Espiritual, artista autodidacta y madre. Úrsula Mascaró decidió hace un tiempo dejar de nadar a contracorriente. Así, la pandemia la trajo a Madrid con la intención de que sus hijos terminaran Bachillerato y, lo que parecía algo circunstancial, se convirtió en definitivo, al menos de momento. En paralelo, la que otrora diseñara zapatos en la firma familiar de fama internacional, Mascaró, se puso a pintar, convirtiendo su nuevo hogar en galería de arte y estudio al mismo tiempo. Madrid le ha cambiado la vida y, como no tiene ninguna intención de moverse, hace menos de un año eligió este piso del barrio de Salamanca, donde vive con sus tres hijos, como nuevo centro de operaciones.
“En el proyecto de esta casa me propusieron hacer desde un loft neoyorquino a una casa mediterránea, pero yo quería mantener el concepto clásico de una casa del barrio de Salamanca”
-Cambiar Menorca por Madrid y sin planearlo. ¿Cómo te sientes?
-Feliz, en calma. Sigo teniendo mi casa de Menorca, pero en este momento elijo parar y dejarme llevar. Nunca me había planteado vivir en Madrid, pero la vida sabe más que nosotros. A veces programas cosas en tu vida y la vida te dice que no…
-¿Qué necesidades buscabas cubrir en la búsqueda de casa?
-He sacrificado el balcón, la piscina y el jardín, es decir, todo lo que tengo en Menorca, por tener el bar, el restaurante, la tienda de barrio y una vida de ciudad. Necesitaba espacio, que cada hijo tuviera su habitación. Después de tres meses buscando sin parar, encontré este piso y enseguida le vi las posibilidades.
-¿Qué es lo primero que te enamoró?
-Los techos altos y las ventanas, que daban amplitud y mucha luz. Hice un año de interiorismo y tengo ojo estético aunque, igual que cuando te enamoras, a veces te equivocas, pero seguí mi instinto y tomé decisiones.
“No busco que mis cuadros encajen en la decoración de una casa, necesito que quien se los lleve a casa sienta los conceptos que quiero trasladar cuando yo los pinto”
Una casa galería
Casi monocromo
Así se llama la nueva serie en la que la artista habla de los gestos. Detrás de sus líneas en relieve dorado, Casi Monocromo habla de conceptos como dejarse llevar, fluir, poner el foco en algo o atenderse. Los traslada al lienzo sin miedo y con las ganas de que el receptor capte lo que desea contar a través de ellos. La menorquina los dará a conocer a través de una exposición en su isla natal.
Otras temáticas
Sus cruces fosforescentes hablan de soledad, amor, miedo y maternidad; sus series de cuadros pequeños hacen referenciaa la verticalidad y el mundo interior. “Trabajar todo esto me ha ayudado a entenderme”, explica.
-En la decoración destacan muchísimo tus cuadros, están presentes en toda la casa...
-Llevo siete meses viviendo aquí, aún me queda mucho por hacer, pero los cuadros presiden cada estancia. Creo que la decoración debe hacerse una vez vives el espacio. Yo soy muy nómada y sé lo que tengo que hacer para conseguir sensación de hogar con muy pocos elementos. Eso sí, estoy enamorada de una mesa de Pilma, un sofá de Alberese y las sillas Tulip de Knoll. Sé lo que me gusta, pero poco a poco..
.-¿Qué estilo de vivienda buscabas?
-Me propusieron varias ideas, hacer un loft neoyorquino, una casa mediterránea… Yo quería un clásico actual con cocina integrada, pero no totalmente. Tener hall era importante, por ejemplo... Me he quedado con el concepto clásico, pero lo aburrido de lo clásico no lo tengo.
-Y ahora, artista. ¿Desde cuándo pintas?
-Cuando terminé la carrera quería estudiar Bellas Artes y mi padre me dijo que volviera a Menorca a trabajar. Siempre ha sido una pasión que no pude desarrollar porque me absorbió el mundo de la moda… Hasta ahora ha sido un hobbie. Pinto full time desde que vendí mi parte de la empresa, no soy una mujer que haga cosas a medias. Y cuando pinto me olvido del espacio, del tiempo, no sé si soy yo… Soy más bien un instrumento de la vida y me encuentro en paz.
“He sacrificado el balcón, la piscina y el jardín, es decir, todo lo que tengo en Menorca, por tener barrio, tiendas, restaurantes y una vida de ciudad, pero estamos encantados”
-¿En qué momento decides que vas a pintar en serio y dedicarte a ello?
-Madrid y el arte vienen al tiempo. Hay gente que se va al campo. Yo, al revés.
-¿Cuál es tu técnica?
-Soy autodidacta y he tenido que hacer muchas pruebas. Óleo, acrílico, gesso... Lo primero es la idea y luego veo cómo hacerla a través de la técnica. El cómo es lo de menos. Lo importante es expresar una idea.
-¿Cómo defines tu estilo artístico?
-Me inventé una palabra, metaart, de metafísica y arte. Mi obra habla del ser, de gestos y sentimientos míos muy profundos.
“Los cuadros presiden cada estancia, pero creo que la decoración debe hacerse una vez vives el espacio. Yo soy muy nómada y sé lo que tengo que hacer para conseguir sensación de hogar con muy pocos elementos”
-Y los expresas a través del color...
-Sí, es la vía para transmitirlos. El fucsia es amor terrenal, el azul es serenidad... No busco que encajen en la decoración de una casa, necesito que quien tenga uno sienta lo que quiero trasladar con ellos.El dejarse llevar, la maternidad, la vulnerabilidad...