Ya desde niña Marisa Gallo disfrutaba cambiando los muebles de sitio e imaginando nuevos escenarios, jugando a ser la interiorista en la que, años después, se acabaría convirtiendo. “Se trata de una profesión muy vocacional en la que la sensibilidad es fundamental”. Tal es así que en el estudio que lleva su nombre funcionan, desde 2004, bajo el lema “sentir creando”. Aunque cada casa es única y habla de quien va a vivir en ella, la decoradora es fiel a ciertos códigos.
“Mi estilo es sinónimo de elegancia y clasicismo. También trabajo mucho la distribución, en busca de espacios abiertos y bien comunicados, y una iluminación que transmita serenidad”. El piso que ilustra estas páginas, situado en O’Donnell, es un reflejo de ello. “En nuestros proyectos nunca faltan las molduras de Orac Decor y la iluminación de Kreon”.
El ABC ‘deco’
- Autenticidad
“El mejor truco para triunfar en el desarrollo de un proyecto, además de tener en cuenta las necesidades del cliente, es poner pasión en lo que haces para que cada casa tenga alma propia”.
- Belleza
“Me gusta focalizarme en los detalles finales: el arte, la vegetación, la luz o alguna pieza singular que aporte carácter a la vivienda”.
- Comodidad
“Nuestro objetivo aquí fue lograr una atmósfera tranquila y confortable con un mobiliario de líneas clásicas”.