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La celebración
Qué duda cabe, para ambos expertos la Navidad tiene mucho de ritual. De ceremonia, de reunión, de familia y de compartir en torno a una mesa. En el caso del arquitecto de interiores Tomás Alía, también de viaje. “Porque siempre vamos a la casa de mi madre en Lagartera”, explica. Pero pese a su carácter religioso y conservador, apunta el interiorista Lorenzo Castillo ,“la decoración puede ser supersofisticada y à la mode, no rancia ni viejuna”.
© CustomÁrbol o Belén
Lorenzo compró hace años en Bergdorf Goodman, en N. Y., un árbol maravilloso: “Tiene unas decoraciones increíbles de insectos y pájaros bordados, que luego completé en Edimburgo con figuras de personajes históricos ingleses. Con el tiempo le he añadido adornos comprados en otros viajes”. Pero la tradición que más le gusta es la del nacimiento. “Permite diseñar los espacios y vestidos preciosos sobre figuras moldeadas en terracota policromada, usando incluso tejidos y joyas antiguas”. Tomás lo secunda: “Yo soy más de pesebre que de árbol. Como es tradición en las casas de Lagartera, tenemos una sala repleta de espejos y pinturas religiosas. Suelo descolgar un espejo Carlos IV, lo coloco en una consola grande, con un textil brocado antiguo detrás, y ahí monto el belén. Tengo dos favoritos: uno hecho en barro de una ceramista maravillosa que ya falleció y otro hecho por un maestro dorador, totalmente dorado”.
© Cortesía de Lorenzo CastilloCalcetines en las chimeneas
Tomás rehúye de montajes navideños obvios. “En mi casa no hay calcetines, hay fantásticos platos de Talavera. La decoración demasiado obvia me recuerda al mundo sajón y yo me siento más vinculado al mundo latino y mediterráneo. La vida son pequeños detalles, mimados y artesanales... y en estos días, más. También cuando pienso en los regalos. Ese es para mí el sabor de la Navidad”. Lorenzo está de acuerdo, tampoco le gustan las ideas importadas ni comerciales en exceso, ni aquello que se salga del verdadero espíritu navideño. “Las excentricidades las dejo para el Carnaval. Les regalé a mis sobrinos unos maravillosos calcetines con su nombre bordado porque su padre es americano, pero yo no los pongo en mi chimenea”.
Vestir la mesa
A Tomás le gusta recurrir a piezas artesanas. “Cerámicas de Puente del Arzobispo y Talavera, cristales de Cartagena o de La Granja. Un gran mantel bordado y bien almidonado, que se quede de pie. Flores naturales. La iluminación como hilo conductor, esas velas que nos envuelven. Y siempre acorde con el lugar donde celebres. Si celebro en el campo, la Navidad es de allí”. A Lorenzo, por su parte, le gustan los grandes despliegues. “La Navidad es la excusa para volverse más loco. Una base de flores y velas mezcladas con piezas antiguas de cerámica, porcelana, plata o bronce dorado de mi colección. También utilizo las telas que he diseñado para hacer los manteles y servilletas, que bordo con el nombre de cada comensal, idea copiada de mi amiga María Fitz-James Stuart”.
© CustomEste año
Lorenzo celebrará la Navidad en torno a su madre. “Hace años que delegó en mí la organización, según ella porque tengo más vajillas (risas). Después cantamos o sacamos un juego de mesa. El día de Reyes vamos a Oviedo con la familia de mi marido Alfonso y hacemos cata de roscones, ¡que los asturianos le dan mucha importancia a la repostería!”. Tomás viajará a Lagartera para hacer lo propio, disfrutarla junto a su madre, la reconocida maestra artesana Pepita Alía. “Mi celebración gira en torno a la sabiduría de esa mujer”.
