A pesar de que Mirko Bottai creció en un pequeño pueblo en mitad de las colinas italianas de Chiantishire, de niño viajó con sus padres por medio planeta. Quizá por ello siempre supo que viviría en una gran ciudad rebosante de gente y llena de planes. Años más tarde, formarse en el centro Polimoda de Florencia solo fue el primer paso para enamorarse de esta ciudad salpicada de arte, rodeada de naturaleza y bañada por la luz más hermosa.
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Bottai, que cumple casi dos décadas en Pucci y está desde los 26 años al frente del departamento de sus legendarios estampados como diseñador jefe, considera esta histórica firma una de las que con mayor fidelidad han sabido preservar el legado florentino, bebiendo del mundo, pero sin perder la identidad. Un poco como su propia casa.
“Cuando entraba en chancletas a una inmobiliaria pidiendo una terraza fantástica con grandes vistas, se reían”
El diseñador vivía en un pequeño y encantador piso cuando el amor llamó a su puerta de la mano de la necesidad de un hogar más grande. “Pero desde que Denny y yo decidimos mudarnos juntos pasó casi un año y medio y llegamos a visitar más de 85 casas -recuerda de buen humor-. Yo era muy joven y, cuando entraba en chancletas a una inmobiliaria pidiendo una terraza fantástica con grandes vistas asomada a la parte histórica de la ciudad, se reían”.
Pero un día sucedió, y fue gracias a un amigo. “Nada más atravesar el umbral, sin haber visto siquiera la terraza, nos recorrió una sensación de bienestar. Nos miramos y supimos que esta era la casa”. El edificio, asomado a la histórica y evocadora Piazza Santa Croce, fue el lugar de nacimiento, allá por el siglo XV, de Giovanni da Verrazzano, un conocido navegante florentino; posteriormente el techo se abriría en una gran terraza con un torreón que sirvió como observatorio y del que aún se conservan ciertas argollas y salientes de hierro asomando por las paredes exteriores que probablemente tenían la finalidad de sujetar instrumental.
También ostenta numerosas placas conmemorativas que dan cuenta de la importancia histórica del edificio. “Entre las mismas, las que más fascinación me causan son unas de mármol que contienen fragmentos de La divina comedia de Dante; hay varias como esas salpicando la ciudad en los lugares más insospechados”.
“Florencia es una gran familia; todos nos conocemos y, al mudarnos, nuestros vecinos se hicieron amigos”
-¿Hizo falta una gran reforma antes de tomar posesión de la casa?
-Para mí es básico percibir el alma de los lugares y una gran obra hubiera significado borrarla en parte. Por suerte, solo fue necesaria una ligera puesta a punto. Además, aunque respeto el trabajo de los interioristas, me asusta un poco la uniformidad resultante en algunas casas. Quizá por eso casi todo lo que adquiero para la mía ha tenido una vida previa antes de vivir una nueva conmigo.
-¿Cómo definirías su ecléctica personalidad?
-Como una agradable combinación de alegría de vivir, luz y color en una inesperada mezcla de objetos para disfrutar y descubrir con calma. Nada ha sido planeado, siempre he comprado lo que me gusta y después he buscado su lugar.
-¿Qué es lo que más disfrutas estando en casa?
-Si por mí fuera, nunca estaría en casa; pero adoro ir a exposiciones, descubrir lugares nuevos y reunirme con mis amigos, y luego volver a ella. Me aporta una sensación de amor y gratitud difícil de explicar. Quizá porque es una extensión de mí mismo, de mi amor por mi pareja y una expresión de nuestra vida en común. Durante un tiempo también compartimos espacio con nuestros dos maravillosos conejos enanos. El torreón era su casa y la terraza su jardín privado, ¡pero ahora se han ido al campo con mis padres!
-Tu terraza es como un pequeño jardín del Edén; ¿eres tú quien se ocupa?
-Seré muy cuidadoso en mi respuesta para que mi novio no se moleste (risas). Me encanta la naturaleza, pero es Denny el verdadero artista. Mi competencia se limita a la elección de las macetas, pero opino mucho sobre composiciones cromáticas y las proporciones de las plantas y flores de cada rincón, algo que le molesta muchísimo (más risas).
-¿Te gusta recibir a gente?
-¡Lo adoro! No soy el mejor chef del mundo, pero Denny, que es italobrasileño, es todo un maestro, así que dividimos las tareas; él cocina y yo dispongo las mesas y la terraza. Las mejores fiestas son en verano y la más hermosa, la que hacemos el 24 de junio con motivo de San Giovanni, el patrón de Florencia. Desde el torreón se disfrutan los fuegos artificiales en todo su esplendor.
-¿Disfrutáis de la vida de barrio?
-Florencia es como una gran familia, todos nos conocemos y, al mudarnos, nuestros vecinos se convirtieron en nuestros amigos. Nada más salir de casa te encuentras la Enoteca Pinchiorri, uno de los restaurantes más prestigiosos de Italia, cuya cocina está prácticamente en los bajos de nuestro edificio. La siguiente tienda es una antigua librería regentada por su propietario desde hace 50 años, luego una panadería tradicional, el salón de peluquería de mi amigo Gio y, a la vuelta de la esquina, uno de los mercados más bonitos de la ciudad. Si piensas que la Piazza Santa Croce es el lugar donde se bautizó el síndrome de Stendhal, puedes hacerte una idea de lo encantador que es mi barrio.
“Damos nuestra fiesta favorita por San Giovanni. Desde el torreón se disfrutan los mejores fuegos artificiales”
La Florencia de Mirko
- Una luz especial. “Si te paras en el Ponte Vecchio temprano por la mañana y miras al este, el Arno parece un río de oro; y si miras al oeste durante la puesta, verás el Ponte Santa Trinita, diseñado por Michelangelo, enmarcado por un cielo dorado”.
- Para comer. “Además de la Enoteca Pinchiorri, considerada uno de los mejores restaurantes de Italia, mis favoritos son Pampaloni, Trattoria Mario, Ristorante Vineria Gastone, Osteria delle Tre Panche y Vivoli”.
- Arte y hogar. “Para muebles y objetos para la casa, Pandora Deco, Donata Patrussi y Banci Alessandro. Y para disfrutar de un poco de arte, Eduardo Secci Gallery, Clet Studio, Museo degli Innocenti y el museo Stibbert”.
- Moda y belleza. “Para un día de shopping, Street Doing Vintage Couture, Sotf, Gerard Loft y Flow Store. Y, para cosmética, Sileno Cheloni y la boutique-museo Lorenzo Villoresi”.