Al amanecer, cuando todos en casa siguen durmiendo, Alejandra de Rojas se levanta, se enfunda un mono de trabajo, da de comer a los animales y sale a pasear a lomos de Fierabrás, un caballo con nombre quijotesco con el que da rienda suelta a su mayor pasión: montar a caballo . Lo hace por los terrenos de la Quinta de Mirabel, el histórico cigarral propiedad de la familia de su marido, Beltrán Cavero, en el que celebró su boda y en el que nos recibe, muy cerca de Toledo. Escenario de la película de Pedro Almodóvar La piel que habito, alojó a Andy Warhol en su visita a España.
-Cuéntanos la historia de este maravilloso cigarral.
-El origen está en los terrenos que adquirió en el último cuarto del siglo XVI el arzobispo de Toledo. Hoy en día es una casa familiar donde nos reunimos todos cuando el tiempo nos lo permite. Mi suegro (Francisco Javier Cavero de Carondelet y Christou, duque de Bailén y marqués de Portugalete) es el alma de esta casa que invita al descanso, a recuperar el tiempo y a compartir con los más cercanos. Me siento muy afortunada.
“Desde pequeña, mi padre, que era ganadero y dirigía un periódico de información agrícola, me inculcó el amor por el campo y por sus gentes”
-Sabemos que pasas tus vacaciones y muchos fines de semana en esta casa. ¿Cuál es la razón?
-Llevo una vida bastante ajetreada y cuando tengo unos días libres, lo que me gusta es desconectar. Aquí encuentro sosiego y siento que vivo al minuto sin pensar en el futuro. Es como una especie de meditación. Poder conectar con el campo, el silencio y ser yo misma. Volver a las raíces.
-¿De dónde viene tu amor por el campo?
-Desde pequeña mi padre, que era ganadero y dirigía un periódico de información agrícola, me inculcó el amor y el respeto por el campo y sus gentes. Con él aprendí a valorar las cosas sencillas. Recuerdo que una de las cosas que más me divertía era ayudarle a poner los nombres a las vacas y a los potros recién nacidos. Aquellos años me marcaron para bien y, desde entonces, la verdadera Alejandra es la que se enfunda en un mono de trabajo dispuesta a hacer las tareas que el campo conlleva, aunque en estas fotos muestre un lado más sofisticado. A él le debo el placer que supone levantarse al amanecer, dar de comer al ganado, ensillar a Fierabrás y darme un largo paseo o sentir la curiosidad de aprender los oficios de la tierra que tanto valor tienen para mí.
“Me gusta desconectar. Aquí encuentro sosiego y siento que vivo al minuto sin pensar en el futuro. Es como una especie de meditación, poder conectar con el silencio y ser yo misma. Volver a las raíces”
-¿En qué beneficia a tu hijo Pepe estar en contacto con la naturaleza?
-Cuando venimos aquí, Pepe no entra en casa. Adora los animales y me ayuda a dar de comer a las gallinas, a recoger los huevos y poner a punto los caballos. Me reconforta verlo correr en libertad, ensuciarse las manos o pedirme con una mueca que le suba a cabalgar conmigo. El campo te hace mejor persona.
-¿Cómo es tu día a día aquí?
-Aunque venga a descansar me despierto temprano. Antes del desayuno en familia, doy de comer a los caballos, apaño el gallinero y saco a las cabritas a pastar. Es mi manera de romper con mi rutina y de implicarme con el entorno. El desayuno suele ser opíparo y después, monto a caballo durante unas horas. Tras el almuerzo recupero el gusto por la lectura frente a la chimenea y si el tiempo lo permite salimos a dar un paseo. Solemos cenar temprano y alargar esta comida con largas conversaciones.
“Antes del desayuno saco a las cabritas a pastar. Tras el almuerzo, recupero el gusto por la lectura frente a la chimenea y si el tiempo lo permite, salimos a dar un paseo”
-¿Qué es lo que más disfrutas?
-Sin duda lo que no puedo hacer en la ciudad: montar a caballo. Mi padre me regaló en su día un caballo de capa alazana al que puso por nombre Fierabrás, como el bálsamo del Quijote. El destino quiso que un caballo casi igual apareciese en mi vida hace unos años y, en honor a aquel viejo amigo, le puse el mismo nombre.
-¿Cómo definirías el estilo de esta casa familiar?
-Esta casa tiene un estilo propio. Señorial y elegante. Sobrio y sin pretensiones. Mires donde mires hay belleza.
“Me gusta colocar las vajillas por colores. He heredado de mi madre el gusto por la loza, los manteles, las servilletas de lino y los adornos florales”
-¿Has decorado o añadido tu toque personal a algún rincón?
-Quizás sea el guadarnés el rincón en el que más me he involucrado. Me gustaba la idea de darle un toque inglés y empapelé las paredes, colgué cuadros antiguos heredados de mis padres y me decanté por montureros de madera. Ahí paso las horas, limpiando los aperos y las cabezadas.
-¿Cuántos animales tienes?
-Mi amor por los animales es infinito, quizás porque el vínculo que una crea con ellos es mucho más directo que el que establecemos con las personas. Tengo una braco alemán que me sigue a todas partes, dos gatos, dos cabras y cuatro caballos. Son de la familia porque yo me considero de la suya. Es algo recíproco.
“Cuando venimos aquí mi hijo Pepe no entra en casa. Adora los animales y me ayuda a dar de comer a las gallinas. Me reconforta verlo correr en libertad”
-¿Cuando estás aquí echas de menos el asfalto de Madrid?
-Madrid es mi ciudad. Donde trabajo, tengo mis amigos y mi vida. Me gusta su adrenalina, salir a cenar, visitar museos o quedar a tomar un café. Pero cuando me satura me gusta alejarme y disfrutar de la naturaleza.
-¿Cuál es tu rincón preferido de la casa?
-El cuarto donde guardamos las vajillas. Me gusta colocarlas por colores porque es más cómodo para poner la mesa. He heredado de mi madre el gusto por la loza, los manteles, las servilletas de lino y los adornos florales.
“Para mí es un placer levantarme al amanecer, dar de comer al ganado, ensillar a mi caballo Fierabrás y darme un largo paseo y sentir la curiosidad de aprender los oficios de la tierra”
-¿Cuál es el objeto de mayor valor sentimental que siempre llevas contigo?
-Una foto de mis padres que siempre tengo en la cartera.
-¿Cuál es tu menú favorito para un día en el campo?
-De primero, las migas que hace mi amigo Alberto Tante con huevos fritos de corral. ¡Son únicas! Y como plato principal, un arroz con verduras de temporada, un buen guiso o unas carcamusas, el típico plato toledano.