizadas de Marbella, Las Lomas, se alza La Gratitud, una villa de lujo -con visos de retiro- que el estudio de Luisa Olazábal, LO2, comenzó a rehabilitar en 2019. Cuatro años después, la interiorista ejerce de anfitriona por un día junto a tres de sus hijas (Mia, Gabriela y Victoria) para enseñarnos un resultado que, lejos de dejar indiferente, invita a vivir en un White Lotus privado, con todas las comodidades al alcance de la mano pero libre de cualquier atisbo de drama.
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“Consta de dos viviendas: la de invitados y la principal, que dispone de tres plantas conectadas entre sí”
-¿Cuál es la historia que hay detrás de esta casa?
-Está ubicada en la milla de oro marbellí, pegada al palacio del rey Fahd. Fue un regalo, y por ello los antiguos dueños la bautizaron como La Gratitud. Un bonito nombre que decidimos conservar.
-No eres su propietaria, pero sí quien la concibió tal y como luce ahora. ¿Cómo fue el proceso?
-Disfruté de la remodelación como si lo fuera, y además he tenido la suerte de quedarme en ella en varias ocasiones gracias a la generosidad de nuestro cliente y actual dueño. La reforma fue compleja dadas las dimensiones de la finca; iniciamos las obras en junio de 2019 y las terminamos en 2022. En paralelo, Locus Landscape Architecture desarrolló el paisajismo y las instalaciones deportivas. Así que este apasionante proyecto duró casi tres años.
“Esta casa está ubicada en la milla de oro de Marbella, pegada al palacio del rey Fahd. Fue un regalo, y por ello sus antiguos dueños la llamaron ‘la Gratitud”
-¿De qué extensión estamos hablando exactamente?
-Solo los interiores son 2.200 metros cuadrados. Consta de dos viviendas: la de invitados, en la cual viven los guardeses, y la principal, que dispone de tres plantas.
-Cuenta con sus propias salas de cine, póker y juegos, gimnasio, dos piscinas, spa, bolera, bar, pista de pádel... y hasta de petanca. ¿Hay algo que no incluya?
-No tiene nada que envidiar al mejor hotel de vacaciones. ¡Imposible aburrirse! Creo que solo falta un simulador de golf...
-Si tuvieras que decantarte por un rincón, ¿cuál sería?
-Me quedaría con la magnífica cocina y el porche, en el cual podría pasarme horas leyendo, trabajando, escuchando música...
“Se planteó como un proyecto integral donde intervenían arquitectura, interiorismo y paisajismo”
-¿Os dieron alguna premisa o tuvisteis plena libertad creativa?
-Debíamos respetar la base, pero logrando mejorar el conjunto, que fuera una casa para disfrutar en familia y con amigos. Se planteó como un proyecto integral donde intervenían arquitectura, interiorismo y paisajismo. Potenciamos todo lo bueno de la edificación y cambiamos el resto libremente.
-¿Qué resultado buscabais?
-El principal reto fue crear ambientes acogedores, variados, pero perfectamente complementados. Todo era exageradamente grande, de ahí la dificultad a la hora de ordenar los espacios. Además, queríamos mantener la esencia original de las casas marbellís, que se está perdiendo, y dar mayor protagonismo a las vistas.
-¿Qué señas comparten esta y todas las casas que firmáis?
-En el estudio tenemos un estilo atemporal y ecléctico, y respetamos mucho la personalidad de cada sitio y la naturaleza que lo rodea. Funcionalmente, tienen que responder al sentido común y al uso que los dueños quieran darle. Esta tenía que ser un paraíso vacacional: la zona de lectura en el jardín, la barbacoa, el divertido bar -al que no le falta detalle y es prácticamente una pequeña discoteca-, la poolhouse...
“Guardamos una relación estupenda con el propietario de esta villa, no solo a nivel profesional sino también personal”
-Aquí te vemos con tus tres hijas. ¿Guardáis buena relación con el propietario?
-Estupenda, no solo a nivel profesional sino también personal. Dado el carácter de nuestro trabajo, es habitual que nuestros clientes acaben convirtiéndose en amigos.
-¿Y qué te llevó a ser interiorista?
-En gran parte, mi familia y sus vínculos con el mundo de la arquitectura y la decoración. Crecí rodeada de espacios prácticos y atractivos, a lo que se añade mi pasión por la estética y el diseño. Me encanta vivir la casa y crear ambientes confortables para mis seres queridos e invitados.
“En el estudio tenemos un estilo atemporal y ecléctico, y respetamos mucho la personalidad y la naturaleza de cada sitio. Las viviendas tienen que responder al sentido común y al uso que sus dueños quieran darle”
-¿Cuándo abriste tu estudio?
-En 2003, a mi vuelta de Londres. En 2014 me asocié con Luis Ojeda y, desde entonces, hemos crecido hasta formar el maravilloso equipo que somos a día de hoy. Coincidiendo con nuestro veinte aniversario, nos hemos asentado en Marbella para atender las obras del sur de España y Baleares. Siempre he estado muy vinculada a esta zona, y esto cierra un círculo.
-¿Alguna de tus hijas ha heredado esta vocación?
-Sí, la tercera de mis cinco hijos, Gabriela, estudia interiorismo en la ETSAM. Creo que tiene un don para ello. Pese a su juventud, tiene muy buen ojo para combinar y un estilo definido.
-Para terminar, dinos cuáles son tus firmas deco de cabecera.
-Usamos tantas que es difícil decantarse por alguna. Diría que no pueden faltar las telas de Fermoie, Penny Morrison, Schumacher, Gastón y Daniela o Dedar. Aunque diseñamos la mayoría de muebles, nos encanta buscar piezas en Berenis, Le Secret, Miguel Arcas, Olofane, Sine Nomine, My Nordics, Brownrigg, Marita Segovia, Munder Skiles o La Fábrica de Hielo.
“Mi interés por el interiorismo se debe, en gran parte, a mi familia y a sus vínculos con la arquitectura y la decoración. Crecí rodeada de espacios funcionales y atractivos”
Coordenadas a seguir
- Calidad ante todo. Luisa recomienda decorar el hogar con materiales nobles, una cuidada selección de telas y papeles pintados, y detalles que marquen la diferencia.
- Más allá del tiempo. Para la experta es mejor recurrir a claves atemporales que dejarse influir por modas. “Diseñamos mobiliario sin estridencias, que no quede obsoleto”.
- En perfecto equilibrio. La armonía debe ser el objetivo prioritario. Pero tampoco deben faltar las obras de arte y alguna pieza única que conceda a la casa vida propia. Ambas sirven para reflejar la personalidad e historias de quienes la habitan.
- A tener en cuenta. En 2023 dejaremos atrás el minimalismo que ha reinado en los últimos años. “Veremos espacios más ricos en color, sobre todo marrones y rosas, y texturas. El latón, bronce o cobre darán paso al cromo e inox. Volverán las maderas más trabajadas, con acabados brillantes que realzan la veta, y se incrementará el uso de materiales respetuosos con el planeta. No hay nada más sostenible que un estilo perenne y la reutilización de recursos”.