La vida de Celia Muñoz ha dado para mucho. Tras crecer cerca de Granada , se trasladó a Londres por amor (como en toda buena historia) y, tras tener a su primera hija, dejó su trabajo de cazatalentos para dedicarse a su por entonces recién descubierta pasión: la moda infantil. El resto es historia. Su estilo, de tradición española, enseguida triunfó en la capital británica e incluso Kate Middleton cayó rendida a sus pies. A medida que su firma crecía, también lo hizo su familia. Y hoy, con cinco hijos y éxito internacional, intenta alternar su tiempo entre Inglaterra, donde ha hecho su vida, y una increíble casa en Granada -un carmen, las clásicas fincas urbanas de la ciudad- a la que se escapa con los suyos siempre que puede para volver a sus orígenes.
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-¿Por qué esta casa?
-Mis padres tenían una casa de fin de semana en Granada y yo la disfruté mucho durante mis años de universidad. Cuando conocí a mi marido, él también cayó rendido a esta ciudad y fue él quien propuso comprar una aquí. Mis padres nos ayudaron a encontrarla, pues al vivir en Londres era difícil. Y cuando la vieron por primera vez, fue amor a primera vista para todos.
“Se trata de una construcción levantada sobre varias viviendas moriscas del s. XVI. Es una casa pintoresca, situada enfrente de la Alhambra y perfectamente integrada en el paisaje del Albaicín”
-¿Cuál es su historia?
-Pues es una construcción levantada sobre varias viviendas moriscas del siglo XVI. Es una casa pintoresca, situada enfrente de la Alhambra y perfectamente integrada en el paisaje del Albaicín. Evidentemente, ha sido remodelada en varias ocasiones a lo largo del tiempo, pero nosotros nos hemos empeñado en recuperar su imagen original. Tras la conquista de la ciudad, los Reyes Católicos cedieron la que ahora es nuestra casa al marqués del Zenete y su linaje la conservó hasta el siglo XVII. Posteriormente, durante el siglo XVIII, pasó a ser propiedad de familias aristocráticas granadinas, como la del conde de Gabia. En el siglo XX, el edificio se convirtió en una casa de vecinos; se instaló una carbonería en el sótano e incluso una peluquería en la segunda planta. La historia es fascinante.
-¿Cómo fue el proceso de reforma? ¡Imagino que nada fácil!
-Fue muy laborioso porque, a lo largo de tantos siglos, la casa sufrió tremendas transformaciones, pero tuvimos la suerte de trabajar con unos profesionales excepcionales que nos ayudaron a redescubrir y visualizar la apariencia de la casa en el siglo XVI y restaurarla adaptándonos a las necesidades de una familia del siglo XXI.
“En el s. XX, el edificio se convirtió en una casa de vecinos, con una carbonería en el sótano y una peluquería en el segundo”
-¿Quiénes te ayudaron?
-El proyecto de restauración es el resultado de un trabajo en equipo. El arquitecto que diseñó y dirigió el proyecto, Ignacio Quemada, es una persona muy estudiosa con un conocimiento enciclopédico de la ciudad y de las casas granadinas del siglo XVI. Su tarea no fue fácil porque, además de recuperar la imagen original de la casa, hubo que preservar elementos arquitectónicos originales (artesonados, columnas…) trabajando conjuntamente con las autoridades locales. El interiorista Bastien Hallard se encargó de proponer el proyecto inicial de interiorismo, desde un punto de vista arquitectónico, y Víctor Cadene se encargó de convertir la casa en un hogar.
-¿Qué referencias a la ciudad pueden verse en la casa?
-El artesonado, los suelos de piedra local de Sierra Elvira, las celosías de madera… Pero indudablemente la mayor referencia a la historia de Granada se produjo cuando mi marido descubrió casualmente en el cuarto de la colada un pequeño agujero que decidió agrandar, revelando así la existencia de un pasillo construido en opus caementicium, que pudo ser parte de un criptopórtico. También aparecieron huellas, posiblemente de las termas de la ciudad, y una cabeza laureada de un emperador romano (se piensa que Adriano), que ha sido depositada en el Museo Arqueológico. El descubrimiento de esta galería representa uno de los hallazgos arqueológicos más importantes en Granada desde el siglo XIX.
“Un equipo de profesionales excepcionales nos ayudó a redescubrir la apariencia de la casa en el s. XVI y restaurarla adaptándonos a las necesidades de una familia del s. XXI”
-Impresionante, ¿y cómo lograsteis que el exterior estuviese a la altura del resto?
-En el jardín encontramos una estructura de empedrado tradicional granadino y plantas autóctonas que se pueden ver en los jardines de la ciudad. John Hoyland, nuestro paisajista, seleccionó cuidadosamente todas las plantas del jardín consiguiendo un resultado muy armonioso, identificable por cualquier granadino pero diferente de lo que se suele encontrar en las casas. Nos propuso crear diferentes espacios exteriores con referencias personales a nuestra familia: dos olivos plantados como guiño a mi padre (nació en un pueblo de la provincia de Jaén), y un empedrado con forma de granadas y tulipanes como símbolo del amor que mi marido y yo nos tenemos.
Sus claves
Estado inicial
A lo largo de los siglos se habían ido superponiendo reformas y añadidos que alteraban significativamente el aspecto original de la vivienda. Celia, junto a un grupo de expertos restauradores, decidió eliminar todo eso para recuperar el diseño original del siglo XVI.
“Mi marido descubrió casualmente en el cuarto de la colada un criptopórtico de la época romana”
Artes y oficios
Una de las mayores complicaciones de la reforma fue la conservación de una serie de elementos arquitectónicos protegidos, como los artesonados, los suelos de piedra local de Sierra Elvira, las celosías de madera, las columnas de piedra antiguas...
En blanco
Para unificar los espacios y añadir luz y frescura a la vivienda, apostaron por el color blanco roto en paredes, chimeneas y la gran mayoría de la marquetería de la casa, lo que le da un aire mucho más moderno y permite una mayor libertad a la hora de decorar las estancias.
Como colofón
Celia y su marido llenaron la casa de objetos llenos de historia, entre los que destacan antigüedades compradas en Los Gusano o Fernando Ruiz Linares en España y Galerie Chenel en París, que conviven con algunas piezas de diseño contemporáneo.