Cuando Covadonga Rodríguez, fundadora y directora creativa de Clo Emotional Design, necesitó un lugar en el que alejarse de la ciudad y poder desconectar junto a los suyos, no dudó en volver a Ribadeo (Galicia). Allí había nacido su madre y había pasado todos los veranos de su infancia, con los pies descalzos y la mirada siempre en la imponente ría del Eo, que separa el pueblo de Asturias. Quería que sus dos hijos, Olivia y Basilio, pudiesen disfrutar de lo mismo.
“Lo más especial de esta casa es el enclave. Ver la ría desde el mirador o la galería es como estar en un cuadro viviente: cambia a todas horas por las mareas”
-¿Cómo encontraste esta casa tan especial?
-Pateando, observando, viendo muchos lugares y con información de un vecino que nos puso sobre la pista… No teníamos prisa pero sí dos requisitos muy claros: que estuviese en el pueblo y tuviese unas vistas fantásticas a la ría.
-¿Cómo fue el proceso de reformarla y decorarla?
-Pues pasamos por una obra de 18 meses debido a la complejidad en el acceso, ya que se encuentra al fondo de una atalaya y pegada a la antigua muralla de Ribadeo, pero conté con un equipo constructor muy bueno y muchos artesanos de la zona. Aunque en ese momento estaba la mayor parte del tiempo en Madrid, me desplazaba todas las semanas para trabajar en la obra, a pie de hormigonera.
-¿Qué es lo que más te gusta de la casa?
-Sin duda el enclave. Ver la ría desde el mirador o la galería es como estar en un cuadro viviente: cambia a todas horas por las mareas. Cuando está baja aparece una lengua de arena en el medio de la ría que se llama el Tesón, donde por intervalos de cinco horas las lanchas atracan, se abarloan, los niños bajan y juegan, los no tan niños pasean… El color del agua pasa de plata a verde agua o a azul cobalto. Y la montaña asturiana detrás, como telón de fondo. Porque la casa está en Galicia pero mira a Asturias. También hay rincones muy especiales dentro de la casa, como el invernadero, el garigolo (palabra ribadense que significa quincho o txoko) o el gurugú (otra palabra local que se refiere a una pequeña construcción mirador a cuatro aguas saliente del tejado de muchas casas y que forma parte del skyline de Ribadeo). Y por supuesto, el trampantojo del comedor.
“El trampantojo, hecho por Fran Arrojo de Lamo, se muestra como un espejo que refleja lo que se ve al otro lado de la estancia, la ría del Eo como base del paisaje de Asturias, tan verde y con pueblos tan idílicos como Figueras o Castropol”
-¡Háblame de él!
-Pues es una maravilla de mural hecho por Fran Arrojo de Lamo, una artista cuyas obras rezuman emoción y sabiduría. Es una gran amiga con la que siempre proyecto cosas porque su elegancia y serenidad tienen eco en todo lo que hace. En este caso el trampantojo se muestra como un espejo que refleja lo que se ve al otro lado de la estancia, la ría del Eo como base del paisaje de Asturias, tan verde y con pueblos idílicos como Figueras y Castropol. También hay una referencia a las casas de indianos de la zona, con esas verjas que esconden preciosos jardines.
-No es la primera vez que hacéis algo juntas, ¿verdad?
-Sí, somos amigas y hemos hecho muchas otras cosas: paredes, tejidos y una serie de obras que conjugan pintura y escultura enmarcadas en cajas con representaciones de mandalas personalizadas en función de la persona que la encargaba, entendiendo sus gustos estéticos y emocionales: qué te gusta, qué te hace bien, y por qué.
-¿Hay algún objeto en la casa que también tenga una historia especial detrás?
-Esta casa está llena de cosas especiales: regalos de gente querida, piezas traídas de mis viajes... Pero, por concretar, hablaré de un reloj de arena que me encontré en el desescombro y que rescaté y lo mantengo como recuerdo de su anterior vida, una vajilla inglesa de mi abuela, con un filo entramado de oro y cenefa verde manzana, y las piezas de Clo & Sargadelos que me recuerdan cómo las cosas más bonitas conjugan herencia, tradición y vanguardia.
