Arquitecta de formación, apasionada del diseño y comprometida ambientalista. Carolina González Vives es también la directora de Hidra Design, una exclusiva promotora de viviendas de lujo y la responsable de programas de real estate en el Instituto de Empresa, en la IE School of Architecture and Design y miembro de la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid. Hoy nos recibe en su impresionante casa entre la sierra de Gredos y el Parque Nacional de Monfragüe, una antigua abadía del siglo XVII con varias construcciones. La principal, una iglesia donde vivían antaño los monjes.
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“Es una casa muy natural, con amplitud de espacios, diferentes alturas y muy conectada con el paisaje exterior. Parece sencilla pero es compleja”
-¿Cómo encontraste esta joya?
-Nos dedicamos profesionalmente a buscar buenos emplazamientos, así que pusimos nuestros recursos en marcha. Para mí era importante la calidad del paisaje, la cercanía a Madrid y la singularidad. Y dimos con esta iglesia maravillosa, con sus naves agrícolas, tan sencillas y bonitas; nos encantó.
-¿Sabes quién habitaba la casa en sus orígenes?
-La ermita es una construcción del siglo XVII restaurada, que formaba parte de un complejo con más construcciones, donde vivía una comunidad de ermitaños. Se desacralizó con la desamortización de Mendizábal y desde entonces se ha usado como vivienda. Se han hecho trabajos de restauración importantes del interior y de sus frescos originales y se han dejado dos construcciones anexas de piedra y una cubierta de teja, antiguas también, con un horno de leña impresionante y una sala grande donde podemos comer en invierno. Las naves son muy posteriores, del siglo XX. Eran almacenes de aperos agrícolas y en eso radica buena parte de su belleza. La simplicidad de su perímetro, la altura libre y su exterior con morteros de cal, de colores tierra, se integran muy fácilmente en el paisaje del encinar, en sus colores. Con el tiempo, las hemos convertido en casas muy naturales, con amplitud de espacios, muy conectadas con el paisaje. Sencillas en su forma exterior, pero complejas en su espacialidad; con dobles alturas, grandes ventanales, patios y porches por donde se cuela el paisaje y las vistas hasta el corazón de la casa.
“En la ermita original del siglo XVII, ya restaurada, vivía una comunidad de ermitaños”
-¿Qué es lo que más disfrutas?
-La casa me encanta, somos muy felices aquí y disfrutamos del lujo de vivir en este encinar centenario, de pasar mucho tiempo al aire libre, montar en bicicleta, comer y cenar fuera... Tenemos todavía muchas cosas pendientes, queremos hacer una piscina muy larga y un poco elevada, como un abrevadero, con piedras de granito, y arreglar la explanada de detrás de la iglesia donde hemos hecho fiestas y cenas en verano.
“Algunas partes de la casa son del siglo XX. Eran naves que se usaban para almacenar los aperos agrícolas. De ahí viene parte de su sencillez y su belleza”
-¿Cuándo soléis venir?
-Siempre que podemos, con nuestra familia y nuestros amigos. Es una suerte enorme poder tener espacio suficiente para invitar a la gente que te gusta.
“Somos muy felices aquí y venimos siempre que podemos. Disfrutamos de montar en bici, pasar tiempo al aire libre y comer y cenar fuera”
-¿En qué momento de la vida de una arquitecta llega la llamada de la naturaleza?
-Creo que hay una tendencia en lifestyle cada vez mayor al slow living. Cuando tienes una vida profesional muy exigente y mucha responsabilidad, necesitas que la casa sea un lugar de paz para poder pensar con claridad, compensar un poco y disfrutar de las cosas pequeñas: tomarte el desayuno al sol, por ejemplo. Desde la pandemia, con mayores facilidades para el trabajo en remoto, se valoran más las viviendas con alta calidad ambiental y paisajística. Necesitamos el contacto con la naturaleza, poder estar en el exterior, tener interiores con mucha luz natural y buenas vistas. Nosotros aquí hemos ido un paso más allá, y nos hemos metido con mucha ilusión de lleno en la vida de campo, con animales y con plantaciones agrícolas. Recogemos aceitunas y envasamos nuestro aceite, organizamos monterías... Estamos aprendiendo muchas cosas nuevas.
“Nos hemos metido de lleno en la vida de campo con animales, explotaciones agrícolas y nuestro propio aceite”