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Reconocida yogui e hija de Ouka Leele, leyenda de la fotografía española contemporánea, María Rosenfeldt está dedicando su tiempo casi por completo a trabajar en el legado de su madre. “Está siendo una experiencia preciosa poder conocerla más a través de su trabajo”, nos cuenta desde su casa de Madrid.
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“Estoy aprendiendo muchísimo del proceso. Trabajé en diversas exposiciones sobre su trabajo durante ARCO y en febrero se pudo ver en la galería Rocío Santacruz una exposición con obras suyas inéditas de los 70”.
“Recuerdo con mucho cariño jugar debajo de la mesa donde mi madre pintaba sus fotos y los cuentos inventados que me contaba”
-Cuéntanos la historia de esta casa. ¿Desde cuándo vivís aquí?
-(El arquitecto) Alberto Gobbino, mi pareja, lleva 10 años en esta casa; yo vivo desde hace 3. Al principio la casa era Ciszak Dalmas, su estudio de trabajo. Él fue arreglando la casa poco a poco y descubriendo los pequeños tesoros que hay en ella, como los papeles pintados que estaban debajo del gotelé.
“El arpa es mi instrumento favorito. Hice 16 años de la carrera de arpa y me parece un objeto muy bonito para tener en casa”
-¿Cómo la habéis decorado y cómo definirías tu estilo?
-Es una casa decorada con el paso del tiempo, experiencias y viajes. Cuando me mudé aquí había habitaciones vacías y una de ellas se transformó en mi estudio; allí están mis arpas, que además de ser mi instrumento favorito (hice 16 años de carrera de arpa) me parece un objeto precioso para tener en casa. Mi estilo es muy ecléctico, pero creo que me define lo bucólico, romántico, anacrónico y decadente.
“Mi estilo es muy ecléctico, pero creo que me define lo bucólico, romántico, anacrónico y decadente”
-La casa está en el barrio de las Letras. ¿Qué es lo que más te gusta de la zona?
-Me encanta que tiene algo de pueblo. La casa está enfrente de un convento. Me gustan las tiendas de barrio, el mercado de Antón Martín, los bares de la zona y mi floristería favorita, Adhoc, en la calle León.
-Tu pareja es arquitecto, ¿cómo ha influido en la deco de vuestra casa?
-Tiene un gusto maravilloso y le da importancia a piezas icónicas como el lavabo de la cocina; sobre todo valora la calidad de los materiales. Toda la decoración de casa tiene historia, el sofá lo trajo desde su casa de Turín en coche. Hay lámparas de mis abuelos, máscaras tibetanas, minerales que hemos ido comprando... Tenemos alguna pieza de mi madre, libros antiguos… Digamos que no es una decoración pensada, es una decoración de vivencias.
“Hay lámparas de mis abuelos, máscaras tibetanas, minerales que hemos ido comprando... Alguna pieza de mi madre”
-Eres una reconocida yogui, ¿cómo empezaste? ¿Qué ha aportado a tu vida?
-Llevo practicando yoga 12 años. Empecé haciendo bikram yoga, yoga con calor. Nunca había practicado antes, mi primera clase con 20 años fue tan dura que me retó a seguir cada día. Me cambió la vida, empezó como algo físico y se ha transformado casi en una religión. Es mi momento de meditar, limpiar la mente y el cuerpo. Al final yoga es lo que sucede una vez que sales de la esterilla; te da herramientas para enfrentarte al mundo de manera diferente. Hace un par de años decidí formarme, esto me abrió aún más la mente, aprender filosofía oriental, y todos sus beneficios físicos y mentales.
-¿Qué tipo de yoga practicas? ¿Tienes alguna escuela de referencia?
-Practico sobre todo bikram y hot hatha, me gusta el yoga con calor, ya que me ayuda a profundizar más. Para mí, el mejor estudio de Madrid es el de yoga con calor en Barquillo.
-Has viajado a Bali para profundizar en el yoga, ¿cómo fue tu experiencia?
-Creo que aunque suene muy utópico, Bali me cambió la vida. Fui justo después de fallecer mi madre, un momento muy duro y extraño. Al llegar allí tuve un sentimiento de hogar y una paz interior que no había sentido antes. Nos fuimos mi pareja y yo todo un mes con una mochila a recorrer la isla. Practicar yoga allí es algo completamente diferente, salas que dan a la jungla donde te acompañan los sonidos de los pájaros, sin prisa, sin pensar qué tienes que hacer después. También me encantó la sensación de ligereza de viajar con una mochila, lo feliz que se puede ser con un par de pantalones y camisetas. En Bali hay una calma que no he visto en ningún otro sitio. Este año volvemos a irnos otro mes. Siempre que viajamos Alberto y yo buscamos alojamiento cerca de algún estudio de yoga. En otoño fuimos a Nueva York y estuvimos practicando en un estudio maravilloso enfrente del Flat Iron. También hago retiros como profesora centrados en el bienestar.
-Háblanos de tu alimentación. Hace unos años decidiste ser vegana, ¿por qué tomaste esta decisión y cómo te ha cambiado tu manera de comer?
-Fui vegana durante 6 años. Me gustó mucho la experiencia, aprendí muchísimo sobre los alimentos y sus nutrientes pero llegó un punto en el que sentía que algo no iba bien, me sentía cansada y sin fuerza. Es cierto que hay personas que pueden ser veganas toda la vida sin problema, pero no fue mi caso. Actualmente como de todo y variado, pero siempre siendo consciente de la calidad y procedencia de los alimentos.
“El yoga me cambó la vida. Empezó como algo físico y ahora se ha convertido casi en una religión”
-Volviendo a vuestra casa, ¿cuál es tu rincón favorito?
-La mesa que hay al lado del sofá, allí tengo una lámpara antigua, mis vinilos, el tocadiscos y mi colección de minerales, además a mediodía da el sol en ese lado.
-¿Cuál es el objeto deco de mayor valor sentimental que tienes en casa?
-Una candelabro de plata con forma de serpiente que era de mi abuela.
-Guardarás muchos recuerdos de tu madre, ¿cuál es el más bonito que tienes?
-El mejor recuerdo y el mejor valor que me ha dejado es la libertad; la libertad de que todo es posible en esta vida, de creer en ti y atreverte siempre a hacer lo que te gusta. Recuerdo con mucho cariño jugar debajo de la mesa donde pintaba las fotos, los cuentos que me contaba cada noche inventados por ella y las charlas que teníamos durante horas sobre la vida. Me ha dejado tan buenos recuerdos que se han transformado en fuerza. Siempre que pienso en ella no me pongo triste, acabo sonriendo, era pura alegría.
Sus lugares favoritos
- Barrio de las letras: La zona, donde residieron escritores del siglo XVII como Lope de Vega, está llena de pequeñas tiendas que la hacen parecer un pequeño pueblo.
- Floristería Adhoc: Pequeña y especial floristería situada en el barrio de las Letras que también ofrece servicio a domicilio (León, 11).
- Mercado de Antón Martín: Mercado de barrio reconvertido en espacio gourmet con comida y pequeños restaurantes del mundo (Santa Isabel, 5).
- Barquillo Hot Yoga: Un estudio de yoga con calor donde practicar el tipo de yoga en el que se inició María y al que acude con frecuencia (Barquillo, 12).