Criada en Jerez y con una infancia muy vinculada a la naturaleza, a la diseñadora de moda Casilda Arizón no se le ocurre un lugar para perderse más idóneo que la antigua casa de campo que, pegada casi a los pies de Sierra Morena y perteneciente a la familia paterna de su marido, se ha convertido en su refugio vital, el lugar donde su mente se despeja y su creatividad despierta. De allí nace mucha de la frescura y la inspiración para las colecciones de Dear Prudence -firma de moda nacida de su convencida decisión de cambiar el periodismo por el diseño- y allí es donde se escapa siempre que puede con su marido, Andrés, y sus tres hijos (Federica, de 8 años; Ignacio, de 5 años, y Rosario, de 2 años), para dar largos paseos a caballo, avistar gamos y venados, montar pícnics en mitad del campo y ver arder el fuego en la chimenea.
-¿De qué manera logra inspirarte esta casa familiar?
-Mi colección de primavera es alegre, colorida, femenina y con los linos y el algodón como base. Y la tranquilidad del campo y sus paisajes siempre son una inspiración.
-Teniendo vuestra base de operaciones en Madrid, supongo que venís mucho.
-Venimos todo lo que podemos. Aquí es donde hacemos nuestro plan familiar y desconectamos de todo. A los niños les encanta y disfrutan mucho de los animales.
-Siendo jerezana, en tu amor por el campo habrá influido tu familia y te vendrá de la infancia.
-Sí; la verdad es que mi infancia en Jerez está muy unida al campo. Me alegro de que me inculcaran el amor por la naturaleza desde pequeña. Siempre disfruté mucho de los paseos a caballo, de mi padre contándome cómo iba el trigo y explicándome los nombres de cada pájaro.
“Es una casa de toda la vida, con esa típica decoración austera y clásica del campo español de hace años”
-¿Cuál es la historia de esta propiedad?
-Está ubicada en Castilla La Mancha, ya casi en sierra Morena. Es una casa antigua que lleva años siendo de la familia paterna de mi marido. Yo diría que lleva así desde siempre; sin que nadie haya tocado nada. Es como de toda la vida, con esa típica decoración austera y clásica del campo español de hace varios años.
-¿Cómo la disfrutáis en familia? ¿Qué os gusta hacer cuando estáis aquí?
-Algunas de las cosas que más nos gustan es ir con los niños al huerto y a coger huevos al gallinero; organizar planes con amigos, aunque yo no soy muy de cocinar, y hacer excursiones y montar pícnics en medio del campo; dar largos paseos a caballo, ver las reses y sentarnos delante de la chimenea por las noches.
-¿Los animales y los caballos son una de vuestras grandes pasiones, verdad?
-Sí, nos encantan los caballos y mi marido y yo solemos ir a dar largos paseos siempre que podemos. Durante esos paseos, además, siempre vemos venados y gamos y disfrutamos de vistas maravillosas a las que no se suele tener acceso a pie o en coche. Todo un lujo.