Más que una persona, son cinco.
Un plan con ellos (y con toda la familia extensa; somos unos veinte, y creciendo).
Mi ordenador (soy bastante estajanovista); una radio portátil, la escucho a todas horas, y, por supuesto, un libro, el que tenga entre manos ese día.
Cuando me da la depre recurro al Coro de los Esclavos de Nabucco, es infalible.
Cualquier postre, en especial los de chocolate y/o dulce de leche.
Mi casa de Montevideo, era todo un universo (incluso teníamos fantasmas).
Son muchos porque me encanta viajar, pero digamos que me impresionó mucho la Antártida.
Como soy insomne, duermo fatal. Me he dado cuenta de que más que un pensamiento agradable, lo que realmente ayuda a conciliar el sueño es pensar en algo aburridísimo como enumerar las capitales de Europa, por ejemplo, o los lagos del mundo.
Siempre Punta del Este.
Cuando termino de escribir. Si el día se me ha dado bien, ganas me dan de premiarme con un gin-tonic (y a veces incluso me lo concedo).
No soy muy de apps, pero me encantan los audiolibros, ahora estoy “releyendo” a Proust.
¡¡¡¡Dormir!!!!
Muchas cosas, pero no las obvias; las obvias me aburren terriblemente.