La distancia nunca ha supuesto un problema para Irene Rodrigo y María Borrero, las fundadoras de Alhaja Cult Store. A pesar de residir en distintas ciudades, se escapan siempre que pueden a la casa familiar de la primera en Vega de Pas, una de las tres villas pasiegas, en Cantabria, para planificar, crear y, sobre todo, disfrutar de su amistad.
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-Creo que esta casa tiene una historia increíble, Irene...
-Sí. La casa se construyó a principios del siglo XIX, y todos los prados que pueden verse a su alrededor pertenecen a la propiedad. Se mandó construir una iglesia para no tener que desplazarse al pueblo a escuchar misa, pero las autoridades eclesiásticas nunca autorizaron esta construcción y por tanto nunca la bendijeron. Por este motivo está catalogada como una de las iglesias malditas de España. Durante los veranos, alrededor del gigantesco fresno centenario que se encuentra en el prado de la misma casa, eran conocidas las tertulias y los festejos, a los que se unía un buen amigo de la familia, Luis Buñuel, que como nosotras acudía asiduamente a esta casa a descansar y a inspirarse.
“Alrededor del fresno centenario eran conocidas las tertulias y los festejos a los que se unía un buen amigo de la familia, Luis Buñuel”
-¿Cómo es la construcción?
-Es de piedra, con tejado de pizarra y solana de madera pintada en verde, muy típica de la zona. Los baños no se instalaron hasta mediados del siglo XX. Debido a una peste que se desató en la región y como medida de higiene la casa se encaló y así estuvo muchos años, hasta que se quitó y se dejó la piedra a la vista.
-María, ¿soléis venir mucho aquí?
-Sí, como solemos trabajar a distancia nos gusta reunirnos de vez en cuando para poner ideas en común. Y esta casa se ha convertido en nuestro lugar.
“En invierno lo que más nos gusta es encender la chimenea y pasar horas en el salón, con una manta y un té caliente, poniéndonos al día”
-¿Qué planes os gusta hacer cuando estáis aquí?
-En invierno lo que más nos gusta es encender la chimenea y pasar horas en el salón, con una manta y un té caliente, poniéndonos al día. Por la mañana nos encanta dar un paseo, cuando la lluvia lo permite, y tomar un aperitivo en la tasca de Lin, donde el tiempo se detuvo hace 70 años.
Su guía pasiega
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