La prestigiosa interiorista Malales Martínez Canut nos recibe en su palacio cántabro acompañada por su marido, José Antonio Revuelta; uno de sus hijos, Juan Mateu de Ros; su nuera Concha Sánchez-Ocaña Pareja-Obregón (casada con Rafael, su otro hijo) y su sobrina y ahijada María Mas, también interiorista y mano derecha de la anfitriona durante la reforma de la vivienda. Juntas le dieron un aire rococó, propio de la decoración de principios del siglo XVIII en toda Europa. A este lugar de ensueño, que combina elegancia y lujo con maestría, Malales se retira con su familia a reponer fuerzas.
-¿Cuál es la historia de esta casa?
-Se trata de un palacio cuya construcción data del siglo XVII y la cual se terminó en el XVIII. Sus cuatro fachadas son de sillería y conserva elementos originales como los suelos de madera de roble y olmo, los techos con artesonado y la gran escalera de piedra con el escudo de la familia Ceballos.
“Al visitarlo me contaron que fue del Virrey de Perú. Me hizo gracia, ya que yo desciendo de la hija del virrey de Nueva España. Le había pedido a la Virgen María una señal para comprarlo, y fue esta”
-¿Alguna anécdota vinculada a su adquisición?
-Al visitarlo me contaron que pertenecía al virrey de Perú, quien lo mandó construir para quedarse en él a su vuelta a España. Me hizo mucha gracia, ya que yo desciendo de la hija del virrey de Nueva España, Ana Agustina Berenguer de Marquina Anzoatégui y Fitzgerald, nieta de los condes de Devon, casada con Gabriel Císcar. Yo le había pedido a la Virgen María una señal para comprarlo, y fue esta.
-Has vivido a caballo entre Madrid e Ibiza, ¿a qué se debe la elección de Cantabria?
-Pasaba mucho tiempo en Ibiza porque, aunque mi estudio de arquitectura e interiorismo estaba en Madrid, multitud de clientes me encargaban su casa en la isla. Durante bastante tiempo disfrutamos de ella y de sus maravillosas playas, pero, al llegar mis nietos, el avión empezó a suponer un problema y decidimos buscar un sitio dentro de la península donde reunirnos. Queríamos una casa grande y relativamente cerca. Somos una familia numerosa y pasamos mucho tiempo juntos. Nos encanta recibir y compartir.
“Queríamos una casa grande y relativamente cerca donde pudiéramos reunir a toda la familia. Pasamos mucho tiempo juntos”
-¿Cuántos hijos y nietos tenéis?
-Junto con mi marido, ambos viudos, sumamos seis hijos -cuatro suyos y dos míos-, dos nietos y otra más en camino.
-Háblanos de la decoración de esta casa. ¿En qué te has inspirado?
-Decidimos salirnos de nuestro estilo habitual y optar por algo más atrevido. Darle una vuelta de tuerca a la tradición y devolver al palacio cierto aire rococó. Uno de los motivos fue reutilizar el mobiliario antiguo y varios retratos heredados que guardaba en un trastero, mezclándolos con tejidos e iluminación moderna. Además, el palacio contaba con grandes salones donde desarrollar un escenario de época.
-Aparte de tu sobrina María, también interiorista, ¿has contado con más ayuda?
-Mi hijo Juan se encargó de crear un relato que vinculara a las dos familias y en el que me inspiré para el diseño. Mi nuera Concha fue fundamental para organizarnos. Leo Otegui, diseñadora y gran amiga, y mi marido también participaron. Me encanta trabajar en equipo. Y como queríamos realizar una restauración concienzuda, contacté con Emilio Pardo, arquitecto santanderino y gran conocedor de este tipo de casonas cántabras. Usamos materiales y artesanos de la zona, y la dotamos de la categoría energética que necesitaba.
“Se trata de un palacio del siglo XVII. Las fachadas son de sillería y conserva elementos originales como los suelos de roble y olmo, los techos con artesonado y una gran escalera de piedra con el escudo familiar”
-¿Quién ha diseñado el paisajismo?
-En cada proyecto me gusta mimetizarme con el entorno. En este caso, me sumergí en los Valles Pasiegos de Cantabria, con su variedad de verdes, que sirvieron de hilo conductor. Para el paisajismo contacté con Javier Guerra, quien rescató el planteamiento original de Luis González Camino, devolviendo su esplendor a los tapices de azaleas y hortensias y a los recovecos con flores de temporada.
“Devolvimos al palacio cierto aire rococó. Reutilizamos el mobiliario antiguo y varios retratos heredados. Además, contábamos con grandes salones para desarrollar un escenario de época”
-¿Cómo pasáis aquí el rato?
-Hacemos planes muy variados: excursiones en todoterreno, paseos en bicicleta bordeando el río Pas, jornadas en la playa… y yo, que adoro cocinar, disfruto mucho de los productos de la zona.
En pocas palabras
- Un referente
“Admiro a mi madre, que es incansable. A sus 92 años es pura alegría y siempre va dando gracias por la vida”.
- Una pieza clave
“Una escultura de bronce del Sagrado Corazón de Jesús del siglo XVIII. La encontré en una subasta de París y me enamoré de ella. La tengo colocada en un sitio privilegiado de nuestra casa palacio”.
- Un artista soñado
“¡Muchos! Desde Tiziano hasta Cecily Brown. Jaume Plensa me apasiona; cuando visito una ciudad donde hay una escultura suya, me quedo largo tiempo contemplándola sin darme cuenta. Tengo una gran sensibilidad para apreciar la belleza en las cosas”.