Esta casona cántabra del siglo XVI recién restaurada es un ejemplo del buen gusto de sus propietarias, Sylvia Girón y su hija Silvia Hengstenberg, quienes además son socias y fundadoras de una de las inmobiliarias más exclusivas del mundo, The Sibarist. Un hogar que también presume de albergar una importante colección de arte y de haber sido rehabilitado con conciencia sostenible, colocando la salud y el planeta en el centro del diseño. Sobre todo esto conversamos con Silvia, la benjamina del tándem.
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-¿Desde cuándo pertenece esta casa a tu familia?
-Es de mi madre y socia, Sylvia Girón, y de mi tía Penélope desde diciembre de 2017. Se enamoraron de ella y decidieron recuperarla. Siendo su padre de Santander, y veraneando mis bisabuelos muy cerca de aquí, esta zona tenía un valor sentimental para ellas. El pueblo de Escalante tiene mucho encanto y es considerado como “el Santillana del Mar de la Trasmiera”. La singularidad de la casa y el entorno, cerca del parque natural de las Marismas de Santoña y de las playas de Trengandín y Berria, fueron decisivos. También que les recordaba a la casona indiana de La Venera y al Molino de Mareas de mis bisabuelos, ubicados ambos a pocos kilómetros.
“Rehabilitar esta casa ha sido un reto. Estaba más deteriorada de lo que, a priori, parecía. Tardamos dos años en restaurarla, y siempre con la premisa de conservar los materiales originales”
-¿Soléis venir con mucha frecuencia? ¿Cuál es vuestra época favorita?
-A nosotras nos gusta mucho la primavera y el otoño, porque ya hay días de buen tiempo -incluso mejor que en verano- que te permiten disfrutar de todo tipo de planes, y luego acabar la jornada alrededor de la chimenea. ¡Nos entusiasma esa sensación de hogar!
-¿Y qué tipo de planes hacéis?
-A mí, por ejemplo, me encanta ir a la playa de Berria en bici y, a veces, combinar el paseo con una clase de surf en la escuela que hay allí. En Cantabria, además, se come excepcionalmente bien. De hecho, hemos elaborado una guía gastronómica con los restaurantes que más nos gustan y que siempre compartimos con nuestros huéspedes.
-Hace poco habéis hecho una reforma integral de la vivienda, ¿en qué ha consistido exactamente?
-Se trata de una casona de montaña blasonada del siglo XVI, conocida como la Casa de Lamadriz, una de las más antiguas de Escalante, que incluso contaba con protección en varias fachadas. Su rehabilitación fue todo un reto y un proceso largo. Estaba mucho más deteriorada de lo que, a priori, parecía. Tardamos dos años en restaurarla, y siempre con la premisa de conservar los materiales originales y crear contrastes con respecto a ellos, incorporando acabados más actuales con materiales naturales, como suelos de cemento pulido frente a los muros de piedra de las paredes o modernas escaleras de chapa adaptadas a los huecos que dejan las vigas centenarias Alrededor del 70 % de los elementos nuevos proceden de derribos de obras. Por ejemplo, el suelo de madera de un ala de la casa es de pino antiguo y tiene más de 100 años, al igual que todas las puertas interiores. Nuestras máximas eran la sobriedad y respetar la esencia original de las cosas.
“De esta casa destacaría su apuesta por el bienestar de las personas que la habitan y por la conciencia sostenible, colocando la salud y el planeta en el centro del diseño”
-¿Qué destacarías de la casa?
-Sobre todo que apuesta por el bienestar de las personas que la habitan y por la conciencia sostenible. Es la primera de nuestro concepto “casas que cuidan de ti”, donde la salud y el planeta se colocan en el centro del diseño. Hemos usado pinturas ecológicas que absorben el CO2, ayudan a evitar las humedades y mejoran la calidad del aire; filtros para el tratamiento del agua con diferentes pH que eliminan los pesticidas de los alimentos, desinfectan las superficies y alcalinizan el agua para el propio consumo; o una conexión a Internet LIFI que reduce la exposición electromagnética y es más rápida y segura.
-Háblanos sobre la importante colección de arte contemporáneo que albergáis.
-Tenemos obras de artistas emergentes apoyados por la plataforma que impulsa nuestra inmobiliaria, ART U READY. Podemos encontrar piezas de Sergio Femar, Remed, Carla Cascales, Marta Páramo, Misael del Rosario, Frederik Takkenberg y Leonardo Rodríguez Caldarola -el artista más joven de nuestro país- que conviven con personalidades consagradas como el pintor José Guerrero. El resultado es un interiorismo ecléctico, original, acogedor y muy confortable; consciente del momento actual que vivimos y con una visión responsable del consumo, la cual aboga por el arte y la creatividad.
“Una de las mejores cosas de nuestro trabajo es la oportunidad de ver casas increíbles y conocer a gente muy interesante. Normalmente los proyectos que más me gustan son los que conjugan arquitectura, diseño y arte, o los que cuentan una historia”
-Aparte de este muestrario, ¿hay algún objeto o mueble al que le guardes especial cariño?
-A lo que le tengo más apego es a las propias obras de arte. No solamente por lo que representan, sino también por las personas que están detrás de cada una de ellas. Saber que hemos podido aportar un granito de arena en sus respectivas trayectorias nos llena de orgullo y satisfacción. Mi madre siente predilección por la planera y la hélice de un hidroavión de 1920, colocadas ambas en el hall. Pertenecieron a mi abuelo, que era geodesta, y en este rincón le rinde un especial homenaje.
“Cuando estoy aquí me encanta ir a la playa de Berria en bici y, a veces, combinar el paseo con una clase de surf. Como plan familiar, nos pierde la gastronomía”
-Eres, junto a tu madre, la socia fundadora de la inmobiliaria The Sibarist, por lo que seguro que has visto decenas de residencias maravillosas. ¿Cuál es la que más te ha impactado?
-Una de las mejores cosas de este trabajo es, efectivamente, la oportunidad de ver casas increíbles y conocer a gente muy interesante. Normalmente, los proyectos que más me gustan siempre son los que conjugan arquitectura, diseño y arte. Adoro también esos lugares inesperados que cuentan historias. Siempre que veo un espacio singular deseo que caiga en las manos adecuadas, que quien lo compre sepa apreciar su valor y que lo trate con la sensibilidad que merece. La rentabilidad no está reñida con el buen gusto.
“En 2017 mi madre y mi tía se enamoraron de esta casa y decidieron recuperarla. Su padre (mi abuelo) era de Santander, por lo que esta zona tenía un valor sentimntal para ellas”
-Y para terminar, ¿cómo lleváis eso de trabajar en familia?
-¡Bien! Mi madre es una visionaria y tiene mucho sentido común. Ella nunca pierde el foco. Yo estoy más en el día a día con clientes, gestionando el equipo y la marca. Pero ambas somos muy creativas y nos entendemos. No somos convencionales, como tampoco lo son nuestras casas, y nos gusta acompañar a nuestros clientes a largo plazo. De ahí nuestra motivación para crear una colección de hogares para viajeros amantes de la arquitectura, del arte y del buen vivir.