-Sueles hacer muchas colaboraciones, ¿puede ser la lancha que tenéis aquí en el puerto la más curiosa?
-¡Puede ser! (Risas). Nos encanta trabajar con artesanos y gente que crea en la artesanía. Esta lancha está hecha en un astillero en Segovia (¡sí, en Segovia!) por una empresa familiar que se llama Moggaro, que capitanea el ingeniero Santiago Parga, y que realiza muchos encargos especiales para particulares. Estas lanchas tienen la particularidad de que son de aluminio, lo cual es muy diferencial a la hora de navegar por su estabilidad y dureza. Con un calado mínimo llegas a cualquier lugar, hasta a las calas más recónditas. La estética de la nuestra, La Moggaranela, es una colaboración de dos empresas centradas en poner en valor la artesanía española, Clo y Moggaro.
“En la casa hay rincones muy especiales, comoel garigolo (palabra ribadense para txoko)o el gurugú (otra palabra local que se refiere a una pequeña construcción mirador)”
-¿Cómo nació Clo Emotional Design?
-Surgió hace aproximadamente 8 años y nace de una verdadera fusión de energía creativa de amigas que se dedican al mundo del diseño (moda, interiorismo...) y muy interesadas en la conexión emocional de las cosas, de los procesos y de las personas que están detrás de todo ello.
-¿Cuál es la idea que esconde cada diseño?
-Siempre es la observación de la naturaleza y de los artistas que han puesto su mirada sobre ella. Los tejidos naturales, sostenibles, y la obsesión por el equilibrio nos han llevado a adoptar la figura oval como algo muy presente en nuestros diseños, oval como la hoja de magnolio, como el pétalo de la flor de la vida, como la sonrisa…
-¿Cuáles dirías que son vuestros diseños más icónicos?
-Trabajamos sobre una base que para nosotros son ya nuestras piezas insignia. Desarrollamos nuestras colecciones sobre estas, buscando enriquecer y renovar algo que ha llevado mucho tiempo y esfuerzo, como es un buen patrón, con un estampado lleno de luz, una técnica nueva de bordado... Es un equilibrio entre tradición y vanguardia. En ese sentido nuestras prendas de verano con lino hecho en telares artesanales y puntillas de Camariñas en colores vibrantes son un buen ejemplo. También nuestros caftanes y vestidos con croché hecho por manos maestras, y desde luego nuestras prendas de napa y los abrigos y chalecos de cordero -siempre usamos pieles sostenibles, procedentes de la industria alimentaria-. Y dentro de nuestra joyería, el anillo infinito, que representa en 4 loops un continuo flujo de energía, es una de nuestras piezas con mayor carácter.
-¿Cuales son vuestras próximas metas?
-Pues este octubre la apertura en Madrid de una tienda flagship, en Claudio Coello 88, CC88, que se suma a la actual en la calle Lérez. Este nuevo espacio será una tienda diferente, con mucha vida, encuentros, tertulias y con el foco siempre en favorecerla conexión de saberes que tanto nos enriquecen. Y también hemos cerrado acuerdos con lugares muy especiales en Reino Unido y Estados Unidos. Nos hace mucha ilusión llevar el diseño y la artesanía española a nuevos mercados.
“Cuando la marea está baja aparece una lengua de arena en el medio de la ría que se llama el tesón donde, por intervalos de cinco horas, las lanchas atracan, se abarloan, los niños bajan y juegan y los no tan niños pasean”
Una mesa única
- El enclave: ¡No tengas miedo a mover la mesa! Levántala de su sitio habitual y elige uno especial de vez en cuando.
- Con historia: Para momentos especiales, tira de “fondo de alacena” y rescata viejos tesoros de familia llenos de recuerdos.
- Los detalles: Unas hojas del jardín, alguna pieza de cerámica local... ¡Incluye siempre algún guiño al lugar en el que te encuentres!