La interiorista suiza es un auténtico referente del estilo alpino y el fantástico comedor-mirador de su casa en Cortina d’Ampezzo es un claro ejemplo de ello. Pieles, maderas al natural y guiños al pintoresco entorno sirven de punto de partida.
En 4 claves:
Pieles de base
A modo de alfombras, mantas o cojines, distintas pieles naturales y/o artificiales sientan las bases de una mesa que invita a ser disfrutada a pesar de las bajas temperaturas. Nunca necesidad y estética habían ido tanto de la mano...
‘Nieve’ en la mesa
Concédele un lugar de honor a tu mejor enfriador de plata y, prescindiendo por completo del hielo, llénalo de nieve para enfriar el champán. ¡Le dará un plus de originalidad a cualquier brindis!
Cuando el frío aprieta, las pieles -naturales o sintéticas- nunca están de más. Úsalas de alfombra en el suelo, cubriendo los asientos y en cualquier complemento para aportar un extra de confort y mantener calientes a tus invitados
Madera al natural
¿Qué mejor aliado para un paisaje nevado y una mesa rodeada de pieles que la madera al natural? Deja a la vista la del mobiliario a través del uso de manteles individuales y apuesta por bandejas y accesorios de aire rústico y con cierta pátina causada por los efectos de la nieve sobre el material a lo largo de los inviernos...
El toque de color
Las flores que adornan el centro de la mesa y los platos pintados -con motivos de temporada- son las únicas concesiones al color en la mesa de Alexandra. Solo con eso, el conjunto se llena de vida y frescura. ¡No te olvides de incluir algún guiño así!