Está claro que Sandra Segimón consigue, a base de trabajo y esfuerzo, todo lo que se propone. Lo hizo a finales de los años 90, cuando decidió introducir el sushi en España y fundó, junto a algunos socios, el exitoso grupo Sushita. Desde entonces nunca ha dejado de luchar por lo que se ha propuesto, y no solo en lo laboral, como presidenta del grupo… En estos últimos 20 años asentó y dio a conocer la gastronomía japonesa en España, pero además educó a dos hijos, hoy adolescentes, y se hizo con la que era la casa de sus sueños, a las afueras de Madrid. En su historia nada le vino dado, se lo ganó todo a pulso y hoy disfruta del éxito de una empresa que no deja de crecer. Para celebrarlo, y hablar de los planes que tiene para el futuro, quiso reunir en su casa a las amigas y socias que le han ayudado a hacerlo posible hasta ahora: Natacha Apolinario, socia fundadora, como ella, de Sushita, y Marina Ossorio y Bárbara Pérez Manzarbeitia, ambas responsables de relaciones públicas del grupo.
-En los últimos años Sushita ha tenido un fuerte crecimiento… ¿Qué viene ahora?
-Nuestro plan de expansión es ambicioso, planeamos abrir entre dos y tres restaurantes en el 2022. Y salir fuera de Madrid en 2023. Además hemos empezado a exportar el sushi a Francia y llegaremos al resto de Europa muy pronto.
“Es la casa de mis sueños. Llevaba dos o tres años enamorada de ella, desde la primera vez que la vi… ¡hasta que se puso a la venta!”
-¿Cuál es tu receta o recetas preferidas de todos los locales del grupo?
-Muero por nuestra pizzeta de atún con trufa y nuestra tempura de gambas… ¡Pero qué voy a decir yo! En mi caso soy adicta a Sushita, ¡no entiendo cómo no me he cansado ya!
-Con todo el trabajo que tienes al frente de la empresa, ¿te queda tiempo para disfrutar de esta impresionante casa?
-Apenas… ¡pero lo intento! Mi trabajo me absorbe mucho tiempo, y cuando no estoy trabajando me dedico a mi familia. No me queda mucho tiempo para mí, pero los dos proyectos merecen tanto la pena que me olvido a veces de mí misma…
“Me enamoró el aire romántico de la casa, la galería con el techo curvado que da al jardín, que desde fuera no se ve y resulta muy discreta…”
-¿Desde cuándo vives aquí?
-Vivo en ella desde hace cinco años. Es la casa de mis sueños. Llevaba dos o tres años enamorada de ella, desde la primera vez que la vi… ¡hasta que se puso a la venta!
-¿Qué fue lo que te enamoró de ella?
-Todo. Su aire romántico, la galería con el techo curvado que da al jardín, que desde fuera casi no se ve y resulta muy discreta… Y también la terraza a la que se accede desde el salón. Esto me recordó a una casa muy bonita que tenían mis padres en Mallorca.
“Una de mis piezas preferidas es una escultura de Fernando Oriol que me regaló doña Pilar cuando les organicé una cena sorpresa a mis padres por sus bodas de oro”
-¿Cómo la hiciste ‘tuya’, decorativamente hablando?
-Es un proceso largo, de prueba y error, que va tomando forma a través de las cosas que uno va comprando poco a poco aquí y allá… Aún hoy, en muchos de los viajes que hago a los anticuarios del sur de Francia y de Italia buscando esas piezas únicas que decoran nuestros restaurantes, voy comprando alguna cosa especial con la que me entusiasmo para mí.
-¿Te ayudó alguien?
-Sí, el estudio de arquitectura de Pablo Gómez Zuloaga y la paisajista María Medina, a quienes admiro profundamente y con cuyo sentido de la estética me identifico.
“En muchos de los viajes que hago a los anticuarios del sur de Francia y de Italia buscando esas piezas únicas que decoran nuestros restaurantes, voy comprando alguna cosa especial para casa”
-¿Cuáles son las piezas más especiales para ti?
-Hay muchas: unas lámparas-escultura de Gabriela Crespi que me regaló mi padre; los azulejos del XVII que compré en uno de mis anticuarios preferidos, Berenis; la escultura de Fernando Oriol que me regaló doña Pilar cuando les organicé una cena sorpresa a mis padres por sus bodas de oro; el enorme porteador de la entrada, que está sobre una mesa de Mercedes Urquijo que es una pieza única regalo de mi madre…
-¿De qué disfrutáis más aquí?
-De todo; es una casa donde cada uno de nosotros encontramos nuestro espacio. Yo personalmente estoy especialmente enamorada de la terraza, donde desayunamos y almorzamos protegidos por la glicinia, que va cambiando según la época de año…
Sus claves deco