Espontáneo, carismático y siempre optimista, Mario Vaquerizo comparte todas esas cosas -desde los paseos por el Rastro con su mujer al recuerdo de su infancia junto a su abuela Luisa, su tía y su madre- que hacen que su alegría no solo sea crónica, sino contagiosa.
Espontáneo, carismático y siempre optimista, Mario Vaquerizocomparte todas esas cosas-desde los paseos por el Rastro con su mujer al recuerdo de su infancia junto a su abuela Luisa, su tía y su madre- que hacen que su alegría no solo sea crónica, sino contagiosa.
Persona favorita en el mundo.
Fabio McNamara. Lo siento, Olvi.
Plan perfecto de domingo.
Levantarme muy temprano, irme con mi mujer al Rastro, a las once y media tomarme un aperitivo en un bar andaluz que hay en la calle Toledo que consiste en cerveza y cazón en adobo. Luego quedar con los amigos y, por las noches, ver Cuarto Milenio.
Tres objetos que te hacen feliz.
El gimnasio, mi despacho y una cerveza.
La canción que te pone las pilas .
Head of Glass, de Blondie
Plato por el que te saltas la dieta.
La hamburguesa más grasienta y ordinaria de bar de carretera de Las Vegas, esa es la que me hace perder los papeles gastronómicos.
Mejor recuerdo de la infancia.
Estar en casa con mi abuela Luisa, mi tía y mi madre.
El viaje de tu vida.
Las Vegas, con Alaska. La primera vez, en el año 99.
Lugar al que regresar.
A la Gran Vía de Madrid, donde vivo y donde, desde pequeño, quería vivir.
Momento favorito del día.
Me gustan todos. Las 24 horas del día son perfectas; es más, me da pena que el día no tenga 58 horas porque habría más momentos favoritos del día.
Un pensamiento alegre antes de irme a dormir.
Pensar que toda esta vida no se acaba aquí. Y que voy a volver a ver a todas las personas que he perdido y ahora no están.
Alguien que tiene el poder de arrancarte una carcajada.
Yo mismo. Reírme de mí mismo es lo que más hago en esta vida. Yo me levanto por la mañana, me miro al espejo y digo: ‘qué feo’. Me gusta reírme y tengo la risa fácil; creo que eso me ha salvado de ese carácter mío de tomarme muy en serio, pero a la vez no tomarme tan en serio.