Merienda en el salón de música
A alguien se le ocurre mejor plan que tomar un bizcocho acompañado con un buen té mientras de fondo se escucha jazz ? De pequeña mi padre, gran amante de la música clásica, hacía sonar sus vinilos mientras escribía sus artículos en el salón que presidía una gran chimenea. Recuerdo el olor a leña , el sonido roto de aquellos discos y el humo de su cigarro salir de su boca con forma de precisos círculos. He heredado de él esa pasión y, por ello, no hay nada que me guste más que relajarme un fin de semana tomando dulces junto al viejo piano. Una merienda -a base de cruasanes , bizcocho de yogur, té verde y pastas- amenizada con cualquier disco de Sinatra.
Adorno la mesa con jacintos, cuyo penetrante olor lo invade todo, y rescato la tetera china de mi abuela. Las servilletas bordadas a mano en Lagartera son de Artesanía Rocío Lozano (@artesaniarociolozano), la vajilla verde con cenefa dorada y la bandeja de porcelana me transportan a mi infancia. Pruebo un trozo del bizcocho de yogur recién horneado y retrocedo en el tiempo a la cocina de mis padres, donde mi tata Marisa elaboraba aquel dulce con mimo y cariño y que, hoy, después de tantos años, sigue sirviéndose cada domingo.
“He heredado de mi padre la pasión por la música clásica. Y no hay nada que me guste más que relajarme un fin de semana tomando dulces junto al viejo piano”
Bizcocho de yogur
Ingredientes
● 4 huevos ● 1 yogur natural griego ● 1 medida de yogur de aceite de girasol ● 2 vasitos de yogur de azúcar ● 3 vasitos de yogur de harina ● ralladura de un limón ● 1 sobre de levadura
Elaboración
- Batir el azúcar con los huevos, añadir el yogur y el aceite hasta que quede espumoso.
- Mezclar la harina con la levadura y la ralladura de limón y añadir a la mezcla anterior.
- Engrasar un molde de bizcocho, verter la mezcla y cocer en el horno precalentado 180 grados 40 minutos, y listo.
- Decorar con azúcar glass.No abrir el horno durante la cocción.
Planes con mi perra Curra por Madrid
Todos los que tenemos mascotas agradecemos que nos dejen hacer vida con ellas, y resulta muy gratificante comprobar que nuestra capital está llena de sitios donde admiten su entrada. En la casa de campo que teníamos en Ciudad Rodrigo, cerca de Salamanca, mi padre criaba mastines. Estos seres grandes y bonachones, que se utilizaban para cuidar y guiar al ganado, han sido los culpables de mi amor por los perros. Desde pequeña siempre soñé con tener una gran familia ‘perruna’ y solía llegar a casa con algún que otro cachorro que me había encontrado perdido por la calle. Curra, mi cachorra de gran danés, es un regalo que me hicieron estas Navidades. La familia crece…
Mi guía petfriendly por Madrid
- Desayunar en Bump Green, en la calle Velázquez 11, donde sirven zumos naturales y repostería. ¿Un detalle? Te dan dulces para tu mascota.
- Almorzar en el restaurante El Perro y La Galleta, situado en la calle Claudio Coello 1. Fue uno de los primeros que encontré y no me canso de volver.
- Hacerse la manicura o agrandar la mirada en Pestañas Premium, en la calle Serrano 100. Un momento de placer acompañada por Curra.
Dos vestidos, dos generaciones
Si hay algo preciado que he heredado de mi madre, sin duda alguna, es su armario. Conservo como auténticas reliquias todos sus vestidos, abrigos, bolsos y complementos que han sobrevivido al paso del tiempo. Nada me gustaba más que hurgar entre sus tesoros, que luego mezclaba sin ton ni son cuando mi madre se despistaba.
“Algo muy preciado que he heredado de mi madre es su armario. Conservo como auténticas reliquias sus vestidos, abrigos, bolsos y complementos”
Hoy, sigo tirando de aquel armario, reinterpretando sus looks a mi manera y dándoles una segunda vida. Tengo especial predilección por un traje de alta costura de Elio de los años 70, rojo y extracorto, y por uno en tela de terciopelo negro adornado con un gran lazo de seda blanco. Elio era un vanguardista que supo entender que la moda no era algo estacional.
Viaje a Cazalla de la Sierra
La primera vez que pisé este pueblo de la Sierra Norte de Sevilla fue amor a primera vista. Sus casas señoriales encaladas, sus calles llenas de historia y sus rincones impregnados de encanto hacen de esta pequeña localidad un destino idílico.
“Lo de Cazalla de la Sierra fue amor a primera vista. Sus casas señoriales, sus calles con historia, sus rincones...”
Os recomiendo desayunar tostadas con manteca colorá en el bar Guarrito (calle Antonio Merchan, 15), ir a visitar la ermita de la Virgen del Monte, donde cada agosto celebran su particular romería, almorzar en el viejo Casino de mi amiga Gioconda Scott (calle de la Plazuela, 1), hospedarse en el Hotel Palacio de San Benito y hacer una visita guiada a la destilería El Clavel (calle San Benito, 8), donde venden anises y aguardientes de Cazalla y que fue fundada en el año 1896.
Almorzar en el antiguo casino de Cazalla
Mi amiga Gioconda Scott está al frente de la cocina del antiguo casino de Cazalla de la Sierra (@restaurantecasinodecazalla). Con un gran bagaje en el mundo de la gastronomía, Gioconda ofrece platos tradicionales y de toda la vida con su propio toque personal. Ideal para almorzar con amigos o familia en un ambiente que te hace viajar en el tiempo.
Para los más gourmets os aconsejo pasar por la gasolinera que está a la entrada del pueblo y tiene productos de la zona. ¿Mis preferidos? El queso de cabra Flor de Cazalla, pan recién horneado, embutidos, vinos de la sierra y aceite de oliva virgen extra. ¡Volveré!
“Entre mis productos favoritos de la zona están el queso de cabra Flor de Cazalla, los embutidos, sus vinos de la sierra y el AOVE”