Sandra Dualde llevaba décadas vinculada al mundo de la moda -trabajó para Courrèges en París, para Victorio & Lucchino en Sevilla...- cuando descubrió el mundo de la aromaterapia . Poco a poco, se fue enamorando de sus posibilidades y no tardó en dejarlo todo para adentrarse en ese universo. Hace hoy tres años, junto a su sobrina, la también interiorista Cósima Güell, su hijo Lucas y una amiga, Natalia San Martín, creó su propia marca de cosmética botánica, Rassa Botanicals. Y Comillas, lugar de reunión de la familia desde hace generaciones, sirvió de telón de fondo. En La casa de Mima que Sandra heredó de sus padres es donde se dieron las primeras conversaciones, la lluvia de ideas y, sobre todo, multitud de pruebas: catas de olores y de sensaciones que acompañaron sus escapadas durante varias temporadas.
-Sandra, háblame de vuestra relación con Comillas.
-Sandra Dualde: Cósima y yo venimos aquí desde que nacimos. Nuestra familia está vinculada a este pueblo desde antes del siglo XIX y una parte de nosotras pertenece a este lugar. Cuando yo era pequeña pasaba todos los veranos en La Portilla, otra casa familiar que teníamos; mi madre tiene once hermanos, por lo que tengo muchísimos primos. ¡Imagínate la pandilla que éramos! Este lugar nos vio crecer.
“Cósima y yo venimos aquí desde que nacimos. Nuestra familia está vinculada a este pueblo desde antes del siglo XIX y una parte de nosotras pertenece a este lugar”, Sandra
-¿Quiénes soléis juntaros aquí?
-Cósima Güell: Este lugar, La casa de Mima, es un espacio de reunión familiar, de amigos, donde diversas generaciones nos nutrimos de afecto. Es el punto de encuentro de nuestra tribu, un lugar donde venimos a inspirarnos, a trabajar, a convivir, a compartir. De la cocina de esta casa han salido muchas de las ideas para Rassa Botanicals.
“La casa de Mima, como la llamamos, es un lugar de reunión familiar, de amigos, donde diversas generaciones nos nutrimos de afecto. Es el punto de encuentro de nuestra tribu”, Cósima
-¿Cuál es la historia de esta casa?
-S.D.: Esta casa fue la continuación de mi infancia en La Portilla. Está en el casco antiguo del pueblo. Cuando la compraron mis padres estaba medio en ruinas y mi madre la reformó manteniendo su esencia: la estructura de la cocina es medieval, el propietario se fue a hacer las Indias y a su vuelta añadió la estructura actual, con la escalera y las solanas. Mi madre aportó un toque inglés empapelando alguna habitación, pintando de rosa pasado, mezclando estampados… En definitiva, haciendo de esta casa un lugar acogedor.
- ¿Qué es lo más especial de ella?
-S.D.: Es una casa que reconforta, que sana. Cuando llego aquí me da la sensación de que todo va a estar bien.
-¿Hay algún rincón especial?
-S.D.: La cocina-comedor es grande, un lugar de encuentro, un lugar de pura alquimia. Aquí cocinamos juntos, comemos, conversamos, reímos y hasta bailamos. En mi cuarto, en el tocador con todos los productos Rassa, cada mañana y cada noche disfruto de mis rituales y de la autoestima que generan. Y también el salón, con el cuadro pintado por mi abuela sobre el sofá blanco. Es un imán, todo el mundo que viene a esta casa se fotografía ahí.
-¿Cómo surgió tu interés por la botánica?
-S.D.: Mi interés por la botánica comenzó con los olores del romero y el tomillo y un libro de belleza ayurvédica queme marcó para siempre. A partir de mis viajes a India y a Marruecos se abrió un mundo de olores y plantas que me hicieron empezar a estudiar aromaterapia.
“La cocina-comedor es un lugar de encuentro, un lugar de pura alquimia. Aquí cocinamos juntos, comemos, conversamos, reímos y hasta bailamos”, Sandra
-Y de ahí a crear Rassa Botanicals hubo solo un paso...
-S.D.: Sí. Siempre le he dado mucha importancia al ritual del baño, es mi momento del día, cuando me relajo y recargo mi energía. Por ello, desde hace años, experimento con aromas, esencias, aceites… Mis amigas siempre que venían a casa y observaban mi mundo me animaban a hacer ‘algo más’. Finalmente, abrí mi primer centro, en el que ofrezco todo tipo de terapias y rituales de belleza orgánicas y eso me permitió seguir aprendiendo, probando e investigando el mundo de la aromaterapia. A medida que avanzaba, me daba cuenta de lo poderoso que es y de cómo afecta al equilibrio de las personas.
También compraba muchas marcas maravillosas de aceites naturales y ecológicos, pero me seguían faltando aromas e ingredientes adecuados para mis rituales. Por ello, finalmente decidí lanzar mi propia línea de productos, Rassa Botanicals. Hace 3 años es cuando con Nat, Cósima y mi hijo Lucas se da forma a este proyecto en el que mezclamos culturas ancestrales, la riqueza y la historia de las hierbas y las flores, el mundo mediterráneo y la aromaterapia, enriqueciéndolo todo con biotecnología.
“Hace tres años que dimos forma a Rassa, un proyecto en el que mezclamos culturas ancestrales, la riqueza de hierbas y flores, el mundo mediterráneo y la aromaterapia”, Sandra
Pura alquimia
Romero
“Tiene propiedades antioxidantes y es muy reafirmante; aporta una vitalidad increíble a la piel. Además, se adapta a todas, hasta a las más sensibles. Es una maravilla, por eso es el ingrediente principal de nuestro Moon Oil”.
Agua de rosas
“Es purificadora, calmante, descongestionante... Nosotros lo mezclamos con el geranio, un gran regenerador celular, en nuestro limpiador, que no altera el pH de la piel y la deja preciosa”.
Agua de arroz
“Se utiliza desde hace siglos en el valle del Yejou, en Corea. Se descubrió por casualidad a través de los productores de sake, tiene unas propiedades hidratantes increíbles, por eso protagoniza el Life Toner. Su efecto antipolución es alucinante”.