Hay en Estados Unidos, un país sin monarquía pero con su propia aristocracia, una expresión que define a un cierto tipo de chicas formadas en las Universidades de la liga Ivy, cuyas familias poseen fortunas que superan las ocho cifras y que han crecido en el mejor barrio de Nueva York, el Upper East Side: son las llamadas “princesas de Park Avenue”. Es el caso de Lisa Halaby, por todos conocida como Noor de Jordania .
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Noor fue al mismo colegio que Jackie Kennedy y se licenció en arquitectura en la Universidad de Princeton
Aunque nació en Washington, encaja perfectamente en la definición de la alta sociedad neoyorquina: hija de Najeeb Elias Halaby, de origen sirio y director ejecutivo de la Pan Am, y de su primera esposa, Doris Carlquist, Lisa estudió en Manhattan y se licenció en Arquitectura y Urbanismo en la prestigiosa Universidad de Princeton.
A los 26 años, dejó de ser princesa figurada y se convirtió en mucho más: en la Reina Noor de Jordania, cuarta esposa del Rey Hussein, una de las figuras más influyentes del mundo árabe en el siglo XX. Un giro inesperado en su vida que comenzó durante un viaje a Irán junto a su padre: una adivina le leyó los posos de café y le dijo que se casaría con alguien de la aristocracia árabe. La profecía se cumplió con creces. En 1976 viajó a Jordania acompañando de nuevo a su progenitor y en el aeropuerto conoció al Rey Hussein, que, al verla aparecer detrás del objetivo de una cámara de fotos, la invitó ese mismo día a almorzar en palacio.
Ella y Hussein tuvieron cuatro hijos: las princesas Raiyah e Iman y los príncipes Hamzah y Hamshi. Noor se convirtió en madrastra de los ocho hijos que el rey ya tenía
Estuvo dos años cortejándola, durante los cuales veían juntos películas de John Wayne en palacio y el Rey le tarareaba la canción de Abba Dame una oportunidad. Ella se la dio. Su amor superó todas las barreras imaginables entre una mujer que creció con los códigos occidentales a pesar de sus orígenes sirios, estudió en la escuela Chapin, la misma que Jackie Kennedy, y vivió los avances de la liberación femenina en primera persona.
Noor (que significa ‘luz’) y Hussein se casaron en 1978 según la tradición árabe: la ceremonia duró solo cinco minutos. La novia llevaba puesta la tiara Fringe de diamantes que le regaló el novio. Ella se adaptó con relativa facilidad a su nueva situación y fueron felices padres de cuatro hijos: las princesas Raiyah e Iman y los príncipes Hamzah y Hamshi. Aunque Noor dejó su vida aparcada en Estados Unidos y se dedicó en cuerpo y alma a ser consorte, nunca olvidó sus propias inquietudes. Tras la muerte de Hussein, en 1999, cedió el paso a Rania, aunque no perdió el título de Reina.
Vive a caballo entre Londres, Jordania y Washington, donde ejerce su labor filántropa
Amiga íntima de la Reina Sofía, tiene una relación especial con la Familia Real Española y habla un poco de español. Vive a caballo entre Londres, Jordania y Washington quizá con el dolor de que no se ha cumplido la última voluntad de Hussein: el Rey quería que después de Abdalá (hijo mayor de su segunda esposa), fuera Hamzah, hijo de Noor, el siguiente monarca. Pocos meses después de la boda entre Rania y el nuevo Rey Abdalá, una vez que se sintió consolidado y querido por el pueblo, el joven Rey cambió la línea sucesoria de forma inesperada y nombró heredero a su propio hijo.
Su rutina de belleza incluye ejercicio diario y fue la primera reina árabe que vistió un Yves Saint Laurent en Jordania
A partir de ahí, las relaciones entre Abdalá, Rania y Noor se tensaron y a ellas no se las ha vuelto a ver en público juntas después de la boda de Hamzah. Aunque Noor siempre apostó por llevarse bien con toda la extensísima familia de su marido, dos exesposas y ocho hijos, ella misma reconoció en su autobiografía, Memorias de una vida inesperada, que aunque intentó una convivencia cordial con las otras esposas de Hussein, no lo consiguió.
Tiene una excelente relación de amistad con la Reina Sofía y con la Familia Real española y habla un poco de español
Fue la primera Reina árabe que vistió un Yves Saint Laurent en Jordania y ahora vive una vida discreta, cuya rutina de belleza incluye ejercicio diario, cuida las flores de los jardines de sus casas de Londres y Washington y preside varios patronatos y fundaciones y ejerce una gran labor filantrópica y a favor del entendimiento entre culturas. Además, es presidenta de los Colegios del Mundo Unido. En uno de sus centros, situado en Gales, acaba de comenzar sus estudios la princesa Leonor.